Pedrito Calvo el autor de El negro no tiene ná
Pedrito Calvo es uno de los intérpretes más prolíficos del pentagrama musical popular en Cuba. Dotado de una voz suigéneris, es quizás el único exponente de seis generaciones de soneros cubanos que aún se mantiene en la preferencia de los bailadores; incluso ha dejado su impronta en el difícil género del bolero, el feeling y el jazz con un timbre melódico que nos recuerda el spiritual de las voces negras de Nueva Orleans cuando escuchamos, por ejemplo, el antológico tema Marilú del maestro Juan Formell.
El periódico Tribuna de La Habana ha conversado con este hombre-espectáculo, sencillo y genuinamente cubano, para conocer qué hace durante este tiempo de silencio en la programación de los conciertos públicos.
“Como otros intérpretes trabajo en la casa y aprovecho para centrarme en una mayor dedicación de tiempo a la familia, contactos limitados de creación con amigos para la preparación de nuevos temas, algunos de los cuales saldrán pronto. Por el momento, también estamos grabando canciones con esa forma de abordar el humor, la sátira, que identifica a la gente con situaciones vividas en el entorno popular”.
¿Cómo selecciona sus canciones?
—Las letras de mis canciones y las que interpreto siempre tienen como condimento la sátira y el humor: He aprendido a decir cosas con doble sentido, aunque sin caer en la chabacanería. Me siento satisfecho de escuchar que les gusta a los niños, a los jóvenes y los adultos. Pienso en cómo lo hicieron otros como Ñico Saquito, Faustino Oramas (el Guayabero) … Por ejemplo, compuse El negro no tiene ná, por una mujer y el público lo tomó como una cuestión de jocosidad popular.
“Tengo una formación autodidacta. Hoy, la mayoría de los jóvenes músicos cubanos, estudian y egresan hoy de las escuelas de arte de todo el país, con una formación académica de alto nivel si les comparamos con cualquier escuela de su tipo en el mundo.
“En mi tiempo era muy difícil, aunque en Guanabacoa (donde vivió) había dos escuelas de música y buenos profesores. Pero nuestra realidad está definida por el espacio que se abrió a partir de enero de 1959. De lo contrario no hubiera tanta cantera de músicos, artistas visuales, teatro, cine, televisión e intelectuales en nuestro país. Viví en Santa Fe, donde existían muchas vitrolas y esos temas populares de la época se me grabaron en la mente y nunca lo he olvidado.
“Estas cosas que digo las puedo constatar en la preparación cultural de los muchachos que me invitan a grabar nuevos discos. Muchos, en su niñez, adolescencia y juventud, bailaron conmigo.
“Hoy disfruto verlos porque son buenos músicos y artistas. Vale la pena que la juventud se pegue a nosotros y busque nuevas sonoridades a partir del camino andado en nuestras experiencias. Siento un enorme orgullo como padre y músico por mi hijo Pedrito Calvo Jr, quien se encuentra realizando un exitoso trabajo con su orquesta en Europa.
“Me recuerda cuando tuve el privilegio de cantar en el mismo escenario en el que se presentaba Benny Moré. Estaba con la orquesta de mi padre Pedro Calvo. Recuerdo que dijo: ‘Hijo, mira cómo afina’. Se trataba del más grande intérprete de la música popular cubana y latina contemporánea. Siempre hay que hablar de estas cosas valederas, omitirlas sería una ignorancia.
“Músicos como David Blanco me catalogan como el Big Jazz de Cuba. Sin embargo, en lo personal, defiendo que mi fuerte es la canción romántica y la picaresca. Lo aprendí de mi madre Antonia Rojas. Considero que se debe incursionar en lo que pueda, incluso la música campesina que tanto me gusta y tengo para poder hacer. Quien canta y se siente con valor lo puede hacer… Nunca digas que no”.