Notable pedagoga y gestora cultural cubana del siglo XX. La relevancia de su trabajo como latinista en la Universidad de La Habana le valió el sobrenombre de Magistra. Acreedora de la Orden “José Martí” de la República de Cuba.
Vicentina Antuña nació en 22 de enero de 1909 en Güines, población de la entonces provincia de La Habana.
En la década de los años veinte hizo su ingreso a la Universidad de La Habana. Alcanzó su doctorado en la Escuela de Filosofía y Letras y también en la escuela de Pedagogía. Desde abril de 1934 fue profesora de lengua y literatura latinas.
Siguió cursos de latín en la Columbia University (Nueva York, 1936), de literatura latina en la Universidad de Roma (1956) y de arte greco- romano en el Instituto Dante Alighieri de Roma (1956).
Desde muy joven estuvo vinculada a la actividad educacional y política. Aunque la Universidad Popular José Martí fue clausurada por Gerardo Machado en 1927, revivió en el Sindicato de la Madera, siguiendo la iniciativa que había dejado sentada Julio Antonio Mella. Vicentina Antuña fue directora técnica y disertante de varios cursos de la Universidad Popular en el citado sindicato entre 1936 y 1939.
En la huelga general de marzo de 1935, donde los educadores tuvieron una activa participación, Vicentina Antuña se convirtió en una agitadora profesional, lo que la vinculó al enfrentamiento contra la dictadura de Fulgencio Batista. De igual modo, acompañó al líder estudiantil Ramiro Valdés Daussá en la lucha contra el “bonchismo” universitario. En su trayectoria política se destacó su posición de aliada firme del Ala Izquierda Estudiantil.
Desde 1948 fue fundadora y Secretaria del Movimiento por la Paz Mundial.
Vicentina Antuña fue defensora de los asaltantes del Moncada y resuelta partidaria de la gesta guerrillera de la Sierra Maestra. Fue dirigente de una célula del Movimiento Cívico de Resistencia frente a la dictadura.
Se integró al movimiento feminista cubano a partir de 1934. Tomó parte en el Congreso Nacional Femenino, La Habana, 1939. Trabajó durante veinticinco años en la directiva del Lyceum, la asociación puntera en la lucha por los derechos de la mujer, una institución orientada hacia la superación cultural femenina. Vicentina sostenía que era necesario capacitar a la mujer, realizar una ardua labor de educación para acabar con todos los prejuicios heredados de la vida colonial y de las primeras etapas de la República. Entendía que no bastaba con educar solo a la mujer, sino que era preciso también incluir en esa educación a los hombres. Fue miembro del consejo de redacción de la Revista Lyceum. Participó, además, en otros movimientos femeninos como la Asociación Pro-Enseñanza Popular de la Mujer.
Los cuarenta y cinco años de ininterrumpida labor docente en la Universidad de La Habana los dedicó a su trabajo de profesora de Lengua y Literatura Latina y de Civilización Romana. Su prestigio profesional le permitió llegar a ser fundadora y directora de la Escuela de Letras y de Arte (1962-1971) y, desde 1962, jefa de su Departamento de Letras Clásicas, hoy Cátedra de Filología y Tradición Clásicas. Fue miembro del Consejo Científico de la Universidad de La Habana. Se le reconoce haber sido introductora de nuevas metodologías para la enseñanza de las lenguas clásicas. Publicó conferencias y artículos en Cuadernos de la Universidad del Aire, Universidad de La Habana y Prometeo.
Fue directora de cultura del Ministerio de Educación (1959-1961) y presidenta del Consejo Nacional de Cultura (1961-1963).
Participó en los congresos por el latín vivo, en Avignon, 1956 y en Roma, 1966, y en la Conferencia General de la UNESCO, en París, en 1960 y 1962. De su obra, cabe destacar el discurso pronunciado en el I Congreso Nacional de Cultura, que se produjo en La Habana, en 1962.
Desde 1975 fue presidenta de la Comisión Nacional Cubana de la UNESCO, organismo que realiza funciones de enlace entre la organización internacional y los organismos nacionales, propicia la participación de Cuba en algunos de sus programas, a la vez que el país recibe ayuda de esta organización por medio de sus expertos, materiales y equipos.
Fue también presidenta de la Subcomisión de Español del Instituto Central de Ciencias Pedagógicas, miembro del Consejo Técnico Asesor del Ministerio de Educación, miembro de la Comisión de Literatura del Ministerio de Cultura y miembro de la Sub-Comisión de Pedagogía de la Comisión Nacional de Grados Científicos.
En su vida profesional recibió numerosas distinciones, condecoraciones y homenajes: en 1975 obtuvo la Orden de Héroe Nacional del Trabajo de la República de Cuba, por su destacada labor en la educación cubana.
Vicentina Antuña fue investida con la categoría especial de Profesor de Mérito, el más alto galardón que confieren las universidades cubanas a sus profesores en atención a sus méritos académicos, en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, el 23 de enero de 1979.
En el mes de enero de 1989 recibió el Homenaje del Ministerio de Educación en ocasión de sus ochenta años de edad y sus cincuenta y cinco de labor docente. En noviembre de este último año le fue impuesta la Orden “José Martí”, la más alta de las que otorga el país. En las palabras de elogio, Carlos Rafael Rodríguez dijo que Vicentina Antuña era una de las mujeres más descollantes de nuestra historia republicana, una intelectual cuyo pensamiento se expresaba a través de su magisterio ejemplar en la Universidad de La Habana.
Murió en la ciudad de La Habana, el 8 de enero de 1992, a los 83 años de edad.
Fuente: EN Caribe.org