Periodista y escritora cubana, conocida como «La cubanita que nació con el siglo», según se autocalificó en sus memorias. Sobresalió como cronista de afilado humor, y como autora de literatura para niños.
Nació en La Habana, de un matrimonio cubano de la más alta burguesía, el de Domingo Méndez Capote y María Chaple y Suárez. Su familia era de tradición patriótica, y su padre fue vicepresidente de la República de Cuba en Armas durante la Guerra de Independencia.
Realizó los estudios de primera y segunda enseñanza en su hogar, con institutrices inglesas y francesas. Aprendió idiomas francés, italiano e inglés. Estudió música, pintura y ballet español, y practicaba deportes como natación, remo, equitación y tenis. En abril de 1917 publicó su primer artículo, «El primer baile», en la revista de antiguos alumnos del colegio La Salle. En 1918 creó y dirigió, junto a su hermana Sara, la revista Artes y Letras. Fue profesora de francés en el colegio La Luz.
Junto a la periodista Berta Arocena fundó la organización femenina Lyceum y Lawn Tennis Club de La Habana, que se propuso impulsar el desarrollo cultural y social. No obstante, fue expulsada más tarde de su membresía por defender el derecho de las mujeres negras a integrar la institución.
Asimismo, laboró como directora de Bellas Artes en la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, entre 1933 y 1934. En ese último año ascendió a jefa de la Sección de Cultura General en la Dirección de Cultura. En 1928 visitó España, gracias a su actividad en la prestigiosa Sociedad Hispano-Cubana de Cultura.
Desde joven defendió los ideales socialistas y mantuvo una activa vida política.
En 1934 el gobierno de los Cien Días le confió el consulado de Cuba en París. El 8 de septiembre de 1934, antes de tomar posesión de ese cargo diplomático, marchó a Nueva York en el ferry Morro Castle, que se incendió durante el trayecto. Renée sobrevivió al siniestro, pero se le acusó injustamente de haberlo provocado, debido a su radical trayectoria política.
Participó en la huelga de marzo de 1935, por lo cual fue encarcelada en varias ocasiones y privada de su empleo. En 1940 comenzó a trabajar en el Ministerio de Educación, donde desempeñó hasta 1959 diferentes cargos de responsabilidad. Entre 1943 y 1946 fue autora radial en la emisora CMZ. Continuó su activismo en la izquierda, participando en el movimiento de resistencia clandestina contra el gobierno de facto de Fulgencio Batista, de 1952 a 1958.
Después del triunfo de la Revolución de 1959 trabajó en la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí -entre 1960 y 1964-, y fungió como directora de la revista de esa institución durante 1963 y 1964. Al frente de la revista, asumió la traducción del inglés de documentos inéditos sobre la toma de La Habana por los ingleses, ocurrida en 1762.
En 1965 integró la delegación de la Unión de Escritores y Artistas Cubanos (UNEAC) que participó en las actividades de la Primera Semana de la Cultura Cubana, en Moscú. Colaboró en calidad de escritora y periodista en diversas publicaciones, como Diario de la Marina, El País, Grafos, Social, Bohemia, Mañana, El Mundo,La Gaceta de Cuba, Unión, Verde Olivo, Mujeres, Revolución y Cultura, Cine Cubano, Actas del Folklore, Correo Musical y Surco. Laboró como redactora en el diario Juventud Rebelde y la revista Pionero.
Fue una autora prolífica, trasgresora de las fronteras entre los géneros del testimonio, las memorias y las historias de vida. Publicó numerosos libros; entre ellos, ensayos y novelas. En su obra se destacan los títulos en los cuales narró las memorias de la época que vivió y protagonizó. Así, dio a la luz una saga de la primera república a través de sus recuerdos, relatados en varios libros, el primero –y más descollante- de los cuales fue Una cubanita que nació con el siglo, aparecido en 1963.
Renée Méndez Capote contribuyó a revelar, de forma punzante, alegre y poética, las costumbres y características de la sociedad cubana y a sus más destacadas figuras. Conoció y cultivó amistad con personalidades de la talla de Ernesto Lecuona, José Antonio Ramos, Fernando Ortiz, Emilio Roig de Leuchsenring, Luis Felipe Rodríguez, Antonio Guiteras Holmes y Alejo Carpentier. Narró anécdotas sobre la patriota puertorriqueña Lola Rodríguez de Tió, la mambisa cubana América Arias, la pianista Luisa Chartrand, el poeta Juan Marinello, el pedagogo Enrique José Varona y la bailarina rusa Ana Pavlova.
A partir de 1964 y hasta 1966, se vinculó a la Editora Nacional de Cuba, en su Editora Juvenil, para la que tradujo y adaptó, en 1965, Ivanhoe, de Walter Scoot, y, en 1966, El último de los mohicanos, de James Fenimore Cooper. Desde 1974 perteneció al grupo permanente de asesores de literatura para niños y jóvenes del Ministerio de Educación.
En 1985 recibió el premio La Rosa Blanca, otorgado por la UNEAC, en su primera edición. Su labor política e intelectual se reconoció con la Orden por la Cultura Nacional, la Distinción Alejo Carpentier, la Orden Félix Varela, la Orden José Joaquín Palma -por ser colaboradora destacada de la prensa-, la Orden 20 Aniversario de Gente Nueva y la Réplica del Machete de Máximo Gómez. Viajó por México, Francia, Suiza, Holanda, Bélgica, Alemania, Austria y Hungría.
Su obra ha sido traducida al polaco, al búlgaro, al ruso y al húngaro. Usó los seudónimos de Suzanne, Berenguelae Io-san.
Murió en La Habana el 14 de mayo de 1989.