José Francisco Martí Zayas Bazán

José Francisco Martí Zayas Bazán
Ismaelillo, Pepito,
Nacimiento:  
22
/
11
/
1878
Fallecimiento:  
23
/
10
/
1945

Hijo de José Martí, un hombre digno

Los cubanos tenemos que ver a José Martí como ese ser humano que fue, revolucionario y padre, que amó a su Patria y a su hijo con gran cariño, a él dedicó páginas hermosas de amor y ternura, por eso su hijo fue un digno seguidor de su ejemplo, pues fue capaz de sacrificarse por el bien de su Patria, la que su padre le enseñó a amar, respetar y venerar. Aunque José Francisco no fue criado en un hogar familiar estable y patriótico los valores de su padre fueron seguidos por él, lo que se demuestra en las acciones que realiza en toda su vida.
“No se trata de cambiar hombres, sino ideas y procedimientos, necesitamos que una nueva conciencia ciudadana renazca dentro de nuestra República purificada de los viejos errores, y que surja como una patria regenerada en que todos los ciudadanos ejerciten sus derechos y cumplan sus deberes en condiciones de absoluta igualdad…” Expresó José Francisco Martí Zayas Bazán, idea que demuestra su pensar con la Cuba republicana en la que vivió el mayor tiempo de su vida.

“Si alguien te dice que estas páginas se parecen a otras páginas, diles que te amo demasiado para profanarte así”, este pensamiento se lo dedica José Martí a su amado hijo José Francisco Martí Zayas Bazán, en el que se demuestra lo que significaba para él su hijo, que éste era algo especial, único, hijo venerado y querido por sobre todas las cosas. A él dedicó un libro de poemas que tituló “Ismaelillo”
.
Aunque no fue un gran político, si fue un militar honesto, tuvo el mérito de luchar por la libertad de su Patria, actuando como un hombre digno y respetable.

Nace el 22 de noviembre de 1878, en Cuba en el hogar que compartía el matrimonio de José Julián Martí Pérez con su esposa, la linda camagüeyana, Carmen Zayas Bazán, habían contraído nupcias el 20 de diciembre de 1877 en el Sagrario de la Catedral de Ciudad México. Compartían un hogar en una modesta vivienda en la calle Tulipán nº 32 en la barriada del Cerro. Él trabaja en un bufete, en la casa de Nicolás Azcárate, era un hogar pobre pero feliz, al nacer su hijo se mudan para unos altos de la calle Industria 115 en casa propia.

En septiembre de 1879 Martí es forzado a salir de nuevo de Cuba hacia el exilio, esta es la primera separación de su esposa y su amado hijo que solo tiene diez meses de nacido, Carmen no podía entender el gran sacrificio de su esposo al separarse de las personas que más amaba.

En 1880 llega José Martí a Nueva York, desde el primer momento inicia la preparación de la nueva etapa de lucha por la patria, sus múltiples tareas no le impiden tratar de arreglar su hogar por lo que le pide a su esposa que viaje a Nueva York con su hijo, esta llega el 3 de marzo de 1880. De este encuentro queda evidencia de la impresión que causó el niño a su padre cuando le escribe a Manuel Mercado: “No tiene esa prematurez portentosa que hacen las delicias de los padres vulgares…. Tiene ojos profundos y frente ancha. Pero es blando y sencillo como a sus meses toca”.

La felicidad del hogar dura muy poco tiempo pues su esposa no comprende la abnegación de su esposo por su Patria, no entiende de pobrezas y estrecheces, quiere que él se dedique solo a ella y a su hijo, pero él ya tiene un deber mayor y se dedica casi por entero a ello. Carmen vuelve con su hijo a Cuba el 21 de octubre de 1880 y Martí parte hacia Venezuela.

Allí escribe un libro dedicado a su hijo en el año 1881 lo titula “Ismaelillo” en él están escritas hermosas páginas de amor y veneración: "Hijo espantado de todo me refugio en ti". Martí llama a su hijo: "mi reyecillo", "mi dueño" "mi despensero". Martí lo que intenta es establecer una nueva relación con la infancia. Tiene siempre presente a su nene, el revolucionario que viaja de un lado a otro de América buscado apoyo para la causa independentista, Martí dice que el libro “es un juguete, como para mi hijo”, añadiendo en sus notas más íntimas: “ya que nos quedamos por ahora con las ganas de ver a Pepito, es menester que venga Ismaelillo”.

Jamás un niño recibió tan valioso presente de un padre poeta. Luego ambos fueron desgraciados, porque el niño se educa en Camagüey en el hogar españolizante de su abuelo y aunque la madre lo amaba entrañablemente no pudo impedir que su tía loca intentara degollar un día al niño por ser hijo de Martí. Esta impronta se grabará en el alma sensible del muchacho, que solo anhelaba el reencuentro con los brazos paternos.

Para los niños escribe, José Martí, la revista “La Edad de oro” en ella refleja sus sentimientos por la educación de los pequeños, quizás sienta la necesidad de reflejar sus ideas de amor por los niños, pues no pudo educar al suyo propio. Una idea del hijo ausente lo refleja cuando dice:” Hijo soy de mi hijo, él me rehace”.

El pequeño José Francisco volverá a estar junto a su padre en otras dos ocasiones, siempre en la ciudad de Nueva York: la segunda desde diciembre de 1882 hasta marzo de 1885. La tercera y última, desde el 30 de junio de 1891 al 27 de agosto del mismo año. El denominador común de esas visitas son: los esfuerzos de Martí para agasajar a su esposa y al niño; y la incomprensión e inaceptación de su vida misional, por parte de Carmen.

El segundo encuentro de la familia es el más largo pero también se trunca. La felicidad que goza Martí toca a su fin, se deshace el hogar, la esposa se va y lleva consigo al hijo. Cuando este regresa al nido vacío ya está anhelando que vuelva y en sus sueños para el príncipe enano le dice” Ya me veo jugando contigo. Y para hacerte aprender con gozo, ya te hago un bonetillo de maestro, y te monto espejuelos en tu risueña nariz y te siento en altísima silla para que te acostumbres hacer en lo alto.”

Del último encuentro, José Francisco conservaría inolvidables recuerdos de su padre, diciéndole sus versos y hablando de sentimientos nobles, es un joven espigado y vigoroso de 13 años de edad. Carmen trata de reorganizar el hogar desecho pero ella no entiende que para su esposo está primero sus deberes con la Patria y la organización de la lucha por la libertad, estas actividades ocupan casi todo su tiempo, no se puede dedicar entonces a complacer a su esposa en todos los deberes del hogar y en horas de reposo para con ella y su hijo, esto hace que decida partir de nuevo hacia Cuba.

Los sentimientos de José Martí y su dedicación a su hijo se pueden observar en varias ideas expresadas por él a sus amigos ejemplo de ello son:
En carta a Charles A. Dana en 1882 le dice:”…mi hijo es mi sueño” y refiriéndose al libro que escribió para él expresa: “…es la novela de mis amores con mi hijo”.8
En carta a Agustín Aveledo en 1882 le escribe hablando sobre este mismo tema: “Yo no vendo este libro: es cosa del alma (…) pensando en mi hijo se me llena el pecho de jazmines.” 9. En estas frases se puede apreciar lo que significaba para él su hijo ausente, se aprecia su nostalgia y añoranza.

En otros momentos de su vida también expresa lo que para él era ese pedazo de su alma. En 1892 en el periódico Patria escribió: “Un hijo es el mayor premio que un hombre puede recibir sobre la tierra” 10 y “Un hijo es el corazón”. En otro instante escribió: “¿Qué importan todas las serpientes de este mundo si se tiene un rincón de paredes blancas y una mano pura que apretar, cuando todo cesa, en el silencio.” La ausencia de su amado Pepito siempre llenaron de nostalgia sus días lo que no impidió que se dedicara en cuerpo y alma a preparar la guerra y unir a los cubanos.

En carta a su hijo el 1 de abril de 1895 desde Montecristi República Dominicana le dice:
“Hijo: Esta noche salgo para Cuba: salgo sin ti, cuando debieras estar a mi lado. Al salir, pienso en ti. Si desaparezco en el camino, recibirás con esta carta la leontina que usó en vida tu padre. Adiós. Se justo. “

Esta es la última carta reconocida escrita por el padre a su hijo en ella va un mensaje de honradez y de nostalgia por la ausencia y que manifiesta las incomprensiones del matrimonio, estas fueron las que llevaron a la separación definitiva de la familia. El hijo fue educado en Camaguey en la casa rica de los abuelos paternos y después de las tías de Carmen, no recibió en su infancia y adolescencia el ideal de su padre que era muy mal mirado por la mayoría de la familia de abolengo de los Zayas Bazán.

Cuando Martí muere el príncipe enano era un adolescente alto y espigado de diecisiete años encomendado al Dr. Coroalles para matricularse en la universidad de Troy, en los Estados Unidos adonde había viajado nuevamente con su madre.

En carta a Gonzalo de Quesada del 4 de junio de 1895 le expresa José Francisco lo que él siente cuando se entera de la muerte de su padre “Querido amigo: es verdad que mi padre ha muerto (…) mi amor de hijo se resiste a creerlo (…) mi pensamiento no puede apartarse de ese dolor. Tengo 16 años pero las energías todas de mi alma están despiertas para llorar a mi padre como hijo y como cubano.”

En esta carta queda demostrado el ideal de José Francisco de viajar a Cuba y seguir el camino de la gloria y de la honra, prefería morir allí en la manigua al lado de los que estuvieron con su padre en los momentos difíciles del campo insurgente.

En carta a Manuel Mercado el 12 de octubre de 1896 Carmen Zayas Bazán le dice: “Pepe hace un año que lucha entre los deseos de irse a la guerra y el dolor en que quedaré yo sumida (…) aquí pensé hacerlo un ingeniero (…) he querido con mis lágrimas que mi hijo olvidara su deseo (…) pero me he convencido que no ha olvidado su ideal…” .

Por esta líneas se puede apreciar la resolución del hijo del Apóstol de seguir el ejemplo de su padre, no es contenido ni por el llanto de su madre, ni por las súplicas de los personajes del Partido Revolucionario Cubano que pretenden hacerle ver la ventajas de quedarse en los Estados Unidos para que se labre con su carrera un porvenir.

Pepito escapa de la cariñosa vigilancia del Dr. Coroalles y se presenta en la casa del Dr. Raimundo Menocal quien comprende su justa decisión y le facilita pueda embarcar en la primera expedición rumbo a Cuba. Se embarca para Cuba. La expedición llega hasta Oriente. Por circunstancias de la propia guerra no pudo encontrarse con el generalísimo Máximo Gómez a quien su madre lo había recomendado, se une a las tropas del lugarteniente General Calixto García Iñiguez, como simple soldado, el Marqués de Santa Lucía quería adjuntarlo al Consejo de Gobierno de la República de Cuba en Armas.

El muchacho recibió también el caballo, Baconao, que había montado su padre el día aciago de su muerte. Pepito empieza a servir como soldado raso, hasta que servicios iniciales le valen al ascenso de subteniente, el 22 de abril de 1897, que firma Calixto García en Flores de Holguín.

Cuatro meses después, las tropas cubanas sitian Tunas de Bayamo y con ella va Pepito, el que se hallaba bajo las órdenes del capitán Portuondo. Bajo una lluvia de balas ambos avanzan y cae Portuondo muerto. Entonces Pepe se hace cargo del arma y apuntando al polvorín español dispara logrando que volase por los aires.

Este hecho militar le vale el ascenso a Teniente, el 30 de agosto de 1897, con esta nota de puño y letra del general Calixto García: “Por su heroico comportamiento sirviendo en el cañón, en la toma de la ciudad Tunas de Bayamo”

Pepito termina la guerra como Capitán, firmado el 10 de febrero de 1899, reconociéndole la antigüedad en el cargo desde el 18 de agosto de 1898. Es licenciado del Ejército Libertador el 24 de agosto de 1898.

Durante los dos primeros años de la Intervención Norteamericana, ninguno de los supuestos amigos de Martí se acordaron de su hijo, lo ignoraron y el joven licenciado del Ejército Libertador, sin recursos para vivir obtuvo un modesto y mal retribuido empleo en la aduana de La Habana, que no le permitía cubrir sus gastos y continuar su carrera de derecho que solo cursa hasta en 2do año. En el año 1902, en los primeros meses trabaja en la biblioteca nacional para poder mantenerse y mantener a su madre que vive con él.

En vísperas del cambio de poderes Gonzalo de Quesada le propone un cargo en la Ayudantía del Ejército, por lo que el día 20 de mayo día de la instauración republicaba José Francisco Martí Zayas Bazán mandaba un regimiento de caballería. Fue designado Jefe del Estado Mayor del ejército y Jefe Interino del mismo durante el gobierno de José Miguel Gómez.

Por su laboriosidad y honradez va ascendiendo hasta alcanzar el grado de Mayor general, retirándose para aceptar el cargo de Secretario de Guerra y Marina en el gobierno de Mario García Menocal. Renunció poco después.

Fue miembro de las Fuerzas Armadas de la República durante 19 años, no se inmiscuyó en las luchas políticas, pero fue digno y justo, principios que inculcó a sus subalternos.

En 1921 comienza a salir de Cuba hacia los Estados Unidos pues es aquejado por una enfermedad pulmonar y los médicos le recomiendan otros climas.

El Liceo Artístico de Guanabacoa lo nombra Asociado Facultativo, el 16 de junio de 1939 como digno homenaje a su ilustre padre que también había tenido este nombramiento.

En 1916 con 37 años contrae matrimonio con María Teresa Bances, bellísima joven de esmerada educación con la que estuvo felizmente casado durante 29 años, hasta su fallecimiento el 23 de octubre de 1945, de un enfisema pulmonar. No tuvo descendencia pues no pudo procrear un hijo.

Indudablemente José Francisco Zayas Bazán fue un hombre digno, honrado y trabajador, no fue un eminente político pero si fue capaz de estar siempre al lado de la justicia, de los más humildes y del deber con la Patria, representando así el más puro pensamiento de su padre, esto se demuestra en palabras escritas por él en carta a Ramón Vasconselos, en mayo de 1927, refiriéndose al estado de su Patria “… tenemos que desarraigar tanta podredumbre, tanta audacia, tanto desprecio por nuestro pueblo… creo haber sabido llevar con el decoro y el respeto que exige ese nombre que pesa tanto, Martí.”

El ideario martiano contiene profundos valores éticos, aunque su hijo no fue criado en un hogar familiar estable y patriótico estos valores de su padre fueron seguidos por el hijo, lo que se demuestra en las acciones que realiza en toda su vida.

El hijo del gran hombre, probablemente sintió esa tragedia de ser el hijo del genio político más extraordinario de América. La historia ha sido omisa en algunos casos e injusta en alta medida.