Roberto Nápoles Castillo

Roberto Nápoles Castillo
Rey del Contrabajo, El Contrabajo que baila, Azabache
Nacimiento:  
29
/
4
/
1911
Fallecimiento:  
2
/
1
/
2011

Nápoles quien a sus 99 años de edad era considerado el músico más longevo de Cuba, el llamado Rey del Contrabajo, falleció cuando le faltaban sólo cuatro meses para cumplir los 100 años.

El hombre de orquestas y grupos renombrados, promotor nato de la música popular cubana o como muchos lo conocieron "El Contrabajo que Baila" por su forma característica de tocarlo, dijo adiós definitivamente el 2 de enero de 2011 en Santiago de Cuba.

Nápoles Castillo, el "Rey del Contrabajo", cumpliría 100 años el venidero 29 de abril y casi hasta el final fue el músico activo más longevo del país, y quizás del mundo, según lo afirmaba el Instituto Cubano de la Música.

El célebre artista santiaguero, además de su larga trayectoria musical, despertaba la admiración de todos porque con casi un siglo sobre sus hombros, cargaba aún su contrabajo y lo ponía a bailar con él durante sus incursiones con la Estudiantina Invasora, última de las agrupaciones en la que militó y de la que fue integrante de honor por derecho propio.

Nápoles no solo era admirable por la constancia como instrumentista y por ejecutoria artística, sino también por el carácter ejemplar y comunicativo con el que fascinó a medio mundo, y en especial a sus vecinos, en la avenida René Ramos Latour en el santiaguero barrio de Los Hoyos.

Ya a los 10 años el muchacho de Los Hoyos integraba una comparsa infantil en el mundialmente famoso Carnaval Santiaguero como tocador del tambor bocú. Dos años después es el timbalero en una Orquesta Estudiantina de la época, reconoció la musicóloga Maritza Puig Macías.

Así se inició Nápoles en el camino en el arte del que más nunca se apartó hasta el momento definitivo, hasta convertirse en figura imprescindible de la música tradicional en Santiago de Cuba donde en 1923, con solo 12 años, organiza el Sexteto Tropical, grupo que dirige y en el que canta acompañado de su guitarra.

Cuatro años después, junto con otros entusiastas como él, funda la aún activa Orquesta Estudiantina Invasora, y en 1931 su voz adorna la sonoridad de la reconocida Orquesta de Mariano Mercerón, con la que realiza su primera gira nacional por Cuba y actúa en el Teatro Nacional, en La Habana.

En Santiago de Cuba, junto con el inolvidable Electo Rosell "Chepín", es uno de los creadores de la eternamente popular Orquesta de Chepín-Chovén.

Según relató Nápoles, es el propio Chepín, músico de categoría superior, quien le sugiere asumir la responsabilidad del contrabajo, instrumento que aprendió hasta dominarlo a su antojo y junto con los conocimientos que adquiere en el solfeo, brilla además como vocalista y tocador de bajo. Así también, durante su larga carrera profesional, su técnica ejecutoria le permitió ayudar a otras agrupaciones de similar formato que la Estudiantina Invasora.

Tampoco Nápoles se separa de la guitarra ni de los barrios, balcones y ventanales de Santiago de Cuba; sitios que conocen de las serenatas en las que fue uno de los protagonistas.

A la orquesta de Chepín siguió después la de Daniel Vistel y luego la Ilusión, quehacer que amplió enormemente el acervo musical de Roberto. Ese dominio le facilitó ser uno de los acompañantes más solicitados en Santiago de Cuba, de ahí que fuera escogido para trabajar con Dámaso Pérez Prado, cuando el rey del mambo visita esta ciudad.

Las aptitudes de Nápoles como músico le permiten compartir el arte con Isolina Carrillo, Blanquita Amaro, Boby Capó, Orlando Contreras, Miguel Ángel Ortiz... y cuando en 1972 el ya fallecido Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque alienta el rescate de la Chepín-Chovén , a partir de los fundadores que existieran, ahí está Roberto Nápoles Castillo, nuevamente con su contrabajo, hasta 1985, cuando jubilado, pero no retirado del pentagrama, nuevamente se incorpora en 1986 a su entrañable Estudiantina Invasora.

El músico del barrio Los Hoyos gustaba de compartir añoranzas cuando alguien lo visitaba en su hogar de la avenida René Ramos Latour. Y lógicamente nunca faltaron en esos encuentros ni la música ni las anécdotas acorde con el carácter emprendedor del contrabajista más celebre que haya tenido Santiago de Cuba. Como compositor también el arte le abrió las puertas. Muchas de sus obras sirvieron como soporte del triunfo a varias agrupaciones en décadas pretéritas y más actuales.

Siguió Nápoles aferrado a su contrabajo, a sus amistades, y a esa labor innata de trasmitir conocimientos a las nuevas generaciones de músicos, al barrio de Los Hoyos y a Santiago de Cuba, de ahí que su firma aparece en creaciones grabadas en la entonces RCA-Víctor y después en los estudios Siboney de la EGREM, en su ciudad natal.

Nápoles representó con orgullo a la música cubana en giras por países europeos, en Australia, en diversos países del continente americano. Esa labor incansable en el arte le valió que hace poco más de un año la Asamblea Municipal del Poder Popular le otorgó su más alta distinción: el Escudo de la Ciudad, reconocimiento que vino a sumarse a la Placa José María Heredia, la Medalla del Laureado, la Orden Raúl Gómez García.

Durante la velada en la que recibió el Escudo de la Ciudad y luego en infinidad de oportunidades siempre en medio de alguna celebración artística o sencillamente en la sala de su casa, Roberto Nápoles Castillo confesó que para él lo más placentero, cuando iba rumbo al siglo de existencia, eran las conversaciones con quienes cruzaban frente a su hogar y se detenían a saludarlo.

Nápoles nunca dejó de ser el mismo músico juvenil, improvisador, creativo...Por eso se convirtió en paradigma, en orgullo para Cuba y en especial para Santiago de Cuba, la ciudad de sus amores, que hoy lo despedirá a las 15:00 horas, cuando el cortejo fúnebre salga de la casa en el barrio de Los Hoyos y el Rey del Contrabajo continúe el camino que emprendió ayer hacia la eternidad.