Vivió en Holguín antes y después de la Guerra de 1895, y ejerció su profesión de farmacéutica en esta ciudad y en Gibara.
Mercedes procedía de una familia acaudalada y patriota. El padre, Faustino Sirvén Durán, era el médico de la municipalidad holguinera. En 1882 demanda del Cabildo que le pague sus salarios atrasados, esta reclamación seguiría y en 1893, el Gobierno de la Provincia se pronuncia porque le paguen su salario mensual y le amortigüen los debidos dándole cierta cantidad cada mes.
Al estallar la Guerra de 1895, el doctor Sirvén se mantuvo en la ciudad mientras pudo, ayudando siempre al campo insurrecto, hasta el 12 de diciembre cuando se incorpora al Ejército Libertador como jefe de Sanidad en la Tercera División del Segundo Cuerpo, que comandaba el Mayor General José Manuel Capote.
La familia Sirvén Pérez-Puelles, oriunda de La Habana, regresó a Cuba después del Pacto del Zanjón y se radicó en Holguín. La formaban los padres Faustino y María y tres hijos: Ricardo y Mercedita quienes habían nacido en Bucaramanga, Colombia, y Faustino en Puerto Plata, República Dominicana. Todos crecerían en Holguín. Ricardo y Mercedita se hicieron Licenciados en Farmacia, en tanto, Faustino estudió medicina, como el padre.
Mercedes Sirvén era una mujer de singular valor. Su botica revolucionaria abastecía de medicamentos y materiales de curación a diferentes hospitales de guerra, tanto fijos como ambulantes, en todo el territorio holguinero y de Las Tunas. Su hermano Ricardo era el más eficiente suministrador. Ella hacía la distribución sola, sin más compañía que su mula y su fusil.
En octubre del año 1896 Mercedita ingresa en el campo insurrecto, en la finca Palmarito de Gamboa, al sur de Las Tunas, la doctora en Farmacia Mercedes Sirvén, estableció un hospital de sangre, donde Consuelo serviría como enfermera. A finales de este mismo año se le confirieron los grados de capitana, y en 1897 es ascendida a Comandante.
Al finalizar la contienda se le nombra al frente de la farmacia del Hospital Civil de Holguín y luego ella funda su propio establecimiento en Gibara. En 1812 regresa a Holguín y queda al frente de la farmacia-droguería Sirvén. Vive en esta ciudad hasta 1944.
No tuve la gloria de nacer en ese pedazo de suelo cubano; pero me siento holguinera, por el cariño que le tengo a todos los que son; porque a Holguín debo inmerecidos afectos y honores; porque a mis correligionarios de allí, debo su designación para representar a la provincia de Oriente, en el Congreso Cubano; porque allí he vivido los mejores años de mi vida; porque para mi mayor gloria, holguineros son mis hijos y porque allí quiero que, en el panteón de mis mayores, dormir el sueño eterno de la muerte.
Poco a poco, la familia se trasladó a La Habana. La última fue Mercedes, quien muere allí el 28 de mayo de 1948.