Destacado tenor cubano, cantante con excepcionales condiciones vocales y que con más de cincuenta años de vida artística se mantiene aún en activo. Incluye en su repertorio por igual piezas operísticas de extrema dificultad y composiciones de música popular.
Nació en Agramonte, Matanzas. Desde niño comenzó a cantar en su pueblo natal, apoyado por familiares y amigos, con gran éxito desde sus inicios a tal punto que en 1947, con solo seis años de edad fue seleccionado por un grupo de entusiastas para realizar presentaciones en diferentes pueblos de Matanzas, en funciones benéficas destinadas a recaudar fondos para poder terminar la construcción del Liceo de Agramonte, que para esa época estaba a medio edificar y sin que existieran recursos para terminarlo. La gira organizada por la Logia en Agramonte fue un éxito y sin discusión la estrella del espectáculo fue el niño que con voz angelical cantaba temas como El sombrero cordobés y Granada, entre otras difíciles piezas, pero lo más importante es que se pudieron recaudar los fondos necesarios para terminar el Liceo, quedando el edificio listo para el disfrute de la población. En la actualidad este Liceo es la edificación que acoge la Casa de Cultura de la localidad.
A partir de aquella su primera gira exitosa y ante el reclamo de empresarios artísticos en las poblaciones aledañas, en los años siguientes continuó haciendo presentaciones en teatros, logias y liceos, siempre acompañado por sus padres, con gran éxito de público.
Este éxito y reconocimiento del público, en algún momento amenazó con acarrearle problemas, como en 1951, cuando en un teatro en Jagüey Grande, en el que actuaba una compañía española de variedades, presentaron al niño cantor para amenizar y abrir la tanda, en lo que comenzaba el espectáculo principal de la compañía. Al tocarle el turno al cantante principal, el público comenzó a abuchear y chiflar, reclamando por la presencia del niño Mario, terminando de mal talante la actuación de la compañía, tan molestos que al día siguiente pusieron una denuncia en el juzgado, por tener el teatro contratado a un niño para trabajar. Por suerte para todos, la acusación no prosperó.
En estas presentaciones de esa época, casi siempre el pianista acompañante era Rubén Carrasco.
En 1959, con el triunfo revolucionario Mario retorna a su vida habitual, comienza a estudiar canto. En Matanzas le habían recomendado contactar a Mariana de Gonitch, una cantante y profesora rusa radicada en La Habana, a quien se le reconocía como una de las mejores pedagogas musicales del momento.
A finales de 1959 Mario se personó en la casa de la profesora Mariana de Gonitch en la Calle Santa Emilia número 406, entre Páz y Gómez, en Santos Suarez, ella lo escuchó cantar y lo admitió como alumno suyo. Para recibir las clases debió viajar dos veces por semana desde Agramonte hasta La Habana.
Su primera presentación como alumno de Mariana fue en un programa de televisión, donde cantó acompañado por una orquesta, dirigida por Adolfo Guzmán, el 20 de julio de 1960. Exactamente un mes después se propició lo que se reconoce como su debut profesional, en el Salón de los Embajadores del Hotel Habana Hilton (hoy Habana Libre) donde Mariana había planificado una gala especial, donde ella interpretó algunas piezas de su repertorio y acompañó al piano a Mario Travieso, Martha Cardona, Ana Julia García, Esther Valdés y otros. En el público se encontraba Fidel Castro, acompañado de miembros de su gabinete, así como algunos periodistas especializados que posteriormente publicaron reseñas muy interesantes y enaltecedoras.
Cuando tenía catorce años de edad vino a La Habana con un amigo para presentarse en el programa de José Antonio Alonso La Corte Suprema del Arte. Por una equivocación en sus planes llegó un día antes de lo previsto y queriendo conocer del mundo de la televisión, fue a un programa que grababa Jose Antonio en los estudios del FOCSA. Era un programa de participación donde rifaban algunos premios y Mario Travieso fue uno de los afortunados. A la hora de recoger su premio le piden que hable ante las cámaras, cuenta que es de Agramonte en Matanzas y que está allí pues al día siguiente piensa competir en La Corte Suprema del Arte y Jose Antonio le dice que quiere escucharlo esa noche, como anticipo, por si cree que no vale la pena, no hacerle pasar una noche inútil en La Habana y evitarle la vergüenza de la campana sonando. A las once de la noche lo recibe y con el acompañamiento de Isolina Carrillo al piano, Mario canta Granada y José Antonio Alonso le felicita y le augura grandes éxitos en el concurso.
Al día siguiente se presentó a la audición y fue seleccionado ganador. Una semana después se presenta a la segunda vuelta y es seleccionado como Estrella Naciente de la CMQ y propuesto para que con esa condición comenzara una carrera en La Habana. A su regreso a Agramonte fue acogido como un héroe por su público y amigos.
Durante casi tres años se mantuvo realizando al menos una vez al mes, presentaciones televisivas en diferentes programas como “Concierto”, dirigido por Humberto Mitján, Nuestra América, Álbum de Cuba y Escriba y Lea, entre otros.
En el año 1961 Mariana le citó para lo que había sido la casa de Hornedo (actual Casa de Cultura Joseíto Fernández) en Carlos III y Castillejo, porque un grupo de personas querían oírlo cantar y valorar sus avances a fin de cuentas era una audición para valorar su ingreso a una compañía lírica que se estaba creando en ese momento y allí se encontraban Félix Guerrero, Cuca Rivero y Miguel de Grandy. Después de oírlo le proponen sumarse al proyecto, pero por vivir fuera de La Habana, Mario en ese momento no puede incorporarse y declina la oferta.
A partir de 1963, vinculado al Teatro Lírico de Matanzas y por intermedio del Consejo Provincial de Cultura, realizó semanalmente conciertos en los distintos municipios y en el Teatro Sauto, acompañado por los pianistas Rubén Gómez Pirez, Agustina Carrera, el guitarrista Idelfonso Acosta y la Orquesta Sinfónica de Matanzas dirigida por Rafael Somavilla (padre).
El 1ro de enero de 1966 pasó a formar parte del Teatro Lírico Nacional de Cuba, compañía con la que debutó en el papel de Rosillón en La viuda alegre en 1967.
Desde el mismo momento de su entrada comenzó a recibir clases de los profesores que estaban vinculados a la compañía, como el búlgaro Kiril Kratsev (canto), Roberto Garriga (arte dramático), Carlos Aztizaraín (música e iItaliano) y Enma Norka (música).
En los años en que se mantuvo vinculado al TLNC participó en varias puestas en escena, tanto Óperas como Operetas y Zarzuelas.
Obras en las que participó
Opereta La viuda alegre, de Franz Lehar, (en el rol de Rosillon en 1967).
Ópera Madame Butterfly, de Giacomo Puccini, (en los roles de Yamadori, en 1969 y Pinkerton en 1971 y 1980)
Ópera La traviata de Verdi, (en el rol de Alfredo, 1977 y 1980);
Opera Los payasos, del compositor italiano Ruggiero Leoncavallo, (en el rol de Arlequín en 1982).
Zarzuela La leyenda del beso, de Soutullo,
Zarzuela Luisa Fernanda, de Federico Moreno Torroba;
Zarzuela Cubana La esclava, de José Mauri, (en el rol de Arturo, 1979);
Zarzuela Cubana Patria de Hubert de Blanck (en el rol de Armando, en 1979 y bajo la dirección de Juan R. Amán);
Premios obtenidos
En el año 1970 fue el ganador del Primer Concurso Nacional de Canto, auspiciado por la UNEAC
En 1994 fue seleccionado Primer Gran Premio del Festival de la Primavera de PiongYang, Corea.
En el 2008 recibió el Premio de Interpretación en el Concurso Félix Guerrero, celebrado en el Teatro Amadeo Roldán.
Giras por el extranjero
En 1968 viajó a la Unión Soviética por siete meses. Se presentó en la Ópera de Odesa y en Moscú realizó varias presentaciones en el Hotel “Juventud”, acompañado en escena por el cantante Jorge Luis Pacheco y el pianista Frank Fernández, en esa época, ambos estudiantes del Conservatorio Tchaikovsky.
Viaja a la Unión Soviética de nuevo en 1982, para presentarse en Moscú.
Hace un periplo en 1994, comenzando por Corea, para participar en el Festival de la Primavera de PiongYang, (donde obtuvo el Primer Gran Premio), de allí pasó a China en una gira por varias ciudades de alrededor de dos meses de duración. Se presentó en el Festival de Shanghái y se realizó actuaciones en el Pekín Concert Hall, la más importante sala de conciertos de esa región de Asia en ese momento. Por último viajó a la Unión Soviética por un mes, realizando varias presentaciones en ese tiempo
Presentaciones en Proyectos culturales comunitarios
En múltiples ocasiones ha sido invitado a presentarse en diferentes Proyectos Culturales y peñas comunitarias en los que brinda su arte de manera desinteresada y es aplaudido por su califdad interpretativa y lo variado de su repertorio. De esa manera ha realizado presentaciones no solo en la capital sino en muchas ciudades del interior del país.
El Proyecto Cultural "Echando versos del alma", lanzado en los primeros meses de 2010 por el solista Alwin Damián y su Representante y Productor en ese momento, el Arquitecto Emilio García Tuero se desarrolla en la sede de la Sociedad Cultural José Martí como parte del trabajo comunitario que realiza esta entidad.
Concebido como una peña mensual en la sede de 17 y D, en el Vedado, trabaja para difundir los mejores valores de la tradición cultural cubana.
En cada edicion se han presentado, además de su anfitrión, otros cantantes y músicos y han disertado investigadores y especialistas sobre la relación de Martí con las artes. Uno de los invitados preferentes, por su calidad artística, por sus méritos indiscutibles como figura relevante de la cultura cubana y específicamente por haber sido profesor de canto del anfitrión Alwin Damián ha sido el tenor Mario Travieso, siendo uno de los invitados más solicitados por el público habitual del espacio.
Es poco común mantener durante más de cinco décadas una voz tan lozana como el tenor Mario Travieso, con tantos años de labor profesional en el canto, sin sumar algunos previos siendo aficionado, que lo hicieron Estrella Naciente de La Corte Suprema del Arte, todo un hito como fenómeno comunicativo en la televisión cubana.
Evidentemente, se lo permitiría la técnica y preparación artística con que hacia fines de 1959 lo apertrechó la profesora Mariana de Gonitch, manteniendo esas cualidades a lo largo de su extensa trayectoria.
Las cualidades que Mario Travieso fortaleció a través del magisterio de Mariana de Gonitch le permitirían obtener el Primer Premio del Concurso Nacional de Canto de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, UNEAC, en 1970.
Pero también el desarrollo técnico que alcanzó fue determinante para que el 1ro de enero de 1966 pudiera integrarse al Teatro Lírico Nacional de Cuba, donde debutó al año siguiente, siendo el Rosillón de La viuda alegre.
Desde su arte poética, esa que proyectara con claridad meridiana en conciertos y recitales, destacaría por un oportuno y consciente manejo de la dinámica y la expresión.
A la postre, con todo el alcance de su desarrollo profesional, bien lejos se le vería asumiendo la forma mecánica y casi instintiva con la que, quienes cantan o ejecutan un instrumento se van limitando en su expresión a esquemas como el abrir o cerrar la intensidad, que cierta percepción del mayor o menor esfuerzo físico les hace concebir así, de modo esquemático y empobrecedor.
El tenor Mario Travieso, partiendo de un apoyo firme en la colocación y en la emisión de la voz, destacaría a lo largo de su carrera por una evidente capacidad para dosificar y matizar el canto desde una concepción orgánica y sentida de la dramaturgia expresiva musical, nada impuesta.
Es así como se le escucharía entre una canción de Arthur Rubinstein y otra de Manuel María Ponce, con modo tan congruente de interpretar la música incorporándole al punto climático, cuando así cabe, una carga de suspense con un aliento que languidece.
A ese tipo de artilugio se añade la intención que siempre lo ha identificado desde una economía que -como diría él mismo- no es resultado de parquedad alguna, como el mismo diría, o haciendo que en otras ocasiones su voz cabalgara a pleno pulmón.
Fuente: Ecured, CMBF