Pianista y cantante.
Hija de Ignacio Cervantes, —considerado por muchos el músico cubano más destacado del siglo XIX—, no resulta difícil comprender que, bajo su orientación, se arraigó en María, desde la infancia, su pasión por la música.
Siendo ya una reconocida pianista, cantante y compositora, confesó que ella fue siempre una niña muy refistolera y que empezó a tocar el piano desde muy chiquita, tanto que casi no llegaba al teclado, pero cuando escuchaba algo que le llamaba la atención, iba tan rápido como le permitían sus piernas, y lo tocaba.
Heredó de su padre su estilo pianístico y, como pocos, conocía la interpretación de sus danzas, las que —según Alejo Carpentier— “ocupan en la música de la isla el lugar que ocupan las Danzas noruegas de Grieg, o las Danzas eslavas de Dvorak en las músicas de sus respectivos países”.
Nacida en La Habana,María Cervantes comenzó los estudios de piano con su padre, quien por cierto, la llamaba Chanchín por tener ella las orejas pequeñas.
Alegremente comentaba el gran Ignacio Cervantes que con sus hijos —trece varones y una hembra— formaría toda una orquesta.
Desde muy niña María se sintió artista. El baile le entusiasmaba. Su padre empezaba con una danza, pasaba para una mazurca, y seguía con un danzón, mientras ella marcaba el ritmo como una verdadera profesional, y eso que para entonces apenas tenía tres años.
A la muerte de su progenitor, en 1905, ella se hunde en una profunda tristeza que la separa de la música, mas al tocar el piano el primer día, termina una romanza sin palabras que él le había dedicado a ella, y ya enfermo, no pudo acabar.
Después el poeta matancero Juan B. Ubago le puso el título "Fusión de almas". Con esta pieza la artista abría sus recitales.
Su debut profesional se efectuó en el teatro Campoamor en 1929, año en que también graba sus primeros discos en los EE.UU., para la firma Columbia.
Actúa también en la RCH Cadena Azul, en la Cuban Telephone Company, en Radio Salas y en el hotel Sevilla, donde se presenta junto al pianista Felo Bergaza.
En la Mil Diez trabaja con los compositores y directores de orquesta Adolfo Guzmán y Enrique González Mántici.
El éxito la acompaña. Viaja otra vez a los EE.UU., donde graba para la Columbia y actúa en el cabaret del famoso actor y cantante argentino José Bohr.
Al regresar a La Habana su nombre aparece en las carteleras de los más importantes escenarios, junto a figuras de la talla de Rita Montaner y Bola de Nieve.
Por años, su simpatía personal, su auténtica cubanía y aquel carisma tan especial para interpretar sus canciones, la hicieron ganar la admiración y el cariño del público.
Su interpretación de "A los frijoles, caballeros", es siempre un esperado suceso.
Al fallecer su esposo, abandona la escena, pero en 1960 —persuadida por el musicólogo Odilio Urfé— reaparece en un concierto abarrotado de público en el Museo Nacional de Bellas Artes.
Desde ese día, y hasta poco antes de su muerte, María Cervantes mantiene una constante presencia en nuestros escenarios, querida y respetada por su pueblo, que reconoce su alta jerarquía artística en el dominio de nuestra música.
En una ocasión dijo: “Hubiera querido retirarme de la radio, del teatro y que me recordaran como era yo, sin espejuelos, sin canas, sin vejez, pero hubo un segundo gran debut que no me pesa, porque si yo me hubiera retirado de verdad, me hubiera muerto ya. La música es mi vida.”
Se presentó en el Roof GardenHotel Sevilla Biltmore junto al pianista Felo Bergaza. Trabajó con Rita Montaner y Bola de Nieve. Realizó giras por toda Cuba hasta que decidió retirarse del arte en la década de 1940.
El 22 de abril de 1965 reapareció en un concierto en la sala-teatro del Museo Nacional de Bellas Artes. El público que colmaba la sala premió con una ovación cada una de sus interpretaciones, en especial la guaracha del siglo XIX A los frijoles, caballeros, de un compositor conocido como Ramitos, pieza de la que María Cervantes –que la grabó por primera vez en 1929– hizo uno de sus grandes éxitos.
Tras su reaparición en los escenarios, declaró a un periodista que hubiera querido retirarse de la radio y del teatro plena de juventud, para que así la recordara el público, sin espejuelos y sin canas. Sin embargo, dijo, no le pesaba su segundo gran debut, pues la música la había mantenido viva y la había hecho sentir joven siempre. A partir de entonces su presencia en los teatros, la radio y la televisión fue frecuente. El día que cumplió noventa años grabó para la emisora Radio Habana Cuba un programa de una hora de duración en el cual cantó, tocó el piano y fue entrevistada.
Aunque María Cervantes no estudió canto académicamente, cantaba con espontaneidad a la vez que se acompañaba al piano. En ocasiones decía la canción conversacionalmente y lograba así una rápida comunicación con el público.
En una entrevista expresó: “Desde siempre no me he salido de lo mío. Interpreto mis canciones de acuerdo con mi temperamento.”
Tuvo varios alumnos, entre ellos, Alberto Joya, a quien transmitió su conocimiento de la obra de Ignacio Cervantes y de la suya propia.
En 1968 se filmó el documental María Cervantes, de Roberto Fandiño. En él la legendaria intérprete narra anécdotas relacionadas con su vida artística y relata cómo ocurrió su regreso al mundo del arte tras haber estado retirada durante mucho tiempo. El testimonio sirve de hilo conductor para el montaje paralelo de un recital compuesto por las obras musicales Fusión de almas, Camagüeyana, En el ingenio de papá, Como te quiero y A los frijoles.
María Cervantes falleció a los 96 años, en La Habana, el 8 de febrero de 1981. Un año antes le había dicho a la escritora Hamilé Rozada: “Espero que cuando la muerte me sorprenda, yo esté sentada al piano. Si no puedo volver a tocar, la vida se me escapará con tanta prisa que me será imposible detenerla”.
Obras
Danzas
Danza núm. 1
Danza núm. 2
Danza núm. 3
Danza núm. 4
Fusión de almas
Criollita
Ignacio
Josefina
Los lunares
No me toques
Tomasa
Tus manos blancas
Inspiración
Piezas para piano
Cómo te quiero
Criollita
Gratitud
Ignacio
Ilusión
Juventud que te fuiste
La violeta
Lejos de ti.
Los lunares
Mi bandera
Tomasa
Tus manos blancas
Voz y piano
Talismán
Tessie (1928).
Tus miradas
Ya te conocí; texto: Lola Rodríguez de Tió.
Valses
Compensación
Yo te conocí bailando.
Punto guajiro
Mi bandera