Pedagogo, periodista, traductor, antólogo, conferencista, biógrafo, ensayista, poeta y, sobre todo, prolífico novelista cubano.
Francisco Calcagno nació en Güines, La Habana, en 1827. Hijo de un médico italiano, estudió Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana y amplió su formación en Europa y los Estados Unidos.
A su regreso, fundó en su pueblo natal la primera biblioteca, imprenta, academia de idiomas y el primer periódico; devino historiador local.
En La Habana, entre 1864 y 1869, fue subdirector de dos colegios, al tiempo que publica sus primeros libros con temáticas sobre la esclavitud y los negros en Cuba, dentro de una captación costumbrista más amplia y la vis cómica que distingue el conjunto de su obra: las colecciones Mesa revuelta (1860 y 1863), Escenas cubanas (1863), Calcañotipos o sea retratos a la pluma, por un nuevo sistema de mi invención (1864) y Poesías del negro esclavo Narciso Blanco (1864), algunas de las cuales incluye en la antología Poetas de color (1878), junto con las de placido, Manzano y otros.
Tras el estallido de la primera guerra independentista (1868-1878), residió en Barcelona hasta su muerte, acaecida el 22 de marzo de 1903. Allí redactó sus textos más importantes, como el Diccionario biográfico cubano (editado en Nueva York por Néstor Ponce de León, entre 1878 y 1886).
No obstante las acertadas objeciones del crítico y escritor decimonónico Manuel de la Cruz y Fernández, en lo adelante, se convirtió en obra de referencia continuamente consultada y citada; el Diccionario de la literatura cubana (1980) lo acredita entre sus primeros antecedentes.
En cuanto a la serie narrativa Uno de tantos. Novela cubana (1881), cuyo titulo cambió, en la segunda edición, por el de Romualdo. Uno de tantos (1891) –aún anclada en los códigos románticos—, actualiza la temática de la esclavitud en asociación con el movimiento político y cultural autonomista, cuyas campañas buscan capitalizar para sí una legislación abolicionista. Si bien sus méritos artísticos son escasos, resulta de interés por la tentativa de penetrar en las causas del cimarronaje y el bandolerismo.
Los crímenes de Concha (publicada en 1887, aunque comenzada en 1883, según el autor) tiene un parentesco discursivo con su relato anterior y también se le asocia en su estructuración sobre la base de las incógnitas y el ambiente de misterio, pero con mayor complejidad narrativa y un explícito rechazo al romanticismo. La recreación crítica de tradiciones de ancestro africano y tipos (como el negro cheche y el curro del manglar), frecuentemente tratadas en artículos y narraciones costumbristas, propende hacia una reforma de la sociedad en concomitancia con la conversión de los ex-esclavos en ciudadanos libres. Lo más llamativo son las referencias a la sociedad secreta abakuá (ceremonia del plante, el cuarto fambá, la parla, etcétera), que, no obstante su enfoque superficial y prejuiciado, están en sintonía con ciertas visiones de Antonio Bachiller y Morales en Los negros (1886) y pueden considerarse antecedentes de los primeros estudios del polígrafo Fernando Ortiz y la novela Écue-Yamba-O (1933) de Alejo Carpentier.
La relativamente singular de En busca del eslabón. Historia de monos (1888), calificada por Roberto Friol –en diálogo polémico con Manuel de la Cruz y Fernández—, como “nuestra novela más especulativa y erudita” del siglo XIX, es que inaugura la narrativa de ciencia ficción a la par que el naturalismo, método creativo sobre el cual se emiten reflexiones metatextuales. El procedimiento caricaturesco en los personajes emparienta esta novela con Mi tío el empleado (1887) de Ramón Meza. A despecho de la adscripción de Calcagno a las teorías positivistas, discrepa de las tesis de superioridad racial y cultural que fundamentan la esclavización de comunidades etnoculturales consideradas inferiores o bárbaras. Busca integrar una diversidad de paisajes, grupos humanos y costumbres, y trata de mostrarlos de manera holista.
Aparte de estas tres novelas y S. I. Novela cubana histórica (1896, reeditada en 1916) –que mantiene nexos intertextuales con el poema fundacional Espejo de Paciencia (1608), de Silvestre de Balboa–, son menos relevantes Historia de un muerto y noticias del otro mundo (1875), publicada en 1898 con el titulo Historia de un muerto. Meditaciones sobre las ruinas de un hombre; Las Lazo (1893), reeditada en 1896 con el título Mina. La hija del presidiario. Novela cubana histórica; Don Enriquito. Novela histórica cubana (1895), reeditada en 1897 y 1899 con el título Un casamiento misterioso (Misiú Enriquito). Novela cubana; y El emisario. Novela cubana (1896).
Entre sus textos políticos, si bien escribe El catecismo autonomista o la autonomía al alcance de todos (1887), con el fin de popularizar esa ideología, más adelante publica La República, única salvación de la familia cubana (1898).
Otra vertiente de su escritura se manifiesta en los Apuntes biográficos del ilustre sabio cubano Tranquilino Sandalio de Noda (1891) y Aponte (1901).