José Antonio Cortina, uno de los más grande oradores que ha dado Cuba, matancero y “casi colombino”.
Nació en el pueblo de Guanajayabo (hoy Máximo Gómez).
El abuelo materno Enrique José Sotolongo es uno de los fundadores de Colón, procedente de La Habana, vivía allí con anterioridad a la fecha de la fundación 1836. Y creó en esta incipiente población su familia. Los padres de José Antonio se llamaban María Cristóbal Sotolongo y Sardiñas y el español Juan Manuel Cortina y Aldecoa , ellos se casaron el 29 de agosto de 1849 en la Iglesia Parroquial de Nueva Bermeja (hoy Colón).
Según el historiador Pelayo Villanueva, José Antonio ha quedado en el olvido. Cortina unió su nombre al de los más importantes intelectuales de la segunda mitad del Siglo XIX: Enrique José Varona, Vidal Morales, Francisco Calcagno, Antonio Bachiller, entre otros.
Es conocido que en la década de 1850 Colón alcanzó un desarrollo económico importante; pero 1853 además lo distingue por el nacimiento, el 18 de enero, de Eusebio Hernández, destacado médico, General del Ejército Libertador y gran amigo de Antonio Maceo; diez días más tarde nació en La Habana, José Martí Pérez, que en su niñez visitó el lugar y vivió por algunos meses en su jurisdicción , con todo lo que esto representó en su vida; y poco después José Antonio Cortina que residió en sus primeros años en el hogar del abuelo materno.
Estudió en Cárdenas y Matanzas. En Colón también nacieron sus dos hermanas. Aún en 1867, antes de viajar a España para estudiar derecho Administrativo, Civil y Canónico permaneció junto a la familia.
Al regreso a Cuba en 1873 comenzó a distinguirse por su talento para la oratoria y a participar activamente entre lo más selecto de la época.
Publicó algunos de sus discursos y dejó inédito un libro de poemas. La amistad con José Martí marcó su etapa de formación y llegó a tener su confianza para sustituirlo como orador en veladas de Nicolás Azcárate. Pero la obra más representativa fue la Revista de Cuba que fundó y dirigió desde 1877 hasta 1884, cuyo último número de noviembre estuvo dedicado a la muerte de su director.
Esta revista fue premiada en la Exposición de Ámsterdam y reputada como una de las mejores de América. Tiene un amplio espectro temático: “de Ciencias, Derecho, Literatura y Bellas Artes”. En su sede organizó veladas literarias junto a Ricardo del Monte, Felipe Poey, José Fornaris, Francisco Sellén, Figarola Caneda, Mendive, Sanguily y otros. Estas reuniones fueron el termómetro de una generación crítica y científica en la cultura cubana y síntesis del talento creador de la época.
En la Biblioteca Nacional se conserva la colección, en 16 gruesos tomos, en espera de una investigación que aquilate la trascendencia de sus páginas y devuelva la magnitud a José Antonio Cortina, quien en sólo 31 años de vida logró conmover a la sociedad cubana.
En el 149 aniversario de su nacimiento en tierras matanceras recordamos a este “tribuno arrebatador”, artífice de la palabra y del verbo, que movió, con su presencia física, a muchos corazones femeninos, como el de la poetisa cubana Nieve Xenes, quien consagró sus verso y su vida a este amor idílico.
Comunicador por excelencia José Antonio Cortina dejó una obra consagrada al progreso de su país que merece estudio.
Muere en el año 1884.