Prestigioso conductor y animador de la televisión cubana. Ganó renombre por su ejecutoria en espacios televisivos como Escriba y Lea y el Noticiero Nacional de Televisión.
Nació en Manacas, Las Villas. Siendo aún un adolescente, se empleó en varios oficios para ganar el sustento: fue fogonero de locomotoras en el Central Washington y, años más tarde, oficinista del ingenio Estrella, en Camagüey.
En 1939 se trasladó a La Habana, donde trabajó como técnico de acumuladores y haciendo suplencias en pequeñas emisoras de radio.
Su primer desempeño en el medio radial fue en calidad de anunciador, leyendo comerciales y presentando números musicales.
En septiembre de 1940, cuando se oficializó el título de locutor de radio, fue el primer locutor cubano en evaluarse, con un examen oficial que incluía pruebas de gramática elemental y ejercicios prácticos de dicción. Luego de pasar el test exitosamente, Cepero Brito fue inscrito en el listado de nuevos profesionales, con el título número cinco.
El 19 de diciembre de 1945, la radioemisora CMQ lo contrató como su locutor exclusivo. El régimen de exclusividad era concedido por los propietarios de las emisoras más importantes de la época a locutores de reconocida profesionalidad y excelencia; pero a cambio de grandes beneficios y una elevada remuneración les prohibían emplearse en otras emisoras. A partir de entonces, Cepero Brito comenzó la que sería una notable carrera como locutor y animador en los medios de radiodifusión cubanos.
A principios de la década de los años cincuenta, cuando se inauguró CMQ Televisión de manera experimental, Cepero Brito fue uno de sus fundadores. Desde esa fecha, su labor se encaminó mucho más hacia la televisión que hacia la radio. En el medio televisivo cultivó la versatilidad que le permitió incursionar en casi todas las ramas de su profesión.
Fue locutor comercial, narrador de novelas, locutor de noticieros, moderador de paneles y célebre animador.
Al triunfar la Revolución cubana en 1959, Cepero Brito mostró sus simpatías para con el proceso que se iniciaba en la Isla y se pronunció abiertamente en su favor. El 13 de septiembre de 1960, en una reunión celebrada en el Teatro Martí con motivo de la intervención del consorcio CMQ, confirmó su apoyo al gobierno revolucionario.
En la década de los años sesenta su voz acompañó muchos de los actos patrióticos más significativos del país. Entre ellos destaca su narración de la invasión mercenaria a Playa Girón, en abril de 1961, cuando se mantuvo informando los detalles de los combates a través de la televisión, hasta que la contienda finalizó con la victoria.
Entre los espacios televisivos en los que trabajó, el popular programa Detrás de la fachada le ganó la admiración de la teleaudiencia. Este era un espacio humorístico semanal, con libretos de Marcos Behmaras, iniciado a finales de la década de los años cincuenta. La ficción de Detrás de la fachada tenía lugar en un gran edificio de apartamentos donde se desarrollaban escenas cotidianas en las vidas de los inquilinos.
Al principio, Cepero Brito tuvo como contrafigura a Mimí Cal , una de las grandes actrices del humorismo cubano, pero en 1957 Consuelito Vidal llegó al elenco del programa. La visible empatía y el talento histriónico que surgió del dúo Cepero Brito-Vidal, unidos a sus facilidades para la improvisación, permitió a los guionistas intercambiar las posiciones de ambos narradores, hasta llegar al punto en que Cepero Brito servía de contrafigura y Consuelo Vidal hacía los chistes. Los elevados ratings que obtuvieron mantuvieron el programa en el aire por más de veinte años.
Otro espacio televisivo que hizo célebre a este conductor fue Escriba y Lea, del que fuera fundador. El programa (aún activo en la programación semanal del canal Cubavisión), ofrece un panel de profesores universitarios que deben identificar personajes, obras, lugares o hechos históricos de relevancia mundial a través de la formulación de preguntas sugeridas por la teleaudiencia. Los panelistas fundadores del programa, junto a Cepero Brito, fueron los doctores Gustavo Du Bouchet, Humberto Galis Menéndez y María Dolores Ortiz, quien permanece hasta hoy en el elenco. Desde sus comienzos, Escriba y Lea alcanzó gran popularidad y prestigio, por su carácter interactivo y su combinación armoniosa entre cultura y entretenimiento, y marcó un hito definitivo en la carrera de Cepero Brito como conductor.
Otro programa televisivo que le sirvió de escenario especial fue el Noticiero Nacional de Televisión, considerado como la meca de la locución cubana por la profesionalidad que exige. Su desempeño en este espacio fue memorable, y todavía hoy se cita como ejemplo para las nuevas generaciones de locutores cubanos
En 1979, Cepero Brito animó el Concurso Adolfo Guzmán, junto a Germán Pinelli. Ambos, junto a Consuelo Vidal, son reconocidos como la trilogía de los grandes conductores y animadores de los medios cubanos de todos los tiempos.
José Antonio Cepero Brito falleció en La Habana, en el año 1989.