Abogado, periodista, humorista gráfico, ensayista y narrador cubano. Una de las figuras más relevantes y representativas de la primera generación republicana.
Hijo del Dr. Manuel Sabás Castellanos y Arango y de Mercedes Villageliú e Iro, fue el tercero de ocho hijos que tuvo este matrimonio. Nació en la calle Galiano en la casa de los abuelos maternos. Desde temprana edad tuvo inclinación por la pintura y la lectura.
Cursó en La Habana, su ciudad natal, estudios de primera enseñanza y de bachillerato. En 1893 ingresó en la Universidad de La Habana, donde matriculó Filosofía y Letras, y más tarde Derecho. Fue cofundador de los semanarios estudiantiles La Joven Cuba (1894), La Juventud Cubana (1894) –donde publicó su primer poema- y El Habanero (1895). En 1896, sin haber terminado sus estudios, fue enviado por sus padres a México, donde permaneció hasta 1898.
Allí se dedicó a la causa separatista y se afilió a los clubs “México y Cuba”, “Morelos y Maceo” e “Hijos de Baire”. En la Academia de San Carlos de esa ciudad continuó los estudios de dibujo que había comenzado en la Academia de San Alejandro de La Habana, e ingresó como alumno supernumerario en la Escuela Nacional Preparatoria de México.
De regreso a Cuba, inició estudios de arquitectura en la Universidad de La Habana, que abandonó para graduarse como Doctor en Derecho Civil en 1904. Fue nombrado abogado de oficio y fiscal de la Audiencia de La Habana en 1906 y 1908, respectivamente.
Pero durante los últimos diez años de su vida Castellanos concentró casi todo su quehacer en las letras y las artes. Publicó sus primeros artículos y caricaturas en el periódico La Discusión, y colaboró, como periodista y dibujante, en otras publicaciones de la prensa cubana de inicios de siglo, sobre todo en Patria, El Fígaro, Cuba y América, Letras, La Política Cómica y Azul y Rojo, en las cuales utilizó el seudónimo Scarpia.
Con Max Henríquez Ureña fundó la Sociedad de Fomento del Teatro y la Sociedad de Conferencias (1910). Fue el primer director de la Academia Nacional de Artes y Letras (1910). Ello motivó, entre otras razones, que esta institución publicara tres tomos con sus obras entre 1915 y 1916. Después de su muerte, aparecieron otros textos inéditos recogidos por su amigo Max Henríquez Ureña y, años más tarde, por el crítico José Manuel Carbonell.
Jesús Castellanos es representante de la narrativa naturalista cubana de principios de siglo. Su obra, de marcada dimensión ensayística, encarna el sentimiento de frustración que dejaba la recién inaugurada república de 1902.
Los cuentos del primer libro de Castellanos, De tierra adentro (1906), retoman un criollismo que mostraba al campesinado a través de elementos propios del mundo rural, como la superstición, la violencia, el adulterio y la venganza. Sin embargo, más que reproducir la realidad campesina, se advierte en Castellanos el interés por plasmar su imagen artística a partir de un lenguaje, unos personajes y unos conflictos todavía muy distantes de esa realidad. Castellanos fue, no obstante, el primer narrador cubano en liberarse del realismo español que marcó toda la producción cuentística de principios de siglo.
Su gran dominio de la técnica del cuento se evidencia en una de sus narraciones breves más antologadas, “La agonía de La Garza”, una metáfora del fracaso y las consecuencias de la extrema pobreza, en que el mar aparece como el entorno hostil de una familia de carboneros humildes que perece en sus intentos por sobrevivir.
En la noveleta La conjura (1909) -que obtuvo el primer premio en los Juegos Florales del Ateneo de La Habana-, Castellanos retoma sus obsesiones, pero se introduce en otro espacio y nuevas circunstancias: el conflicto de un intelectual en un medio social que termina por derrotarlo. Considerada como su mejor obra, los espacios en La conjura son más cercanos a lo urbano y el protagonismo corresponde a la crítica de la falta de religiosidad, la hipocresía y la moralidad burguesas.
Desde una postura mucho más polémica, Castellanos escribió La manigua sentimental (1910), una novela picaresca enmarcada en el contexto de las guerras de independencia. Al morir, dejó inconclusa Los argonautas (1916), publicada después de su muerte.