Nació en Güines, provincia La Habana, el 17 de junio de 1938, fruto del matrimonio constituido por José Ramón Hernández y Pastora Ojito.
Recibió la instrucción primaria en la escuela pública “Francisco de Arango y Parreño” de su ciudad natal, donde hizo también los estudios preparatorios para ingresar en el Instituto de Segunda Enseñanza de la misma localidad, donde cursó y terminó el Bachillerato. En ese tiempo fue uno de los dirigentes de la Asociación de Alumnos del Instituto y, como tal, desarrolló múltiples tareas de agitación y propaganda, trabajó con el Directorio Revolucionario en actos de sabotajes y distribución de propaganda revolucionaria, así como con el Movimiento 26 de Julio en la venta de bonos.
Participó en los actos celebrados en el Parque Central de Güines durante la huelga del 9 de abril. Dada su experiencia en cirugía, en diciembre de 1958 fue contactado por el Movimiento 26 de Julio con vista a su incorporación a las guerrillas de la Cordillera de los Órganos. Mientras se efectuaba esa coordinación, tuvo lugar el triunfo revolucionario el 1ro. de enero de 1959. Ese mismo año matriculó en la Escuela de Medicina de la Universidad de La Habana.
Cuando a raíz del triunfo de la Revolución se produjo el éxodo masivo de profesionales y sólo quedaron 3 000 médicos en todo el país, fue uno de los organizadores de la gran concentración en la escalinata universitaria bajo el lema “Junto a la patria, frente a la traición”. Ingresó en las Milicias Nacionales Revolucionarias desde su fundación y fue responsable de Medicina de Guerra en toda la parte sur de la provincia de La Habana; cursó la Escuela de Milicias con el Batallón Universitario en el campamento “Caribe” de Boca de Jaruco. También fue adoctrinador del Movimiento 26 de Julio en Güines y, al producirse la agresión a Playa Girón en 1961, tomó parte en la neutralización de los elementos desafectos al proceso revolucionario en la zona güinera.
Durante la crisis de octubre de 1962 participó en la organización de un hospital de campaña en Jaruco. Por otra parte, estuvo presente en muchas movilizaciones a las tareas agrícolas los fines de semana y en las numerosas zafras del pueblo, en algunas por espacio de 45 días, convocadas en aquella época por la dirección del país.
Luego de terminar sus estudios médicos en 1965, cuyo acto de graduación se celebró en el Pico Turquino con el Comandante en Jefe, comenzó a trabajar en el hospital de Las Tunas, antigua provincia de Oriente, donde estuvo al frente del servicio de Cirugía y, un año después, fue nombrado Director del policlínico “Piti Fajardo” de esa ciudad.
En 1967 fue designado Director del mismo hospital, responsabilidad que cumplió hasta 1969 en que pasó al hospital “Vladimir Ilich Lenin” de Holguín para realizar estudios de residencia en Cirugía. En 1970 pasó de nuevo al hospital de Las Tunas, esa vez en el cargo de Subdirector; en 1972 dirigió el Sindicato de la institución. Durante su estancia en ese territorio, trabajó tres meses en la CTC Regional en el proceso organizativo del X Congreso Obrero.
En 1973 resultó elegido miembro del Secretariado de la CTC, primero al nivel municipal y luego al provincial. En ese tiempo perteneció además a la reserva del ejército de la División de esa ciudad, en la que fue Jefe de Compañía de los Servicios Médicos y, en 1980, ascendido al grado de Teniente. En 1974 fue uno de los integrantes del equipo de cirugía que participó en la famosa separación de las siamesas en el hospital “Vladimir Ilich Lenin”.
En 1975 participó en la tribuna del 1ro. de mayo en las Tunas, Santiago de Cuba y La Habana y fue invitado al Acto Central por la Semana de Homenaje al Trabajador de la Salud en Pinar del Río. Asimismo fue propuesto para la obtención de la Medalla XX Aniversario. El mismo año viajó a la Unión Soviética, Rumanía y Alemania, como parte de los estímulos recibidos por haber sido seleccionado en 1974 “Trabajador básico más destacado” a escala nacional.
En el bienio 1977-1978 cumplió misión internacionalista en Angola. A su regreso trabajó como cirujano en el hospital “Mártires de las Tunas”, en el que se mantuvo hasta 1980 cuando fue designado Subdirector Primero del Hospital Clínico Quirúrgico “Ernesto Guevara” de la misma ciudad. En junio de 1979 ingresó en las filas del glorioso Partido Comunista de Cuba. En 1980 fue delegado a la Asamblea Provincial de Balance del Partido en Las Tunas e integró el Consejo de Representantes y la Comisión de Documentación de la misma.
En septiembre de 1982 fue nombrado Decano de la Facultad de Ciencias Médicas de Las Tunas, cargo que desempeñó hasta septiembre de 1989 cuando fue designado Director del Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas. Desde su ingreso al Partido fue activista de la Sección de Salud de su Comité Provincial; en 1983 miembro suplente y en 1985 miembro efectivo de dicha instancia hasta su traslado a La Habana cuatro años después. En aquel tiempo fue también miembro del Comité Ejecutivo del Poder Popular Provincial de Las Tunas. Entre 1992 y 2000 fue miembro del “Panel de Asesores Expertos en Información Biomédica y Salud” de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Actualmente integra el Ejecutivo Nacional del Comité de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear (IPPNW).
El doctor Hernández Ojito, Especialista de Segundo Grado en Administración de Salud, posee la Categoría Docente Principal de “Profesor Consultante” del Instituto Superior de Ciencias Médicas de La Habana y ostenta varios reconocimientos y distinciones, entre los que se destacan cartas de felicitación por el trabajo realizado como internacionalista en Angola; la Medalla “Manuel Fajardo” del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Salud, por más de 25 años de servicios en el sector; la Distinción “28 de Septiembre”, de los Comités de Defensa de la Revolución; las Medallas Trabajador Internacionalista y Combatiente de la Lucha Clandestina del Consejo de Estado; así como las Medallas 30 Aniversario y 40 Aniversario de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
El Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas dirigido por el doctor Hernández Ojito
Cuando en septiembre de 1989 el doctor Hernández Ojito se hizo cargo de la dirección del CNICM, encontró, entre otras dificultades, la ausencia total de recursos financieros para adquirir las fuentes de información como resultado de la aguda crisis económica que afectaba al país. Ante esa situación, trató de desarrollar la información referencial con un proyecto apoyado por el Viceministerio de Docencia del Minsap.
Como parte de esa aspiración, se ubicó en cada CPICM una microcomputadora XT, a las que se adicionaron lectores externos de discos compactos, como parte de otro proyecto que contó con la colaboración de la OPS. También, se dotó a las principales instituciones de todas las provincias con las bases de datos MEDLINE y LILACS y se compraron algunas suscripciones del Current Contents, a fin de que los profesionales de la salud tuvieran al menos la posibilidad de estar al día respecto a lo que se publicaba en el mundo, obtener los resúmenes de los trabajos que aparecían en las bases de datos y, por gestión propia, adquirir copias de los originales de su interés, directamente de los autores.
En 1992 se dio un paso importante cuando se empezó a desarrollar Infomed, la cual posibilitó el acceso por vía electrónica, a la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos y a diversas bases de datos importantes. Unido a ello, se recibieron donaciones de libros y revistas de personas e instituciones de varios países, que sirvieron para engrosar los fondos de las unidades fundamentales del SNICM.
En 1993 surgió la revista Acimed, como órgano del SNICM. Esta publicación, única de su tipo en idioma español, se concibió para difundir la producción relacionada con la actividad científico-informativa vinculada a la medicina. Aun cuando en sus primeros años salió a la luz con un modesto formato, en sus escasas 40 páginas se vislumbraba el interés de convertirla en instrumento unificador de la comunicación científica y de contribuir con su existencia al dinamismo permanente que reclaman los tiempos actuales de los profesionales dedicados a la labor biblioteco-informativa dentro del mundo de la salud y la enfermedad.
Durante ese período se realizó también un análisis de sistema y se diseñó un proyecto de automatización de la Biblioteca Médica Nacional; se creó el grupo de análisis de información; se introdujeron nuevas modalidades de documentos secundarios y se consolidó la producción de bases de datos; se impartieron entrenamientos y cursos de actualización y perfeccionamiento a los técnicos y profesionales del SNICM, como parte de su plan de desarrollo y se modernizó y amplió el equipamiento de composición electrónica de la Editorial Ciencias Médicas.
Un grupo de talentosos jóvenes integrantes de Infomed obtuvo la capacitación necesaria dentro y fuera del país, hasta llegar a convertirse en un núcleo importante en el desarrollo del sistema, cuestión que se apreció rápidamente en los países de la región latinoamericana. Ello se demostró cuando especialistas de Bireme visitaron a Cuba, quienes al comprobar este potencial, propiciaron proyectos de colaboración como el de la Biblioteca Virtual de Salud. Este salto cualitativo tuvo su expresión en el hecho que de una simple red electrónica de información, Infomed se convirtió en la red telemática de salud de Cuba, en que fluye información epidemiológica, estadística, económica y gerencial y se desarrollan proyectos tan importantes como la Biblioteca Virtual de Salud, la Universidad Virtual de Salud y la telemedicina, entre otros.
Cuando la dirección del Minsap decidió revitalizar la literatura médica docente, objetivo compulsionado con la inauguración de la Escuela Latinoamericana de Medicina, el CNICM asumió esa tarea y la Editorial Ciencias Médicas se hizo cargo todo el proceso de edición de esa bibliografía. La Biblioteca Médica Nacional ganó mucho en organización, en equipamiento y en condiciones generales. En ella se instalaron puntos de presencia con computadoras, que ofrecen a los usuarios más posibilidades de búsqueda y recuperación de la información que requieren. Dentro de un proceso lógico de evolución, la gestión comercial referida a revistas y libros se extendió a los eventos científicos realizados en hospitales, facultades y policlínicos, así como a las reuniones científicas de rango internacional con sede en Cuba, donde se ejecutan las ventas en moneda nacional y en divisas y se promocionan las obras y los autores cubanos.
La apertura de una librería médica en 23 y J, en El Vedado, se dirigió a facilitar que las instituciones y profesionales adquieran la literatura médica procedente de editoras extranjeras y cubanas y, a la vez, crear una fuente de financiamiento para la producción de libros y revistas y de otras actividades del CNICM.