Compositor y cantante nacionalizado mexicano, es contemporáneo de personalidades del mundo de la música cubana como El Niño Rivera, Tito Puente, Chico O´Farrill, Celia Cruz, Olga Guillot y Omara Portuondo, entre otros, precursor del movimiento del filin cubano, compositor y crooner, quien cubrió una época importante del desarrollo de los géneros bailables y a quien se debe la introducción del scat jazzístico en el son y la salsa, así como la popularidad de innumerables piezas de la música de la isla.
Nacido en el barrio Colón de La Habana y naturalizado mexicano, Francisco Fellove es un personaje imprescindible al momento de hablar de música afrocaribeña. Su alegría y desparpajo, aunados a una forma interpretativa en la que ligaba sonidos onomatopéyicos con frases rítmicas, fueron sus signos de identidad artística.
Joyero de profesión, ingresó al medio musical gracias al ambiente de rumba y son que permeaba en el barrio habanero de Colón, sitio en el que convivió desde niño con tamboreros de la talla del gran Chano Pozo; su primo Patato Valdés; el tresero Niño Rivera, quien le acompañó en sus primeras composiciones, y el pianista Bebo Valdés, con quien participó como voz de su orquesta y contribuyó a la creación del ritmo batanga, hasta llegar al grupo bohemio de los Muchachos del Filin, con quienes contribuyó al desarrollo de ese estilo de hacer y cantar el bolero cubano.
Apenas a sus 17 años compone Mango, mangüé, y al respecto recuerda Fellove: “Ese fue el número que más le gustó a la gente, bueno, a mí me inspiró una vivencia de mi tierra natal. En Cuba había una onda de que los vendedores de frutas tenían su carreta y salían con mango, papaya, piña y pregonaban “llegó el manguero...” y yo tenía una guitarrita y me puse a cotorrear y al ver a ese tipo pregonando, se me ocurrió decir “mango, mango, mango, mango, mango, mangüé” ¡ah, yo de aquí me voy! Y empecé a escribir y agarrar la onda y salió el número; entonces, el primero que me lo grabó fue Miguelito Valdés y después Celia Cruz, al poco tiempo lo hizo Pacheco, y también realizaron sus propias versiones varios artistas en Europa, así como mucha gente en distintos países”.
Fellove nos sigue comentando: “De hecho, Mango, mangüé es mi sello, ese número lo tengo que poner siempre y hay veces tengo que repetirlo, ¡no es por nada, pero cada vez que lo repito me gusta más porque le hago más cosas!, le agrego más material, oye, le pongo el hombre biónico, el hombre cibernético, el hombre nuclear, ese número me motivó de una forma tan fuerte y fue el que me dio el triunfo aquí en México”.
Narra con nostalgia que su llegada a México fue muy bonita, “yo llegué de Cuba en un barco italiano, entré por Veracruz en el año 1955, el día cuatro de diciembre, a mí la persona que me trajo fue José Antonio Méndez, compositor y amigo mío autor de La gloria eres tú, y entonces, pues ¡imagínate! esa escena, yo cuando llegué... ¡me encantó México!”
“Mira, yo lo que quería era salir de Cuba, ¡hacer algo!, como el maestro Méndez era compositor y trabajaba su música aquí en México y se la daba a los tríos, entonces yo le dije ¡yo quiero salir ya, me voy contigo!, yo dejé la joyería, que era en lo que trabajaba, bueno, lo ¡dejé todo! Fue entonces cuando él me presentó al señor Mariano Rivera Conde, era el mejor Director Artístico que había en México, fue el que hizo a gente de la talla de Toña La Negra y Benny Moré, entre otros, entonces el señor me oyó cantar y me dijo: ‘vente a la oficina y búscate un grupo para que te acompañe porque te voy a grabar’, y da la coincidencia que yo conocía un grupo con el que tocábamos; hablé con el director y nos pusimos de acuerdo y se grabó Mango, mangüé y El Jamaiquino, en realidad, no hubo mucho problema porque luego luego la gente me empezó a llamar y empecé a trabajar”.
Desde 1955 se radicó en el Distrito Federal, donde conoció a su esposa Melba, con quien tuvo a su hija, Toñita, y donde hizo muchos de amigos y concretó su carrera musical.
Fellove, recuerda de manera anecdótica cómo surge su nombre artístico: “Mariano Rivera Conde, esposo de Consuelito Velázquez, me bautiza como El Gran Fellove, a mí francamente no me gustaba y él me decía: ¡eh, cállese la boca que yo le pongo a usted como a mí me da la gana!”.
Ya en la década de los 60’s, Fellove participa en varios programas de televisión al mismo tiempo que canta en la mayoría de los cabarets de México. Después de haber sido uno de los iniciadores del scat en Cuba; siendo el legendario Louis Amstrong quien lo hace famoso en Estados Unidos. Cabe señalar que Fellove populariza en México una de sus variantes, el chua-chua. De este género musical, graba con el baterista Tino Contreras y con el percusionista venezolano Batamba, además de otros ritmos como: la Rumba y Salsa, el Son, Jazz y El Guaguancó, etc.
Más adelante, y con una carrera artística enriquecida de manera vertiginosa, Francisco Fellove aprovecha un viaje a los Estados Unidos y canta en el Palladium de Nueva York y Los Ángeles con la Orquesta Nuevo Ritmo de Cuba; también canta con las orquestas de Tito Puente, Tito Rodríguez y Machito. Es precisamente en el Palladium de Nueva York donde Fellove canta por primera vez la versión en español de Volare. Fue en ese lugar donde el reconocido músico Winton Marsalis expresara su admiración al presentarlo en Nueva York con motivo del concierto de Chucho Valdés en 1996.
Además, de regreso a México graba el álbum El Puntillita para la RCA.
Ya en los años 80’s realiza una gira en gran parte de América, visitando Panamá, Argentina, Colombia, Venezuela, Puerto Rico y los Estados Unidos. En 1999, el Gran Fellove graba un nuevo disco con el trompetista Chocolate Armenteros y el joven pianista cubano Osmany Paredes. Es hasta el año 2002 que inicia una nueva etapa en su carrera, Fellove graba una versión tropical del famoso tema de Sting Walking on the Moon.
Un sello característico de El Gran Fellove, es su espléndido carácter y optimismo, lo que lo hacen muy sociable dentro y fuera del escenario, debido a esto ha hecho innumerables amistades, tanto en el medio artístico como en su vida cotidiana, así podemos mencionar a personalidades desde Celia Cruz, con quien convivió desde niño, hasta Miguelito Valdés, Tito Puente, Machito, la extraordinaria Graciela, el maestro de maestros Arturo Chico O´farrill, Charles Aznavour, Chilo Morán, Roberto Morales y Tino Contreras. Esta lista es interminable. De igual manera, ha conocido gente que concurre a los mismos lugares que él frecuenta desde su llegada a México, como el ya tradicional Café de San José, los alrededores de la legendaria XEW y un sinnúmero de cabarets y salones de baile.
La admiración y el reconocimiento por Fellove siguen latentes, la prueba es que hasta la fecha, público en general y conocedores del medio en Miami, Francia, Europa, en la misma Cuba e incluso Japón, así como toda Latinoamérica, reconocen su trascendencia musical.
Su inquietud no cesó nunca, y por eso le gustaba estar en contacto con la juventud, porque como él dice: “aprendí de los viejos y ahora quiero enseñar y dar mi experiencia a los jóvenes, y transmitir mi feeling". Su forma de cantar lo llevó a la creación de un fraseo sonero llamado chúa. La discusión, un tanto bizantina, por cierto, de si el estilo de marras es de él o no, ya fue aclarada por el propio Fellove en muchas ocasiones, la más reciente ante las cámaras de Canal 22 y el programa Salsajazzeando, de Deborah Holtz: “El creador del chúa-chúa soy yo… Yo soy el padre de la criatura”.
En octubre de 2008, la Sociedad de Autores y Compositores de México otorgó al Gran Fellove el Reconocimiento Trayectoria 50 años, en una emotiva gala que compartió con otros grandes autores y compositores como Armando Manzanero, Ema Elena Valdelamar, Rubén Fuentes, Alex Lora, Jorge Massías, Napoleón y muchos más.
Repertorio
ANOTA MI CAMION FLORA
APRENDA CONMIGO EL TWIST
AY NO ME AGITES MAS
BAILA MI GUAPACHA
BAILA MI RUMBA
BAILA MI SALSA
BAILAME ESTE MAMBO
BURURUN BOOGALOO
CALIFORNIA JAM SESSION
CHA CHA CHA CHICA
CIMARRON COMPONTE
BOOGALOO
CUALQUIERA BAILA BATANGA
CUMBIALU
DOS CAMINOS
EL JAMAIQUINO
GUAPACHEANDO
LA BATICOLA
LA CIRCUNSTANCIA
LINDO OMELENKO
El llamado Gran Fellove murió en un hospital de la ciudad de México a los 89 años.