Fue tenedor de libros, taquígrafo, mecanógrafo y contador antes de dedicarse a la museología.
Atendió la sección literaria de El Damujino (Abreus, Cienfuegos, 1930-1931) y La Correspondencia (1958-1959), fundó la revista Génesis en 1932, fue redactor de la revista del Ateneo de Cienfuegos y secretario de esa institución, y colaborador de varias revistas nacionales, miembro de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba (UNIHC), del Comité de Desarrollo Monumental y Ambiental y de la Comisión Provincial de Historia del Partido Comunista de Cuba (PCC) de Cienfuegos.
Impartió numerosos cursos y conferencias, y la Dirección Provincial de Cultura le confirió el premio Jagua por su sostenido trabajo cultural (1998).