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La Ventana

Estreno de la obra Allí donde la Luz de José María Vitier en homenaje al centenario de Haydeé Santamaría y Fina García Marruz en Casa de las Américas

El pianista José María Vitier ofrecerá el concierto «Allí donde la Luz» junto a un grupo de artistas este jueves 27 de abril a las 7:00 p.m., en la Casa de las Américas.

La presentación, que rendirá homenaje a los centenarios de Haydeé Santamaría y Fina García-Marruz, incluirá en su programa obras de Vitier, Beatriz Corona y Rodrigo García, además del estreno mundial de la obra «Allí donde la luz» del propio Vitier y que está basada en un poema de García-Marruz dedicado a Haydee Santamaría.

Entre los intérpretes estarán la Orquesta de Cámara de La Habana, dirigida por Daiana García; el Coro Nacional de Cuba, bajo la batuta de Digna Guerra; la flautista Niurka González Núñez; Rodrigo García, en el piano; Abel Acosta, en el contrabajo; y los percusionistas Janet Rodríguez, Alejandro Aguiar y Yaroldis Abreu.

Tengo varias motivaciones para realizar esta entrevista, destacó la periodista Esther Barroso, la principal es que muy pronto se deberá estrenar una obra musical suya que rinde homenaje a Haydeé.e Santamaría con motivo de su centenario, que conmemoramos el pasado 30 de diciembre de 2022. Eso podría ocurrir el 28 de abril, aniversario de la Casa de las Américas, que además es el día en que su madre, Fina García Marruz, hubiera cumplido cien años, en uno de cuyos poemas se inspira el tributo musical a la heroína del Moncada. Sé que ese vínculo con Haydee en su caso no fue directo, pero sí a través de Fina, de su padre, Cintio Vitier, y de su hermano Sergio. ¿Cómo le llega la imagen de Haydee y cómo la refleja en esta obra musical que acaba de componer?

Muchas gracias por darme la oportunidad de hablar de algunos temas que no se hablan frecuentemente. En cuanto a la motivación para componer esta obra dedicada a Haydee Santamaría, debo empezar diciendo, aunque ya tú lo has dejado entrever, que yo no tuve un vínculo personal directo con ella. Pero desde mi primera juventud Haydeé.e era una presencia muy intensa en mi vida familiar, primero que todo, a través de mi hermano Sergio Vitier, porque es sabido lo que significó Haydee para la Casa y para el grupo de Experimentación Sonora, del que mi hermano fue fundador. Pero más allá de eso, tengo la imagen y la intensidad de Haydeé porque marcó mucho a mi hermano y porque era un tema muy frecuente de conversación en mi casa, las cosas que él contaba de ella, a quien veía con mucha frecuencia, más que mis padres. Toda esa generación está marcada por Haydeé, su impronta está presente en todos los músicos que se nuclearon alrededor de la Casa de las Américas. Haydeé era absolutamente la bienhechora de todo aquel movimiento fantástico, no sólo nacional sino también internacional.

Me honró mucho cuando me llegó el encargo de hacer una obra por el centenario de Haydeé Santamaría. Hay que conmemorarlo como tiene que ser, por todo lo alto, con toda la visibilidad que requiere y que no siempre ha tenido la figura de Haydeé.

Desde el punto de vista musical, ¿cómo está concebida la obra?

Aunque el poema se nombra «En la muerte de una heroína de la patria», la pieza musical se titula Allí donde la luz. Es una frase tomada de un verso que termina diciendo: …allí donde la luz no olvida a su guerreros. El poema es muy motivador y de formas diferentes. Es un poema breve y la obra musical le da extensión, cosa que se puede hacer a veces con la música, porque tiene un discurso un poco más amplio. Transita a través de los versos, tratando de meterse en el espíritu de cada uno de ellos y tiene un lenguaje actual. Está escrito para coro mixto, orquesta de cuerdas, piano y percusión. Tiene alusiones muy intencionadas, una de ellas es a Ofelia, el personaje shakespereano.

…que está también en el poema de Fina.

Sí: Cúbranla de flores como a Ofelia. De repente la música roza una atmósfera un poco isabelina desde el punto de vista de la escritura coral, como una forma de contrapunto asociado a ese tipo de estética. Pero esos son momentos, porque la obra está continuamente tirando cabos hacia ese sentido legendario que tienen tanto el poema como la figura de Haydeé, hacia el presente y sobre todo hacia el futuro, es una obra que tiene también un lenguaje actual.

¿Y tiene quizás esa sonoridad latinoamericana que con frecuencia se identifica con la figura de Haydeé y también con la obra musical hecha por usted?

No deliberadamente. Yo cuando musicalizo versos, el dictado que sigo es el de la sonoridad, el de la palabra. Mucha música mía está inspirada en palabras, en versos, aunque no tenga letras, pero tuvieron su origen en experiencias poéticas y en este caso, doblemente. Y es una obra que contiene elemento dramáticos…

Como dramática fue la vida de Haydeé…

Porque de pronto me di cuenta que no estaba haciendo solamente una obra musical dedicada a Haydeé, así como mi madre no solamente escribió un poema dedicado a Haydeé. En el fondo, todo tiene un aire como de Oración, que es más abarcador, por supuesto Oración a Haydeé, a su vida y a su muerte, pero también es una Oración por todos nosotros, por Cuba, por su destino. Aunque no lo diga, la intención de la música es tirar un cabo hacia el presente y el futuro. Y, después de pasar por momentos angustiosos, sonoramente, termina como avizorando una claridad, como un amanecer, como el final de un viaje que termina siendo dichoso.

Es decir, apuesta por la luz que tanto necesitamos todos…

Efectivamente, apuesta por la luz, esa es la idea de la obra, las cosas hay que pensarlas a lo máximo y después ver qué se logra.

¿Usted nunca le ha temido a los encargos?

No, al contrario, gratitud es lo que he sentido.

En su obra hay varios ejemplos, uno de ellos esa gran banda sonora de la serie de televisión En silencio ha tenido que ser, pero ¿cómo ha sido esa relación con el trabajo por encargo? ¿Qué desafíos se le presentan? ¿Dónde coloca su imaginación?

Otras veces me han preguntado eso y creo que sé la respuesta. Yo lo veo así: uno siempre está trabajando, creando obras nuevas aunque no te hayan pedido nada y aunque no te sientes a hacerlo, hay una afluencia de ideas que es continua. En ese momento alguien te hace un encargo. Y las personas cuando te piden una música lo hacen porque ya sabían algo de tu trabajo o porque algo que hiciste les gustó, quisieran tener eso mismo. Esa suele ser la motivación.

Pero lo curioso es que cuando yo acepto, no es por el mismo motivo. Acepto porque es la oportunidad que tengo de hacer algo totalmente inesperado, que no tiene nada que ver con lo que hice antes, ni con lo que espera la persona que lo encargó. Eso es lo que me hace sentir gratitud, porque me da la posibilidad de avanzar, de crecer como compositor.

Y hay que tratar de no confiarse del todo en tus ideas preestablecidas, tienes que ver si lo que venías pensando sirve para ese encargo y da una oportunidad de desplegar un lenguaje o una forma de crear que no habías usado antes.

La obra dedicada a Haydeé Santamaría después que la hice me di cuenta que tiene el mismo formato de la Misa cubana. Yo no me lo propuse de esa manera. El verso me fue pidiendo la instrumentación y fue dictando sus leyes. Siempre en la obra hay que cumplir las leyes de la composición o de la instrumentación, hay que estar en interacción con cierta norma, pero hay otras leyes que surgen en el proceso que hay que ir acatando o rompiendo, y todo eso es fascinante.

En algunas de esas obras por encargo colaboraron usted y su hermano Sergio Vitier. ¿Cómo transcurrió esa relación de trabajo, ese diálogo no solo entre hermanos, sino entre músicos? ¿Cómo funcionaban la hermandad y el hecho de ser colegas?

La hermandad es un proceso que es continuo, no se interrumpió nunca, ni se interrumpirá jamás, porque es un diálogo de sangre y es más profundo e importante que la profesión.

Después, tenemos una figura como Sergio, de una suficiencia y una solidez artística muy grande que me antecede a mí, en edad también, que toca un instrumento que es autónomo, que se basta a sí mismo, como es la guitarra, igual que el piano, que son instrumentos líderes. Fíjate que no son frecuentes los dúos de piano y guitarra.

Antes de las series de televisión habíamos hecho una canción juntos, una mitad yo y otra él, me acabo de acordar de eso. Yo no hacía canciones ni él tampoco, hacíamos música instrumental. Pero nos dieron ese encargo y se grabó, era un soneto de Eliseo Diego dedicado a Alicia Alonso.

Porque además cuando tú dices que dos músicos colaboran, no quiere decir que los dos trabajen en lo mismo, sino que cada uno hace una parte porque el acto de componer música es absolutamente solitario. Tú escribes con tu lápiz y él con el suyo, y estoy hablando literalmente de lápiz, porque entonces no había otra forma de hacerlo. Tú rayas tu papel pautado y él el suyo. Son músicas que se hermanan en su continuidad, pero en su momento creativo pertenecen a él o a mí, es el caso de la música de En silencio… donde yo hice una parte de los temas y Sergio otra. Así hemos trabajado en varias series para la televisión y también para la danza.

En su perfil de Facebook leí una vivencia suya muy interesante. Se tropezó en la calle con lo que usted llama una verdadera Artista, con mayúsculas. Era una admiradora que le confesó que ella debió estudiar música, pero por diversas razones no pudo hacerlo y a continuación le dijo: lo que sí yo estoy es cantando siempre por dentro. Durante la pandemia, muchos artistas volvieron la mirada y reflexionaron sobre ese gran tema que es el vínculo creador- público. Imagino que José María también esté siempre cantando y componiendo por dentro, pero ¿con qué frecuencia necesita confrontar al público, a los críticos? Porque si bien la composición es un acto solitario, la interpretación es todo lo contrario.

La característica distintiva de este oficio de componer es que se inicia en una experiencia solitaria, individual e intransferible, pero no culmina hasta que no se hace extensiva a los demás, hasta que no se difunde y no solo eso, no se termina tampoco cuando se toca. Cada vez que se toca, el proceso continúa, porque nadie canta la misma canción dos veces de la misma forma. La música siempre está variando. No es lo mismo -y lo digo con todo el respeto por todos los colegas de todas las manifestaciones artísticas- cuando publicas un libro, ya está terminado, quisieras cambiarlo y ya no puedes, el cuadro puedes retocarlo, la película cuando la estrenas ya está terminada, se cierra un ciclo. Pero la interpretación, y sobre todo la de mi propia música, que me doy el lujo de variar a mi antojo, nunca es igual, ni siquiera cuando está publicada, impresa. La ejecución es siempre diferente. La música, además, no se escribe con la misma precisión que las palabras, así que hay muchos márgenes para la interpretación.

Y cuando aún no habíamos salido totalmente de esa calamidad que fue la pandemia, en una de las etapas de apertura, usted ofreció en el Teatro Martí un concierto para estrenar el disco Bienaventuranzas. ¿El impacto de la presentación en vivo qué le provoca?

Es gratificante y a la vez tenso. Soy de los que nunca saldré en calma ante el público. Uno sale con una presión indudablemente, por muchas veces que lo hayas hecho y aunque te lo sepas de memoria. Es una actividad vibrante, pero muy agotadora y demandante emocionalmente.

Hemos mencionado aquí a sus padres, a su hermano, a su tío Eliseo Diego. Usted proviene de una familia privilegiada en el sentido del pensamiento y de los valores éticos. Nacer y crecer en ese ambiente familiar, en el que además ocurrió un diálogo transversal e intergeneracional, ¿qué lecciones de vida le propició para asumir determinados desafíos que imponen la vida y la relación del artista con su sociedad? ¿Cómo hace uso de esas herramientas que su familia y ese entorno de análisis crítico de la sociedad le legaron?

Es una pregunta muy amplia y es un tema en el que he pensado mucho. Es cierto lo que dices de que tuve el privilegio de nacer en un entorno espiritualmente muy saludable. Mi familia es como todas, con sus luces y sombras, y con sus problemas. Pero lo que te puedo decir, quizás abreviando, que me pasa muy a menudo y cada día más, ante las circunstancias de la vida a las que ya has hecho alusión y del país, de nuestras dificultades concretas y de nuestras preguntas cotidianas, cada vez más acude el pensamiento de qué hubieran hecho mi padre y mi madre, cómo hubieran reaccionado. Porque, aunque ellos no hacían de la vida familiar una cátedra, ni una pedagogía deliberada, pues vivían con una tremenda sencillez, su propia conducta y el recuerdo de cómo actuaron en cada momento, es algo que me arroja mucha luz sobre la necesidad de la eticidad, del espíritu crítico, de la preservación de la libertad creadora como un tesoro que no se puede desperdiciar.

La responsabilidad ante la sociedad en abstracto, pero también ante el semejante; la profunda relación que tenemos con la historia -no solo la heredada sino la que estamos viviendo ahora-; la fidelidad a ciertos valores y la confianza en que la creación artística, en la medida en que desata las emociones y pertenece a un territorio donde los seres humanos se relacionan de una forma más profunda, incluso a partir de la comunidad de ideas, abre muchos corazones; toda esa visión del arte y de qué nos toca hacer a los artistas, sin proponérselo, constituyen la gran lección que me dejaron mis padres.

En el periodo de la pandemia algunas personas descubrimos al José María Vitier poeta de la palabra, porque ya sabemos que es un poeta de la música. ¿Esto es nuevo o tiene antecedentes y no lo sabíamos algunos? ¿Habrá algún proyecto de libro de poemas dando vueltas? Ya los ha compartido en las redes sociales y son bellos.

Yo estaba tranquilo con la idea de que pensaran que era un poeta como músico.

¿En qué medida teme que sea comparado con dos grandes poetas como Fina y Cintio?

Ahí empieza el problema. Siempre me sentí más cerca de la poesía que de ninguna otra manifestación artística, desde que era solamente un pianista, un director de un grupo o un compositor. Hice algunos versos de juventud, alguna canción con versos míos tempranamente, pero no escribía ni tenía historial para considerarme un escritor. He sido siempre un lector de poesía, en eso soy buenísimo, ahí no tengo problema con la vanidad. Eso lo aprendí desde niño y la poesía la descubrí antes que la música y en la voz de los poetas, que se reunían en casa y leían sus poemas.

En un momento de mi vida sentí la necesidad de escribir poesía de manera un poco compulsiva. Mis padres no vivieron ese proceso. Aunque algunas cositas que se hicieron públicas a mi madre le gustaron mucho, letras de canciones, pero no poemas.

Quizás, como le pasó a mi esposa con la pintura, que en un momento dado sintió ese misterio, ese llamado y de pronto sintió la necesidad y fue capaz de hacerlo, a mí me pasó lo mismo. Y efectivamente, publico mucho en mi perfil de Facebook. Disfruto y saco el máximo de provecho de lo que te dije al inicio, que como la música cambia siempre, a mí me pasa lo mismo con los versos: cada vez que vuelvo a poner un soneto o un relato, nunca es igual, le cambio partes. Y tengo miedo a fijarlo de forma definitiva, cuando para mí siempre sigue siendo un trabajo en evolución. Tendría que sentirme satisfecho de cada palabra para publicar un libro y eso no lo veo muy cerca. Lo que sí te garantizo que lo seguiré haciendo.

¿Nuevos proyectos?

Hay una película en esta primera parte del año con un productor mexicano. Hay muchos conciertos, la coyuntura del centenario de mi madre está disparando una demanda, bienvenida sea, para conciertos dentro y fuera de Cuba. Hay compromisos internacionales que no se hicieron antes y los estoy retomando ahora.

En la muerte de una heroína de la patria

Pónganle a la suicida una hoja en la sien,
Una siempreviva en el hueco del cuello.
Cúbranla con flores, como a Ofelia.
Los que la amaron, se han quedado huérfanos.
Cúbranla con la ternura de las lágrimas.
Vuélvanse rocío que refresque su duelo.
Y si la piedad de las flores no bastase
Díganle al oído que todo ha sido un sueño.
Ríndanle honores como a una valiente
Que perdió sólo su última batalla.
No se quede en su hora inconsolable.
Sus hechos, no vayan al olvido de la yerba.
Que sean recogidos, uno a uno,
Allí donde la luz no olvida a sus guerreros.

Fina García Marruz -Agosto, 1980

La Ventana

José María Vitier García-Marrúz


músico, compositor, director de orquesta, pianista, artes

Tecladista y compositor, fundador del grupo Síntesis, ha compuesto música para teatro, cine y televisión. Junto a su hermano Sergio ha creado la banda sonora de seriales para la televisión entre los que se encuentran: En silencio ha tenido que ser, La frontera del deber y muchos otros. Nace en La Habana, es hijo de los destacados poetas Cintio Vitier y Fina García Marruz.


Haydeé Santamaría Cuadrado


combatiente, sociedad, revolucionaria cubana, miembro de la dirección nacional del movimiento revolucionario 26 de julio (mr 26-7). directora de la casa de las américas.

Revolucionaria cubana. Combatiente en el asalto al cuartel Moncada y en el levantamiento en Santiago de Cuba, el 30 de noviembre de 1956. Miembro de la Dirección Nacional del Movimiento Revolucionario 26 de Julio (MR 26-7). Directora de la Casa de las Américas.


Josefina Consuelo García-Marruz Badía


poetisa, ensayista, investigadora literaria, sociedad, graduada de ciencias sociales, crítica literaria

Es Graduada en Ciencias Sociales. Esposa y compañera del maestro Cintio Vitier, madre de dos de los mayores compositores contemporáneos: Sergio y José María, cuñada de otro grande de nuestras letras, también desaparecido, Eliseo Diego, ella fue una de las dos mujeres del grupo Orígenes (junto a Cleva Solís) que encabezara José Lezama Lima, entre los años 1944 y 1956. Desde muy joven había manifestado su inclinación por las letras.