Otorgan en Angola mención honorífica a ortopédico cubano Wilfredo Ramírez
Tras cuatro años, el médico cubano Wilfredo Ramírez concluye su misión en Angola con dos galardones a la excelencia profesional, que denotan hoy la gratitud de este pueblo africano.
Ambas distinciones le tomaron por sorpresa, contó el especialista de primer grado en Ortopedia y Traumatología y en Medicina General Integral (MGI), oriundo de Siboney, en la oriental provincia de Santiago de Cuba.
Solo esperaba despedirse de las autoridades de Moxico y de su colectivo en el hospital general de aquella provincia en el este del país, impartiendo una conferencia resumen sobre los resultados en el tratamiento a niños con malformación congénita del pie varo-equino.
Un tema apasionante para él, objeto hace años de su tesis de grado en Ortopedia y de una intensa labor asistencial y científica durante cuatro años en Moxico, debido a la alta prevalencia de la patología.
La Mención Honorífica entregada por el gobernador Gonçalves Manuel Muandumba y el Certificado de Mérito del Hospital General, por parte de la dirección provincial de Salud, dan cuenta de la alta estima.
Con 22 años de experiencia laboral, Ramírez nunca antes había trabajado en África, ‘pero en nuestra brigada médica hay especialistas que han prestado servicios en otras naciones del continente y eso ayuda al intercambio de conocimientos, pues nos enfrentamos a enfermedades inexistentes o muy raras de ver en Cuba’, expresó.
La labor asistencial aquí es difícil; muchas personas, explicó, suelen acudir primero a los remedios caseros tradicionales y cuando llegan al hospital generalmente presentan una situación complicada, en el caso de su especialidad, por patologías ortopédicas traumáticas.
LOS NIÑOS
Al poco tiempo de estar aquí me di cuenta que había una gran cantidad de casos con deformidades en los pies, incluso en niños adultos sin vida social útil, con la tristeza de ser motivo de constantes burlas, como le sucedía a uno de mis pacientes’, relató el cirujano.
Desde el punto de vista científico, también era algo inédito para él, nunca antes había corregido el pie varo-equino en niños adultos, solo en numerosos bebés de hasta un año de vida por el método de Ponseti.
La experiencia con tres niños adultos, que tenían la deformidad bien establecida, ‘fue algo grandioso, ya están caminando, en fase de rehabilitación’, dijo el experto.
En el transcurso de cuatro años, operó a 52 menores a causa del pie varo-equino, el 98 por ciento con resultados entre excelentes y buenos, solo dos tuvieron un saldo negativo porque abandonaron el tratamiento, al parecer debido a las dificultades económicas de sus familias para costear los viajes periódicos al hospital provincial desde municipios distantes.
Aunque la especialidad en MGI ofrece una preparación amplia, Ramírez tuvo que afincarse en los estudios, revisar lo más novedoso en la praxis médica internacional, cuando la dirección angoleña del hospital general de Moxico le pidió operar de manera urgente a los infantes con traumas cráneo-encefálicos, pues era en aquel momento el más indicado para asumir el reto de salvarles la vida.
Promotor de jornadas científicas en el territorio, el experto tampoco desaprovechó las posibilidades de enseñar y aprender durante el quehacer diario para reconducir prácticas asistenciales, mejorar la organización de los servicios de ortopedia, la recepción y el tratamiento de los politraumatizados.
‘La docencia constante, en la entrega de guardia, en la sala, en el intercambio diario con la dirección del hospital…’, así ilustra el galardonado otra vertiente de su sentido del deber profesional y del cariño por el pueblo angoleño.
EL RETORNO
En su hoja de servicio en Angola, constan alrededor de 800 cirugías en cuatro años, más del 60 o 70 por ciento en solitario, al comienzo ‘no había otro ortopédico en mi hospital’, precisó.
Por estos días lo despiden con una mezcla de tristeza y alegría, saben que necesita regresar; en la mayor de las Antillas, María del Pilar Gutiérrez y otros familiares aguardan por él, lleva dos años sin ir a Cuba debido a la pandemia de la Covid-19, y ‘la añoranza de mi mamá y mis hijos es algo complicado’, reconoció.
Partirá de Angola, siendo un moxicano; ‘se lo dije a los periodistas en el acto con el gobernador; las misiones médicas no se pueden reducir a la prestación de servicios, deben servir para la integración de los pueblos, para compartir saberes culturales’.
La identificación como oriundo de Moxico o de otro punto de la geografía africana provino de la gente; muchos llegaron a tildarlo de bromista o mentiroso cuando aclaraba: ‘Yo soy médico cubano’.