Osmany Estopiñán es el mayor donante de plasma en Argentina para tratar la COVID-19
En la provincia de Córdoba un hombre cubano hace hoy historia con un infinito acto de amor y solidaridad: tras recuperarse de la Covid-19 se convirtió en el mayor donante de plasma para salvar vidas en Argentina.
El "superdonante de plasma en Córdoba es cubano", señala una televisora local en tanto las portadas de algunos medios en esa provincia se hacen eco de la hazaña de Osmany Estopiñán Vázquez, un matancero de 50 años que asentó su vida en la localidad de Carlos Paz, donde vive junto a su esposa e hijos hace una década.
"El que más se ofreció para donar su plasma no es de acá, es cubano", remarca un canal al resaltar la enorme acción de Estopiñán, quien ya ha donado su sangre cinco veces. Y es que Osmany es una de solo 96 personas que han donado su plasma de un total de tres mil 370 casos recuperados en la provincia de Córdoba.
De regreso de un viaje del exterior, fue sorprendido por la pandemia que azota al mundo y la pasó bien duro. Estuvo 11 días internado, con insuficiencia respiratoria, mucha fiebre, neumonía en el pulmón derecho. Perdí el olfato y me sentía muy mal, contó a Prensa Latina tras advertir que el virus empieza con una gripe muy pequeña y puede complicarse en apenas un día.
Hoy se encuentra mucho mejor, han pasado ya cuatro meses de la enfermedad y de vivir una experiencia que califica como fuerte y ahora retribuye ese amor que le dieron los médicos que lo atendieron para aportar un grano de arena a esta batalla contra la Covid-19 y ayudar a otros a sobrevivirla.
Varias fotos registran los momentos que Osmany ha extendido su mano para que los trabajadores del Centro de Plasmaféresis de Córdoba puedan extraerle su sangre. Hoy ya es casi de la familia en ese lugar, donde lo esperan en el Hospital San Roque de Córdoba para completar su sexta donación.
Cuenta que el deseo de hacer esto nace con la voluntad de ayudar a otros, esa cualidad y espíritu de solidaridad tan arraigado en su isla caribeña.
Desde que me dieron de alta en la clínica estaba dispuesto a donar plasma y me llamaron, la idea era retribuir, tratar de dar mi granito de arena para ayudar a terminar este virus, lo más que uno puede es ser así, mientras mis parámetros me lo permitan voy a seguir haciéndolo, dice.
Estopiñán apunta que la voluntad de ayudar viene en el ADN del cubano desde que nace y ahí se ve hoy en la acción de tantos médicos de su patria que por el mundo aportan su experiencia también para salvar vidas desde la Brigada Internacional Henry Reeve, para quienes varios países piden se les otorgue el Nobel de la Paz por su labor y humanismo.
Uno va a encontrar siempre eso en nosotros los cubanos, subraya este hombre, quien conserva ya muchas anécdotas que lo alientan a seguir ofreciendo su sangre para salvar vidas, una de ellas de una señora de 99 años que iba a terapia intensiva.
"Le dieron la dosis cero de mi plasma y al otro día se levantó. También otro señor de 63 años que le dieron las dos dosis y salió de terapia y hay una chica joven, tengo muchas historias que me motivan porque sé que es algo que sirve y puede ayudar", enfatiza a Prensa Latina.
Convertido en un donante estrella, muchos a través de portales y en internet le agradecen a Estopiñán con emotivos mensajes por su valentía, por ganarle a la vida y luchar por salvar otras.
"Cuando me llamen, yo estaré", remarca consciente de que cada donación hoy es muy importante para impedir que la terrible pandemia siga arrancando vidas.