Sobreviviente de la Batalla del Ebro, (agosto 1937) como combatiente de La Guerra Civil Española, el avileño Manolo Ortega Romero, cumple cien años este 28 de noviembre, y escribo cumple, no cumpliría, porque es un referente de la locución en Cuba que se mantiene vivo para quienes lo vimos y disfrutamos, y en aquellos que fue maestro.

Oriundo de la Capital de la locución en Cuba, emigró muy joven con sus padres a España, y allí combatió por la Republica y terminó en un campo de concentración en la Francia fascista. Gracias a la intervención del cónsul cubano, salió rumbo a La Habana en 1939 en el vapor Orduña.

Trabajó como mozo de limpieza, ayudante en un laboratorio fotográfico y mensajero hasta que pudo contratarse en una tienda y mejoró su situación económica. Vivió ese tiempo en una casita que le resolvió el Partido Socialista Popular, PSP, porque era miembro de su organización juvenil.

Precisamente en 1940 comenzó en CMCA, propiedad de La juventud socialista, conduciendo el espacio La hora de la juventud, de orientación política. Ese fue su inicio como locutor.

Infatigable lector, Manolo alcanzó una impecable dicción, un estilo depurado y sello muy personal.

Su manera de decir le abrió el camino hacia otras emisoras: CMBF, CMZ, Radio García Sierra, y Mil Diez, del PSP que él consideró “una verdadera escuela”. Allí interactúo con intelectuales como Félix Pita Rodríguez, Marcos Behmaras, Paco Alfonso, la actriz Raquel Revuelta, el músico Adolfo Guzmán y otras figuras del mundo artístico. En esa emisora escribía el espacio Radio Locuras, pero el día que Behmaras hizo un guion se lo dejó, porque comprendió que el otro era tremendo escritor.

Fue narrador deportivo junto a Ibrahim Urbino, que le valió la distinción de novato del año que otorgaba el periódico Hoy. Compuso canciones que interpretaron, por ejemplo, Elena Burque y Marta Justiniani. Era tan apasionado con la canción que le nombraban Míster Feeling.

Allanada la Mil Diez por el gobierno de Carlos Prío Socarrás, Manolo pasó a trabajar a la emisora COCO, de Guido García Inclán, en el programa de sátira política Cuba en llamas.

Retornó a la CMBF, que ya formaba parte del Circuito CMQ, ubicada en Radiocentro. Y el 18 de diciembre de 1950, cuando se inauguró el Canal 6 (CMQ Televisión), el estelar locutor participó en el programa de apertura Tensión en el Canal 6, con guion de Behmaras.

Manolo Ortega Romero. Foto: Archivo Icrt

Indudablemente, era el mejor locutor. La cervecería Hatuey lo contrató como locutor exclusivo desde el 5 de enero de 1951 y trabajó en otros espacios comerciales: el Cabaret Regalías y Aquí todos hacen de todo, son dos ejemplos.

El mismo hombre que con fruición se tomaba la cerveza Hatuey, tenía participación en la lucha clandestina y estaba fichado en el BRAC (Buró Represivo de Actividades Comunistas).

Hombre consecuente con su tiempo, en junio de 1960, renunció a su contrato de locutor exclusivo de CMQ Televisión y la Hatuey. Comenzó a trabajar por solo 500 pesos, en Televisión Revolución, como se renombró el Canal 2. Moderó el espacio en que comparecía regularmente el joven Fidel Castro, entonces Primer Ministro del Gobierno Revolucionario. Desde entonces sería el locutor de la Cuba revolucionaria por casi 30 años. Playa Girón, Crisis de Octubre, Zafras, ataques mercenarios y el dos de noviembre de 1961 inauguró, junto a Eddy Martin, el Noticiero Nacional de Televisión. Tuvo el placer y el honor de ser el presentador habitual de Fidel, por casi 30 años.

Fundador del Batallón 120 de las Milicias Nacionales Revolucionarias; machetero de numerosas zafras azucareras; militante y dirigente de base del Partido Comunista, mereció la Distinción por la Cultura Nacional, la Medalla Alejo Carpentier, el título honorifico de Héroe del Trabajo de la República de Cuba y las medallas de la clandestinidad e internacionalista, respectivamente.

Manolo Ortega Romero. Foto: Archivo Icrt

Hortensia Soto fue su esposa. Se conocieron en la emisora Mil diez, y ella fue para los cubanos y cubanas “Estrellita, nuestra dulce y buena Estrellita”, del mítico programa Amigo y sus amiguitos.

Con esa vida tan rica en lo profesional, social y político vale entonces encender 100 velitas por Manolo Ortega, el locutor de Fidel.