El Mayor General Maximo Gomez Baez nacio en Bani (Republica Dominicana), hijo de Andres Gómez y Guerrero y Clemencia Báez y Pérez. Gracias a los esfuerzos de sus familiares, aprendió a leer y a escribir en su hogar porque en esa época había pocas escuelas y él no pudo ir a ninguna.
Mas tarde, lo sigue educando su padrino, el cura Andrés Roson. Este quiso educar al niño para el sacerdocio. Pero Máximo Gómez se alista en el ejército español con 20 años de edad. Soldado de los que peleaban con machete, sobre un caballo o a pie y hasta descalzo.
Llegó a Cuba en 1865 como comandante del Ejercito español. En Cuba vió cosas que le hicieron cambiar su forma de pensar. Allá había muchos esclavos, produciéndole el trato que ellos recibían una fuerte impresión.
En 1868 se alista en el movimiento emancipador cubano. Máximo Gómez entró en la guerra por la independencia con el rango militar de sargento. Tan grandes fueron los conocimientos demostrados que pocos días después fue ascendido a General del Ejército revolucionario.
Combatió en la Guerra de los Diez Años, la primera lucha por la independencia de Cuba. Después de la guerra viajó a los Estados Unidos y se reunió con José Martí, pero el enfoque de los dos al problema de la liberación cubana era diferente. Gómez tendía a favorecer el lado militar.
Sin embargo, en 1895 Martí, le pide a Gómez que dirija la nueva lucha en las provincias orientales. Sus tácticas eran la de ataques rápidos para lo cual las fuerzas de guerrilla estan acomodadas. El General español Valeriano Weyler respondió con la trocha o zanjas fortificadas construídas para parar esas fuerzas. Gómez lucha a pesar de los considerables obstáculos presentados por los 160,000 hombres de Weyler.
En 1892 se une a José Martí, líder del Partido Revolucionario Cubano, con quien desembarcó en Cuba tras el grito de Baire (1895) que inició la Guerra de la Independencia de Cuba. Fue jefe militar de las fuerzas revolucionarias hasta el final de la guerra en 1898. Tras la expulsión de los españoles y la independencia de la isla, y depuesto del cargo por la Asamblea, apoyóo la candidatura de Tomás Estrada Palma a las elecciones presidenciales de 1901.
Al fin de la guerra, Gomez tenia 75 años de edad, y habia dedicado más de la mitad de su vida a la liberación de Cuba. Gómez fue un bello ejemplo del internacionalismo, pues dedicó la mayor parte de su vida a su "querida y sufrida Cuba", a la par que un militar admirable por su valor e intransigencia. Siendo cortés con el enemigo valiente, era implacable con los cobardes o los indisciplinados de sus propias tropas. Su brillante estrategia militar, su ejemplo personal y su estilo de mando, célebre por su severidad, le posibilitaron llevar a cabo campañas (la Invasión y posteriores campañas) sin precedentes históricos por la disparidad de sus fuerzas tanto en hombres (de 35'000 a 40'000 mambises contra más de un cuarto de millón de españoles) como en técnica militar: los mambises no contaban con artillería, salvo a finales de la guerra, cuando Calixto García asedió a la ciudad de Holguín con algunos cañones, por cierto tomados al enemigo, sin contar con las dificultades enormes para hacer llegar expediciones con hombres y armas para la lucha.
Por último, su conducta desinteresada de retiro de los asuntos políticos, luego del triunfo cubano, también fue admirable en cierto modo, pues nunca pretendió protagonismo alguno en la vida política civil de Cuba, a la que en realidad tenía derecho por sus extraordinarios méritos. Aunque fueron muchos los grandes patriotas cubanos, cuando se cita la trilogía de hombres fundamentales de la Guerra de Independencia, Máximo Gómez está junto a José Martí y Antonio Maceo.