Ensayista, crítico, historiador, profesor y periodista. Se le considera uno de los más constantes y versátiles difusores de la literatura cubana. Premio Nacional de Ciencias Sociales y de Investigación Cultural.
Salvador Bueno nació en La Habana, en la calle Industria entre Virtudes y Concordia, en el municipio de Centro Habana. Su padre era venezolano y la madre, cubana; ambos, de ascendencia española.
Desde niño se aficionó al “noble vicio solitario” de la lectura, según sus propias palabras. Estudió en su ciudad natal y en la Universidad de La Habana se graduó de Doctor en Filosofía y Letras (1942), después de defender su tesis sobre “Enrique Piñeyro y la crítica literaria”.
Ejerció como profesor en una escuela privada hasta 1947. Desempeñó la cátedra de Gramática y Literatura en el Instituto de Pinar del Río, primero, y luego en los de la Víbora y el Vedado, en La Habana. Obtuvo por oposición la plaza de instructor en la cátedra de Historia de la Literatura Cubana e Hispanoamericana, de la Escuela de Filosofía y Letras de la Universidad de La Habana (1949) y trabajó como profesor de su Escuela de Verano entre 1949 y 1956. Perteneció a la Institución Hispanocubana de Cultura.
En ese lapso publicó la Antología del cuento en Cuba. 1902-1952 (1953) y varios ensayos, algunos con enfoques abarcadores como Contorno del modernismo en Cuba (1950), Medio siglo de la literatura cubana. 1902-1952, y Policromía y sabor de los costumbristas cubanos (los dos últimos, de 1953); y otros más específicos: “Semblanza biográfica y crítica de un narrador [Lino Novás Calvo]”, “Las ideas literarias de Domingo del Monte” y los que reúne en La letra como testigo (1957), sobre literatura hispanoamericana y cubana, entre ellos “Presencia cubana de Valle Inclán”, “Alejo Carpentier, novelista antillano y universal” y “Huella y mensaje de José Martí”. Además, en esta época apareció la primera versión de su Historia de la literatura cubana (1954, reeditada en 1959 y 1963), que, en correspondencia con los planes de enseñanza media y superior vigentes en Cuba, ha sido manual utilizado por varias generaciones de cubanos y es, sin duda, texto de referencia para los estudiosos.
Llama la atención que se apartara en ese momento del método generacional –al que sí se adscriben otros historiadores literarios como Raimundo Lazo y José Antonio Portuondo–, tan polémico hoy pero de mucho arraigo entonces.
Salvador Bueno viajó por España, Francia y los Estados Unidos. Su ensayo Trayectoria de Enrique Labrador Ruiz (A los 25 años de Laberinto) (1958) recibió el premio de la Sección de Gramática y Literatura del Colegio Nacional de Ciencias y de Filosofía y Letras. Publicó su compilación de Los mejores ensayistas cubanos (1959) y Los mejores cuentos cubanos (Lima, 1959-1960). Colaboró con publicaciones nacionales (Revista Cubana, Gaceta del Caribe) y extranjeras (Hijo Pródigo, México; Revista de Indias, Colombia; El Papel Literario, Caracas e Índice, Madrid).
En 1962 integró el claustro de la Escuela de Letras y Artes de la Facultad de Humanidades –después Facultad de Filología– en la Universidad de La Habana, y formó parte de las transformaciones en la educación superior cubana, proceso conocido como Reforma Universitaria.
Viajó por Hungría, la Unión Soviética y otros países de Europa del este.
En 1964, a través de la Comisión Nacional Cubana de la UNESCO, se editó su libro Figuras cubanas, compendio de pequeñas biografías de relevantes nombres de la cultura en la Isla aparecidas con carácter divulgativo en diversas publicaciones, que, con algunos cambios, fue reeditado en 1980 por la UNEAC dado el valor que comportan las semblanzas reunidas. En el propio año 1964 se publicó su investigación Temas y personajes de la literatura cubana; como ha sido destacado, resultan particularmente notables sus acercamientos a las publicaciones seriadas desde el punto de vista literario, sobre todo las de la colonia. Elaboró la Órbita de José Antonio Fernández de Castro (1966).
Fue nombrado asesor literario de la Biblioteca Nacional José Martí y fungió como editor jefe de su prestigiosa revista. Otro esfuerzo recopilatorio de su trabajo apareció en 1967 con el título Aproximaciones a la literatura hispanoamericana; en esta ocasión obras y autores continentales eran atendidos por Bueno y, tras el tono divulgativo de la obra, el análisis del investigador resulta iluminador sobre problemáticas diversas de las letras de Hispanoamérica.
Es muy sugerente que una figura dedicada al hispanismo, y en particular a las letras cubanas, como Salvador Bueno, haya dedicado buena parte de su hacer profesional a estudiar y divulgar las letras húngaras y búlgaras: Bueno es hasta hoy quien más empeño ha tomado en ello. El contexto de relaciones cubanas con países del entonces campo socialista del Este europeo lo posibilitó. En 1977 la editorial húngara Corvina le publicó el libro Cinco siglos de relaciones entre Hungría y América Latina. En 1977, la Academia de Ciencias de Hungría le otorgó el grado científico de Doctor en Ciencias Literarias por su tesis El negro en la novela hispanoamericana, obra que se publicó una década después, en 1986, y pretende una sistematización del tema negro en la novela de Hispanoamérica a través de hitos.
En el mismo prolífico año 1977, vio la luz otro volumen de ensayos de Salvador Bueno, De Merlin a Carpentier, nueve textos entre los que destaca el dedicado a la María de las Mercedes de Santa Cruz y Montalvo, Condesa de Merlín, una figura con muy escasa fortuna crítica en los estudios cubanos.
La intensidad del quehacer intelectual de Salvador Bueno tiene también como frutos toda una estela de antologías, ediciones y prólogos. Cabría destacar algunas de las primeras, a manera de “botón de muestra”, pues sus títulos ya ofrecen una idea de en qué medida se acercó, o bien en calidad de primeros estudios o bien aguzando el ojo para identificar zonas requeridas de nuevas exploraciones: Los mejores cuentos cubanos (1959), Los mejores ensayistas cubanos (1959), Órbita de José A. Fernández de Castro (1966), Cuentos cubanos del siglo XX (1975), Cuentos cubanos del siglo XIX (1977), Leyendas cubanas (1978), Poesía y prosa de Diego Vicente Tejera Calzado (1981), Martí por Martí (1982), Cuentos y novelas de Alfonso Hernández Catá (1983), Acerca de placido (1985) y Costumbristas cubanos del siglo XIX (1985)
Salvador Bueno, junto a su amplia labor docente, desarrolló un profuso periodismo cultural, antes y después de 1959. Colaboró con Bohemia, Unión, Casa de las Américas, La Gaceta de Cuba, Revista de la Biblioteca Nacional, Cuadernos Americanos (México) y otras publicaciones cubanas y extranjeras.
Alcanzó reconocimiento en diferentes partes del mundo como tenaz investigador, especialmente de la creación ensayística del siglo XIX y la primera mitad del XX, la crítica literaria de ese período, la literatura costumbrista y la narrativa cubana, en general.
Fue miembro de la Sociedad Colombista Panamericana; fundador de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) y el Centro Cubano de la Asociación Internacional de Críticos Literarios (UNESCO, París).
Fue Profesor Invitado durante más de veinte años en la Cátedra de Español de la Universidad de Eotvos Loránd, de Budapest, Hungría. Fue Presidente de Honor de la Sociedad Económica de Amigos del País (SEAP). Desde 1995 hasta 2004 presidió la Academia Cubana de la Lengua.
A lo largo de su trayectoria intelectual recibió múltiples galardones atendiendo al significado de su labor como profesor, historiador y crítico de la literatura; en favor del enriquecimiento, sistematización y depuración del español que se habla en Cuba; y de la difusión internacional del hispanismo: Placa conmemorativa de la ciudad de Kladno (Checoslovaquia, 1967), Placa por el sesquicentenario de Sándor Petöfi (Hungría, 1973), Placa por el centenario de Endre Ady (Hungría, 1977), Medalla por los 1300 años de Bulgaria (Bulgaria, 1983), Medalla José Tey (Consejo de Estado de la República de Cuba, 1983), Medalla por los 40 años de Socialismo en Bulgaria (Consejo de Estado de Bulgaria, 1984), Placa por el sesquicentenario de Sturovskej Druziny (Unión de Escritores de Eslovaquia, 1986), Medalla de fundador de la Escuela Nacional de Técnicos de Bibliotecas (1987); Medalla Fernando Ortiz (Academia de Ciencias de Cuba, 1987); Distinción por la Cultura Nacional (Ministerio de Cultura de Cuba, 1988), Distinción Félix Elmuza (Unión de Periodistas de Cuba, 1989), Réplica del machete del Generalísimo Máximo Gómez (Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba, 1990), Distinción Gaspar Melchor de Jovellanos (Federación de Asociaciones del Centro Asturiano de La Habana, 1994), Medalla Alejo Carpentier (Consejo de Estado de la República de Cuba, 1995), Premio García Lorca (Centro Andaluz de La Habana, 1995), Cruz de la República de Hungría (1996), Premio Internacional José Vasconcelos (Revista Norte y Frente de Afirmación Hispanista A.C., México, 1998), Premio Internacional Fernando Ortiz (Fundación Fernando Ortiz, 2000), Premio Nacional de Investigación Cultural (Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello, 2000), Orden Juan Marinello (2002) y Premio Nacional de Ciencias Sociales de Cuba (2004).
Salvador Bueno Menéndez murió en La Habana el 22 de octubre de 2006.
Fuente: EnCaribe.org