Creadora de la caldosa de Kike y Marina.
Marina es de esas personas que logran mantener una sonrisa aún en los peores momentos, y con tan solo escucharla infunde unos ánimos que hacen confiar en la posibilidad de cambiar el mundo solo con el empeño propio.
Marina vive en Las Tunas hace tanto tiempo que su nieto dice que fue a Holguín solo a nacer. Sus más de ocho décadas no le impiden conversar sobre sus años de jovencita con paciencia y jovialidad. La edad ya no está en su piel ni en su cabello: está en su mente, que se conserva tan entusiasta, soñadora y pura como en los años en que acogió los boleros como talismán.
Vivió en la Sierra Maestra, en Chivirico, un lugarcito de la provincia de Holguín, con tres hermanos de padre y madre, y su padre tenía cuatro hijos más. Era una familia modesta. A los 17 años se mudaron para Las Tunas. Era una muchacha muy alegre e independiente; amaba cantar en la casa y para los amigos. Le encantaba la trova santiaguera y los boleros,
A los 29 años conoció a Kike, él trabajaba en el central Manatí, en tiempo de zafra, y cuando esta se terminaba, vendía café de manera ambulante; lo compraba en la cafetería La Equitativa, donde Marina trabajaba. Allí se vendían las mejores confituras que entraban a Cuba: la ambrosía y la estrella; también helados, guarapo de caña y cajas de bombones que Marina envolvía personalmente para una novia que él tenía; pero siempre quería que yo Marina atendiera. Posteriormente “Me enamoró, lo primero que me dijo fue que había terminado con su pareja. Fuimos novios por nueve meses, luego nos casamos y nos fuimos a vivir juntos. Tuvimos tres hijos: dos hembras y un varón”.
La caldosa surge porque su hijo estudiaba en la Unión Soviética. Al venir de vacaciones, coincidía con la primera vez que la provincia ganaba la sede de las celebraciones por el 26 de julio y le hicimos una fiesta de bienvenida. Aquello fue tremendo, participó todo el barrio y, como dice la canción, los borrachos estaban para recoger con pala. Hicimos la caldosa, sacamos las ollas y la fiesta casi terminada, pero al repartirla fue como el brebaje de Astérix y Obélix: de momento todo el mundo se recuperó y siguió la fiesta por tres días a base de ron y caldosa”.
La Caldosa es una receta viejísima que llega a Cuba de España. "Lo que nosotros hicimos fue, por primera vez, prepararla en una fiesta del barrio, con nuestros aportes y el nombre de caldosa. Otro aspecto que tuvo mucho que ver fue el gran éxito de la canción que nos hizo mi gran amigo Rogelio Díaz Castillo", dijo Marina.