Lorenzo García Vega

Lorenzo García Vega
Foto
Blogspot
Nacimiento:  
12
/
11
/
1926
Fallecimiento:  
1
/
6
/
2012

Autor de culto y de una de las obras más inclasificables de la literatura cubana, su influjo llega hasta los más jóvenes escritores de la Isla.

El escritor cubano Lorenzo García Vega murió en el Metropolitan Hospital de Miami. Tenía 85 años, y había sufrido recientemente un ataque vesicular que se le complicó con un grave padecimiento del corazón.

García Vega nació en Jagüey Grande. Llegó a La Habana siendo adolescente y se relacionó con el Grupo Orígenes. En 1945 concluyó el Bachillerato en el Instituto de La Habana. Con Espirales del Cuje obtuvo en 1952 el Premio Nacional de Literatura, del MINED. En 1954 se graduó de Doctor en Derecho en la Universidad de La Habana y en 1961 obtuvo el título de Doctor en Filosofía y Letras.

Fue responsable de publicaciones en la Comisión Nacional Cubana de la UNESCO y Subdirector del Centro de investigaciones literarias del Consejo Nacional de Cultura. Trabajó en el Instituto Cubano del Libro y colaboró en la elaboración del Diccionario de la Literatura Cubana. En 1968 se estableció en la ciudad de Nueva York y luego en Miami, Estados Unidos, país que había visitado con anterioridad .

Al igual que el resto de los origenistas, categoriza el universo poético con la imagen. Las asociaciones intuitivo - verbales las plasma como sucesión onírica, lo que peculiariza su poesía con un cariz de "lontananza", derivación de una poética de la memoria, como principal distingo de esta "segunda generación".

Perteneciente al grupo nucleado alrededor de José Lezama Lima y la revista Orígenes, fue el más joven del grupo y quien más textos publicara a lo largo de la existencia de la publicación. El que tal vez sea su libro más conocido, Los años de Orígenes (Monte Ávila, Caracas, 1979; reeditado por Bajo la Luna, Buenos Aires, 2007), constituye unas memorias y un ajuste de cuentas, no solo con los escritores que conformaban tal grupo, sino con la época republicana, con los primeros años del período revolucionario, con el siglo XIX y con el imaginario nacional.

"Un día", le escribió Octavio Paz, "su libro será leído como lo que es: uno de los testimonios más lúcidos de estos años infames".

Autor de una de las obras más inclasificables de la literatura cubana, publicó poemas, cuentos, ensayos, diarios, memorias, recuentos de sueños, esbozos de novela: Suite para la espera (Orígenes, La Habana, 1948), Espirales del cuje (Orígenes, La Habana, 1952, Premio Nacional de Literatura), Cetrería del títere (Universidad Central de Las Villas, 1960), Ritmos acribillados (Nueva York, 1972), Rostros del reverso (Monte Ávila, Caracas, 1974), Collages de un notario (La Torre de Papel, Miami, 1992), Espacios para lo huyuyo (La Torre de Papel, Miami, 1993), Vilis (Deleatur, Angers, 1998), Poemas para penúltima vez (1948-1989) (Saeta, Santo Domingo,1991), Vilis (1998), Variaciones a como veredicto para sol de otras dudas (La Torre de Papel, Miami, 1993), Palíndromo en otra cerradura. Homenaje a Duchamp (Pequeña Venecia, Caracas,1999), El oficio de perder (Universidad Autónoma de Puebla, 2005; Espuela de Plata, Sevilla, 2005), Papeles sin ángel (2005), Cuerdas para Aleister (Tsé-Tsé, Buenos Aires, 2005), Devastación del Hotel San Luis (Mansalva, Buenos Aires, 2007), Son gotas del autismo visual (Mata-Mata, Ciudad Guatemala, 2010), Erogando trizas donde gotas de lo vario pinto (La Palma, Madrid, 2011).

En sus libros, García Vega cultivó el collage, lo fragmentario, las digresiones, lo interrupto. Hizo de los laberintos y de los caleidoscopios emblemas de su obra. No mueras sin laberinto, recibió como título una antología de su obra publicada en Buenos Aires (Bajo la Luna, 2005). En sus libros son recurrentes ciertos recuerdos de infancia en Jagüey Grande, el cine silente, el psicoanálisis, los esoterismos, las cajas construidas por el artista estadounidense Joseph Cornell, una colchoneta tirada en un solar yermo...

La infidelidad que mostrara por los géneros literarios, su desentenderse de las convenciones que cada uno de los géneros exige, resultan compensadas en sus libros por un discurso poderosamente hilado, una voz obsesiva, obsesionada por alcanzar alguna forma, por dar forma a sus pensamientos y sospechas y perplejidades y onirismos.

Exiliado desde 1967, primero en Madrid, Nueva York, Caracas y, al final, en Miami, a este último destino lo llamó en sus libros Playa Albina. Vilis, título de uno de sus libros, era, según él, el cuerpo astral de Playa Albina o Miami. Y, del mismo modo que gustaba de bautizar lugares, gustó de bautizarse a sí mismo como el no-escritor, el notario de Orígenes, el hacedor de cajitas, el colachero.

Lorenzo García Vega escribió abundantemente hasta el final. Ganó cada vez más ediciones y lectores asombrados: su fama es la de un autor de culto. Censurado en el diccionario de la literatura cubana que publicara el Instituto de Literatura y Lingüística de Cuba, la enciclopedia digital oficial Ecured caracteriza así su literatura: "comenzó a revelarse lo que hoy resulta una escritura enrarecida, extraña, burlona de torpes encasillamientos". Contrario a estas administraciones oficiales, su obra comenzó a ser apreciada y revalorada en La Habana por la generación de poetas cubanos nacidos en los años 60, y su influjo llega hoy hasta los más jóvenes escritores de la Isla.

Jorge Luis Arcos prepara un volumen que estudia minuciosamente su obra y que publicará a fines de este año la editorial madrileña Colibrí. Rafael Rojas ha incluido a Lorenzo García Vega entre los escritores cubanos de vanguardia a los que ha dedicado un libro suyo por aparecer.

Ha publicado además:
Espirales del Cuje (1952), por el que fue galardonado con el Premio Nacional de Literatura en ese mismo año.
Ritmos acribillados (1972)
Collages de un notario (1992), Espacios para lo huyuyo (1993)
Poemas para penúltima vez (1948-1989) (1991) Vilis (1998)
No mueras sin laberinto (primera antología de su obra publicada en laArgentina, 2005)
Cuerdas para Aleister (2005)
Devastación del Hotel San Luis (2007).