Fiel exponente de la combatividad de las mujeres cubanas. Fue una participante activa de las actividades conspirativas que, en contra del colonialismo español, se organizaban en la Isla.
Transcurre su niñez en el hogar paterno que con honor presidiera la figura de su progenitor el bondadoso galeno Dr. Antonio Matias Rubio Valero, vio morir a la madre de su adoración, la señora Prudencia Díaz Diaz-Pimienta, cuando sólo contaba seis años de edad. Diez años después, en plena juventud, cuando constituía la mayor admiración por su arrogante figura y por su simpatía natural, contrajo matrimonio con el señor Joaquín Gómez Garzón, de cuya unión nacieron sus hijos Ana María, Isabel, Rosa y Modesto.
Se incorporó al movimiento conspirativo en 1882 y participo en importantes reuniones clandestinas con Jose Marti en Cayo Hueso y Nueva York cuando se preparaban las condiciones para reiniciar la guerra por la independencia que se llevaba en Cuba en aquellos momentos.
Allí se comprometió a dar su aporte a la Guerra Necesaria en la parte más occidental de Cuba, como ocurrió a su estallido, actuando de agente personal del Maestro y del Partido Revolucionario Cubano. Su casa se convirtió en el centro de conspiración más grande en la provincia pinareña.
Como hija y hermana de médicos, se dedicó a las labores de sanidad fundando un hospital militar ambulante. En la manigua se dedicó a labores de sanidad. En Guane organizo un hospital de sangre, nunca temió a la muerte, curó sin descanso en plena manigua a los valientes mambises que peleaban por Cuba, agotó sus medicinas, consumió también las enviadas por simpatizantes de la causa de la libertad, y cuando no tuvo con que curar, buscó hierbas por los campos, deshizo sus sábanas y ropas íntimas para fabricar hilas y vendajes y convirtió en harapos sus vestidos, para que no quedaran al descubierto las carnes que derramaban la sangre de la libertad.
Este hospital fue visitado por el Mayor General Antonio Maceo el 20 de enero de 1896. Durante esa visita le fue concedido a esta valiente mujer el grado de Capitán de Sanidad. Durante la segunda campaña de Maceo en la provincia de Pinar del Río, del 15 de marzo al 3 de diciembre de 1896, recorrió con su hospital de campaña más de 150 km, prestando sus servicios sanitarios a las tropas mambisas, en esa fecha ya contaba con 58 años. Desde finales de 1896 se vio obligada a trasladar frecuentemente el hospital para evitar el asalto de las guerrillas de San Diego de los Baños, las cuales la buscaban incesantemente.
Los españoles sorprenden a Isabel Rubio, ya una sexagenaria, en el Hospital de sangre por ella creado en Loma Gallarda, la tarde del 12 de febrero de 1898. La guerrilla de Antonio Llodrás, rodea al pequeño Campamento y ante la valentía de Isabel que en la puerta del mismo les grita que sólo son mujeres y niños, la respuesta es una descarga que la hace caer herida en una pierna. Conducida posteriormente en calidad de prisionera de guerra al Hospital de San Isidro de la capital pinareña, fue asistida de su herida que por su curación tardía estaba gangrenada y precipitaba su fatal desenlace.
Inútiles fueron los esfuerzos de su hermano mayor el doctor Antonio Rubio, para que se la dejaran trasladar a su consulta particular y rodeada de sus sobrinas y sus pequenos nietos Rene y Rosa murió el día 15 de febrero de 1898, cuando la luz del sol que tantas veces alumbrara sus manos hábiles para curar otros heridos, se perdía en el horizonte de aquel triste atardecer invernal. Su pueblo natal, Paso Real de Guane, hoy lleva con orgullo el nombre de esta excelsa patriota.