Bola ha sido uno de los cantantes más polifacéticos que ha dado la música caribeña. Cantante, compositor y pianista. Se trata probablemente de uno de los más geniales músicos que ha dado la isla caribeña y un genuino icono de la idiosincrasia cubana.
Nació en Guanabacoa, municipio de la provincia de La Habana en el que vivió una infancia feliz junto a sus 12 hermanos y sus padres, Inés Fernández, ama de casa, y Domingo Villa, cocinero de una fonda. La madre fue criada por congos y carabalíes, tenía en sí la gracia de la tradición oral, el ánimo de bailadora empedernida en jolgorios hasta el amanecer, lo mismo en fiestas de vecindad que en improvisados toques de rumba con palos y latas, talentosa lo mismo para la mejor rumba de cajón que para un toque de Yemayá, educada por el padre, ñáñigo y capataz de los muelles, entre congos, carabalíes, comparsas de diablitos bailarines y salidas de cabildos...En ese ambiente de danzas ancestrales, de babalaos y fiestas del bembé fue creciendo el futuro Bola de Nieve.
Aunque las condiciones económicas en que vivían no fueron las más favorables, sí participaban en el ambiente festivo criollo de la villa, lo cual marcó la personalidad creadora, la bohemia y la alegría del artista.
Su tía abuela lo matriculó en la academia municipal. Se llamaba Mamaquina y decía que tenía que ser artista, según su adivinación. Gracias a ella inició primeros estudios en una escuelita particular y, también alentado por ella, a los 12 años comenzó clases de solfeo y teoría musical. Primero pensaron en la flauta, que resultaba de fácil entrada en cualquier conjunto y resolvía necesidades, luego en la mandolina, pero el piano decidió su destino.
Se matriculó en el conservatorio Mateu a los ocho años y en 1923 comenzó a estudiar solfeo y teoría musical. Su aspiración era ser doctor en Pedagogía y en Filosofía y Letras, pero cuando se matriculó en 1927 en la Academia Normal para Maestros, pues quería llegar a ser filósofo, la dura crisis que sufría Cuba durante la dictadura de Gerardo Machado hizo que viera en la música una alternativa para pagarse sus estudios universitarios.
La cantante Rita Montaner lo descubrió una noche mientras tocaba el piano en el Hotel Sevilla de La Habana. A partir de entonces Montaner sería la madrina que Villa necesitaba para darse a conocer en el mundo de la música.
El origen de su apodo se dividen en dos opiniones. Para muchos, lo ideó Rita Montaner en una noche de espectáculo en el habanero Hotel Sevilla en 1930 o 1931, cuando la acompañaba al piano en "El manisero" y "Siboney". Para otros, como el periodista Fernando Campoamor, fue idea de un médico del barrio, Carlos Guerrero. Las historias populares cuentan que a Ignacio le molestaba el apodo, ya en la época en que aún no era famoso, cuando en su barrio esperaba ante el Teatro Carral para sustituir al pianista de la función cuando éste faltaba, o bien para acompañar los filmes mudos que por entonces allí se proyectaban. Los muchachos del barrio, en burla, lo llamaban "Bola de Fango" y "Bola de Trapo". No obstante, fue realmente Rita Montaner quien hizo popular el apodo, que se vio por primera vez escrito en público en México, cuando la cantante hizo que pusieran en el cartel de presentación: "Rita Montaner y Bola de Nieve".
A finales de 1929 se presentó como aficionado en un espectáculo en el Teatro Nacional de Cuba imitando al argentino José Böhr, pero no tuvo un gran éxito. Su primer contrato como profesional fue con la banda de Gilberto Valdés, que tocaba en el cabaret La Verbena en Marianao.
Y así fue, en 1933 durante un recital en México, Bola de Nieve sustituyó a Rita, y cantó. Desató la euforia de las 4.000 personas que abarratoban el recinto cuando interpretó Tú no sabe inglé, Vito Manué obra de Eliseo Grenet y Nicolás GUillén. En ese momento tenía entonces 22 años y aunque era popular en tierra azteca, nadie le conocía en Cuba.
Tras este triunfo, Ignacio Villa tuvo la oportunidad de recorrer los mejores escenarios de Cuba y los de medio mundo. Ernesto Lecuona, quien se convirtió en su asiduo espectador en esa etapa, llegó a convencerle de que retornara a su Cuba natal, a tocar el piano para el público cubano.
Al llegar a La Habana tocó junto a Lecuona en el teatro Principal temas compuestos por éste, como "El cabildo de María la O" y "Como arrullo de palmas". Continuó en una gira por la isla como parte del elenco del compositor que lo había lanzado en Cuba, paseó su arte por toda América Latina, Estados Unidos, Europa, Rusia, China, Corea, además de participar en algunas grabaciones con ellos... Compartió escenario con grandes artistas, como la española Conchita Piquer; Teddy Wilson, Art Dayton y Lena Horne en Filadelfia; Ary Barroso y Dorival Caymmi en Brasil; la cubana Esther Borja; la argentina Libertad Lamarque...
La primera ocasión en que cantó exclusivamente composiciones de su autoría fue en la ciudad de Matanzas, donde interpretó temas como "Carlota 'ta morí" y "Mamá Inés", que rendía honor a su propia madre. En 1950 se inició en la cadena de radio cubana CMQ "El gran show de Bola de Nieve", en el que cantaba acompañado por una orquesta e invitaba a artistas nacionales e internacionales de renombre.
El triunfo de la Revolución Cubana en 1959 no disminuyó su actividad y nada se le impidió, incluso ofreció conciertos gratuitos. Aun prudente en temas políticos, simpatizó con la revolución y continuó dedicándose a su arte y a expandir la música cubana por el mundo.
Vestido de impecable etiqueta, elegante, Bola de Nieve expresó el espíritu de la música popular cubana. En pianos de cola, en fastuosas salas de concierto, siempre salían de sus manos sobre el teclado, y de su voz, los aires del cajón sonado en las calles de su Guanabacoa natal.
El Bola no creó, sino que fue él mismo, un estilo único, tal vez irrepetible. Llevaba en sí esencias ancestrales que fundió en una expresión singular. Su voz, su manera de tocar el piano, sus gestos teatrales y su forma de interpretar las creaciones propias o de autores nacionales y extranjeros le dieron un sello atractivo y original que llevó por todo el planeta. Por todas partes anduvo más de una vez, y siempre le pedían que regresara.
En 1965 el restaurante Monseigneur del centro de la capital cubana fue reparado y convertido en el Chez Bola. Este sitio se convirtió en habitual para sus actuaciones y le permitía estar más cerca del público. Bola de Nieve cantaba principalmente en español y cuando era preguntado por su nacionalidad, siempre se definió latinoamericano, aunque también interpretó numerosas canciones en inglés, francés, italiano, catalán y portugués.
“Cuando escuchamos a Bola parece como si asistiéramos al nacimiento conjunto de la palabra y la música que él expresa” Andrés Segovia.
Bola de Nieve padecía de diabetes y asma y en enero de 1969 se le descubrió una cardiopatía arteroesclerótica. A pesar de un infarto que sufrió en 1970, declaraba "los trastornos que me está ocasionando la diabetes no me incapacitan para continuar martirizando al piano y a mi público".
Su última actuación fue el 20 de agosto de 1971 en el teatro Amadeo Roldán, durante un homenaje a Rita Montaner. Apareció en la televisión por última vez en el programa musical "Álbum de Cuba", un día después de haber cumplido 60 años. Chabuca Granda junto a amigos y admiradores le preparaban un homenaje en Perú y, antes de partir, concedió una entrevista en Radio Habana Cuba que sería la última.
Partió entonces a México, escala hacia Lima, y allí murió a las 5 de la madrugada del 2 de octubre de 1971. Fallecía, curiosamente, en la misma ciudad en que había nacido para el mundo del arte como Bola de Nieve. Según un periodista mexicano, al llegar al Distrito Federal "traía su sonrisa de siempre y nadie podía percatarse de que no vería el sábado mexicano, ni actuaría el domingo en Lima, ni jamás miraría a su Cuba, ni cantaría a su Habana"...El día antes de su muerte, Bola recorrió la capital mexicana, realizó visitas a artistas y admiradores...Se veía alegre, bromeaba, contaba anécdotas...Habló de sus planes futuros y de las actuaciones que le esperaban en Perú. A las 10 de la noche decidió retirarse, diciendo: "mañana quiero levantarme bien temprano, pues me espera un día de mucha actividad".
Desaparecía físicamente el hombre sin voz que se había adueñado de escenarios y de públicos en los más famosos y en los más recónditos lugares. El hombre que era en sí una espectacular y efectiva síntesis de personalidad, voz y piano. Aquel al que su magia, que le nacía natural desde adentro, había hecho para siempre inigualable, imprescindible. El hombre que, en un momento de confesiones, diría, "todo es bueno en la vida cuando uno cree o se engaña creyendo que está haciendo arte", y, en otro momento, "yo no tengo fanáticos, devotos es lo que tengo yo. ¿Por qué?...porque yo soy la canción; yo no canto canciones ni las interpreto. Yo soy". Y mucha razón que llevaba el Señor Bola de Nieve.
Discografía
El primer disco de Bola de Nieve fue un LP que se lanzó en 1953 bajo el sello de RCA Víctor Mexicana, con arreglos y orquestación de José Sabre Marroquín. En él interpretó composiciones de María Grever, Vicente Garrido, Adolfo Guzmán y del propio Bola.
A finales de la década del 50 la firma española Montilla, durante una gira a través de Europa, le propuso grabar su segundo LP, que contendría solamente composiciones de autores cubanos.
En la siguiente década grabó en Cuba bajo los sellos Egrem y RCA Víctor Cubana. A principios de los setenta transitó dentro del mercado mexicano el disco El inolvidable Bola de Nieve, en el que, entre otras canciones, había una compuesta por John Lennon: "Es tan difícil".
En 1980 la discográfica mexicana Discos Fotón editó los LPs y cassettes Bola de Nieve 1 y 2 con grabaciones originales colectadas en Cuba por el productor argentino-mexicano Modesto López.
En 1995 la casa de discos catalana Discmedi lanzó un disco compacto titulado Show de Bola de Nieve, con grabaciones hechas en directo, y en el 2003 la también española Nuevos Medios lanzó la recopilación Bola de Nieve.
Las realizaciones de Discos Fotón han sido reeditadas recientemente por Ediciones Pentagrama y añadieron dos temas que no se encontraban en el original. En esta ocasión se presentan fotos de Bola de Nieve y Óscar Castro ilustró la portada.
En algunas ediciones en CD de las grabaciones de los Lecuona Cuban Boys, aparece cantando y tocando el piano en algunas piezas.
Bola de Nieve (reeditado en 1989)
Con su piano (reeditado en 1992)
Para siempre (reeditado en 1993)
Ay Mama Inés (1994)
Magia Negra (reeditado en 1998)
Yo soy la canción misma (reeditado en 2000)