Creador de la rumba. Recorrió los barrios de La Habana se reunía con la gente más brava de la rumba como Chano, El Pícaro, El Amaliano, Aspirina , etc. Conocidos cultores de la rumba, no hay mejor compositor de guguancó que Tío Tom, a cuya inspiración se deben cientos de piezas.
Se llamaba realmente Gonzalo Nicanor Asencio Hernández Kesel ; sin embargo, todos lo conocían por Tío Tom. Nace en La Habana, Cuba, en el solar El Modelo, del populoso barrio de Cayo Hueso, su vida fue música interminable y escudo contra la tristeza de su corazón maltratado por aquellos tiempos de miseria, abandono y discriminación.
Se inició como autor de rumba en 1934, año en que conoció a los más connotados rumberos de la época:
Roncona,
Mario Alán
Alberto Noa
Carburo
El Güinero
El Checa.
Se tienen noticias de que Yo cambio palo con cualquiera fue su primera rumba aunque, posiblemente, antes compuso otras sin que las registrara. Vivió las buenas timbas junto a sus amigos Chavalonga, Quike, El Príncipe bailarín Caballerón, Cocaína, El Pícaro, los Embale, Eulogio y Silvestre Méndez, Guillermón y otros reputados rumberos en aquellas largas controversias celebradas a puro sonar del cajón en Cayo Hueso, Los Sitios, Jesús María, Pueblo Nuevo, Carraguao y otras barriadas
«En el guaguancó, además del autor, se distinguen el cantador, el bailador y el quinto. El Tío Tom está entre los que han dominado todas las facetas. [...]El Tío Tom sabe imprimir a sus melodías un sabor inconfundible e inimitable, y su prodigioso sentido del ritmo —que nos recuerda el de Benny Moré— le permite guiar a cantadores y tocadores a través de los vericuetos polirrítmicos de esta música de tan difícil ejecución y a la vez tan contagiosa.»
Trayectoria
El Tío Tom cultivó las más variadas temáticas en sus creaciones, como las «situaciones cómicas, tragedias familiares, problemas sociales y de todo tipo. Pero una característica que lo hace excepcional es el tratamiento que da a temas como el de la “guapería” en el barrio o el “machismo”, que suele acompañar a tantos números sobre las mujeres o el desengaño amoroso; así, en Ya ves que me lajugué y De qué me sirve una mujer, el Tío Tom combina sabiamente el amor, la nostalgia, la violencia, la ironía, la ternura, la cubanía... Nunca ha caído en el mal gusto arrabalero [...]».
Sobre la personalidad artística del Tío ha dicho José R. Rodríguez:
«El guaguancó y la columbia, expresiones musicales de la rumba, no han tenido jamás un creador más explosivo, espontáneo y fecundo que el Tío Tom... El Tío no se ha circunscrito al tema “cansa-bobo” del choteo y la tijera rítmica: él le canta a la Revolución, a la patria, al amor y la vida.»
Aunque nació en un solar de Cayo Hueso, vivió gran parte de su existencia en esa zona del Cerro conocida por Atarés y a base de talento natural, prodigiosa imaginación y un sexto sentido orientado hacia extraer la savia de la cultura popular, se convirtió en uno de los grandes rumberos de todos los tiempos, autor de guaguancoes que forman parte medular del imaginario de los cultivadores y amantes del género.
Como rumbero al fin, nada le era ajeno: los amores, los desamores, la patria, las historias de vecinos, las habladurías de la gente, los personajes del barrio, las puyas a otros rumberos, los orishas, los golpes de la suerte, la esperanza y la muerte.
A diferencia de creadores de otros géneros, lo suyo era improvisar y memorizar. Nada quedó en partituras. Se cuenta en la calle Vigía que pocos años después del triunfo de la Revolución, el comandante Juan Almeida lo fue a buscar al barrio y lo paseó por varios lugares animados con victrolas para que identificara números concebidos por el rumbero y grabados sin que por ello recibiera la menor remuneración. Almeida hizo que Tío Tom inscribiera sus temas y cobrara por primera vez regularmente derechos de autor.
Eso sí, nadie en el ambiente podía negar la autoría de Consuélate, Me estoy poniendo viejo, Bombón Changó ta’ vení, Dónde están los cubanos o la simpática Mal de yerbas, en la que repasa con sumo ingenio su gusto por el cine.
Cuenta Sergio Pulido, vecino de Atarés, que siendo muchacho Tío Tom le dictaba en una libreta los guagancoes suyos “para que algún día no se olviden”. Pulido fue testigo más de una vez de la notable inspiración del Tío, quien mientras apuraba un ron barato al filo de la medianoche, armaba estrofas e inventaba melodías con asombrosa facilidad.
El prestigioso escritor y musicólogo Leonardo Acosta ha estudiado con profundidad y detenimiento la contribución de Tío Tom a la música cubana. Sobre él expresó:
"A veces un hecho o un personaje se convierten en leyenda y esta oscurece la historia real. Y con frecuencia un personaje se hace legendario en perjuicio de la propia persona, que es relegada al olvido. En la música popular esto suele ser común, y nos encontramos con seres de carne y hueso olvidados o ignorados como personas, mientras sólo se presta atención a su leyenda; este fue el caso del Tío Tom, de quien se conocen algunos de sus cientos de números musicales y que, sin embargo, durante años permaneció como una entelequia, una figura de leyenda, hasta que finalmente se le rindió un homenaje en la Casa de la Cultura de Plaza, en La Habana, al cual asistieron decenas de rumberos destacados del país. Y ahí estuvo el Tío, cantando y bailando, tan real como cualquiera de nosotros. Esto ocurría en 1982 y fue el antecedente de los Sábados de la Rumba que tuvieron lugar después, en la sede del Conjunto Folclórico Nacional".
Hoy por hoy, y esto lo atestiguan conocidos cultores de la rumba, no hay mejor compositor de guguancó que Tío Tom, a cuya inspiración se deben cientos de piezas como:
Bombón,
Qué quiere la niña
Corazón que naciste conmigo
Los cubanos son rareza
Ya vez que me la jugué
Tierra brava
Bemba colorá
A la fiesta de los caramelos no pueden ir los bombones
Juan Arrondo le gusta el pollo
Como se ve por los títulos, la variedad de temáticas es muy amplia; va desde lo picaresco hasta lo patriótico,y aunque su fuerte ha sido el guaguancó,también incursionó en otros géneros como el pregón:
"Estiro bastidores/ cunitas de niños/ y camas de mayores".
Fallece el 10 de febrero de 1991.
Obras
Ahora tenemos armas y aviones
A Juan Arrondo le gusta el pollo
Al señor marqués, váyase pa’España
Bemba colorá
Bombón
Caballeros, qué mujer
Camilo Cienfuegos
Changó ta vení, Coco pelao baila pa’cá
Color de alelí
Con ese caminaíto que tienes tú
Consuélate como yo
Corazón que naciste conmigo
Viva Fidel
Cuando yo la vi por primera vez
Escondido en las aguas
De qué me sirve una mujer
Éste es mi país
La Reforma va
Los cubanos son rareza
Madre, no llore
Mal de yerba
Mambo Guanahacabibes
Pensé darte mi nombre
Qué quiere la niña
Quita la mano, americano
A la fiesta de los caramelos no pueden ir los bombones
Sangre africana
Se ha vuelto mi corazón un violín
Siempre es 26
Siento que me engaña el corazón
Si tú me quieres
Tan chiquita y ni ná ni ná
Tierra brava
Tun tun, quién es
Ya me estoy poniendo viejo
Ya ves que me la jugué
Yo no tuve la culpa
Viento en popa y a toda vela
Que canten los bandoneones, que ha nacido el Che Guevara