Periodista, comediógrafo, empresario teatral cubano. El más afamado y fecundo autor del Teatro vernáculo cubano y uno de los empresarios del exitoso Teatro Alhambra.
A Federico Villoch se le atribuyen más de cuatrocientas obras para la escena, de las cuales solamente siete han llegado hasta el presente. Con la habilidad de un cronista convertía la actualidad en suceso teatral presentado con gracia y soltura, por ello sus obras resultan un fresco de las primeras décadas republicanas.
Su familia se trasladó a la capital cuando Federico apenas acababa de cumplir dos años de edad; de modo que, por el entorno en que creció, llegó a considerarse habanero. Además, en La Habana estudió Leyes, carrera que finalmente abandonó para consagrarse al periodismo y el teatro.
El primer estreno teatral de Villoch (que resultó un fracaso de público) fue su pieza “La gran pesca”, puesta en la escena del teatro Irijoa (luego Martí). En 1896, sin embargo, con “La mulata María”, comenzó una ininterrumpida serie de éxitos que, ya en 1909, luego de catorce años de trabajo autoral alcanzaba los 152 títulos dramáticos.
“La mulata María”, con música del célebre músico cubano Valenzuela, es una obra llena de picardía, música y bailes congos, y un diálogo mezclado con deformaciones idiomáticas de los negros, lo que evidencia la influencia del bufo original.
En 1900 formó empresa con el escenógrafo Miguel Arias y los hermanos José (Pirolo) y Regino López, actores ambos, para dar inicio a la leyenda del Teatro Alhambra, con sus treinta y cinco años de intensa vida artística, escenario de la mayoría de sus éxitos. A su oficio y talento como dramaturgo, Federico Villoch unió su extraordinaria capacidad como empresario teatral que, en medio de decenas de compañías rivales, contribuyó a hacer del Teatro Alhambra la institución más importante del período y uno de los mitos de la historia teatral cubana.
En su producción dramática resaltan: Napoleón (1908), La casita criolla (1912), La danza de los millones (1916) y La isla de las cotorras (1923), una de las obras más populares y representadas del enorme repertorio de la compañía; todas con música de Jorge Anckermann.
En 1936 la compañía de zarzuelas del Martí estrenó su última pieza, Guamá, con música de Rodrigo Prats. También incluyó en su repertorio ocho de las obras anteriores de este gustado autor.
Como periodista fundó la revista Luz y Sombra. Fue redactor de El Fígaro. Colaboró en Unión Española, La Caricatura y La Habana Elegante.
En cuanto a libros fue autor de numerosas obras desde que, en 1892, publicó -Por esos mundos. Impresiones de un viaje- hasta sus clásicas “Viejas postales descoloridas”. La guerra de independencia-, que vio la luz en 1946, ocho años antes de su desaparición física.
Ya retirado del teatro, el dramaturgo retornó al periodismo, precisamente con sus “Viejas postales ...¨¨, que inicialmente publicó en capítulos en el -Diario de la Marina-.
Al morir en La Habana a los 86 años de edad, Villoch dejó inédita una novela sobre la guerra de independencia, con el título “Marta Flores”, de la que había publicado un fragmento en Fígaro. Con frecuencia, utilizó el seudónimo Cascabel.