Fue uno de los grandes fundadores de la patria cubana, patriota extraordinario, animado de los más puros sentimientos, quien demostró tener madera de líder y jefe militar por lo que las tropas lo seguían en los más enconados combates.
Nació en Santiago de Cuba, siendo hijo legítimo del capitán Raymundo Mármol y Valdés, natural de Venezuela, y Clotilde Tamayo y Cisneros, bayamesa.
La familia era bastante rica, con propiedades en Jiguaní y Santiago de Cuba. Recibió las aguas bautismales en la Parroquial de Bayamo ocho días después, las cuales estuvieron a cargo del presbítero Diego José Baptista.
La infancia y la juventud transcurrieron como las propias de un hijo de familia acomodada de la época. Estudió en Bayamo los primeros grados y después ingresó en el famoso Seminario Conciliar San Basilio del Magno, de Santiago de Cuba, donde se distinguió por su aplicación y clara inteligencia.
En 1860 emprendió viaje a España y luego visitó Francia. Al año siguiente estuvo en República Dominicana, presumiblemente tomando parte en la justa lucha de ese pueblo contra la dominación española. Este periplo lo puso en contacto con diferentes culturas y amplió sus conocimientos y criterios sobre los problemas políticos y sociales en debate.
En 1862 falleció su padre, en la hacienda “El Cristo”, en las cercanías de Santiago de Cuba. De este modo perdía un valioso puntal en su formación revolucionaria, ya que el venezolano profesaba grandes ideas liberales.
El 9 de mayo de 1863 Donato Mármol contrajo matrimonio en la Iglesia Parroquial de Bayamo con Guadalupe Milanés Bazán, ante el párroco Diego José Baptista.
Ella aportó como dote la magnifica hacienda Santa Teresa, a orillas del río Cautillo, en los límites de Bayamo y Jiguaní. De esta unión nacieron tres hijos: Siboney, Clotilde y Teresa.
Se dedicó a la atención de sus propiedades, fundamentalmente a la hacienda ganadera Santa Teresa aunque no permanecía indiferente a las conmociones políticas de la Isla.
Según el testimonio del patriota Mariano Acosta desde 1864 el joven hacendado andaba en contactos conspirativos con el bayamés Francisco Vicente Aguilera.
Para desarrollar sus actividades subversivas se valieron de la militancia masónica, por lo que Aguilera gestionó la fundación de la logia Estrella Tropical No. 19. En efecto, el 26 de julio de 1866, quedaba fundada dicha fraternidad masónica, donde Mármol tuvo el nombre simbólico Siboney.
El 14 de agosto de 1867 estuvo presente en la reunión constitutiva del Comité Revolucionario de Bayamo.
Principal líder de la jurisdicción de Jiguaní, Mármol estuvo entre los primeros pequeños terratenientes que reunieron importantes contingentes de hombres para secundar el alzamiento de Carlos Manuel de Céspedes.
En septiembre de 1968 los líderes en las diferentes regiones decidieron celebrar un intercambio de criterios, el lugar escogido fue la finca El Potrero, de su suegro José Antonio Milanés, colindante con la de Mármol.
Asistieron Aguilera, Pancho Maceo, Carlos M. de Céspedes, Manuel de Jesús Calvar, Jaime Santiesteban, Salvador Cisneros, Carlos Loret de Mola, Julio Grave de Peralta y Donato Mármol. El debate fue largo y acalorado ya que algunos planteaban que no podían reunir los recursos necesarios, pero Carlos M. de Céspedes con enérgica elocuencia razonaba que el pueblo estaba preparado para la insurrección y la esperaba con ansias. Aunque ninguno dudaba de la veracidad de sus datos, solamente recibió el apoyo de Mármol.
El 13 de octubre de 1868, en unión de Calixto García y un centenar de hombres, con sólo 25 armados con malas escopetas y machetes, tomó la villa de Jiguaní e hizo prisionero al teniente gobernador Francisco Muguruza Lersundi, sobrino del capitán general de la Isla. Gracias a esta acción pudo armar a sus fuerzas y apoderarse horas después de Santa Rita, Baire y Ventas de Casanova.
Céspedes le extendió el grado de general, al igual que a otros jefes de los grupos alzados, al tiempo que designaba al brigadier Máximo Gómez, dominicano, jefe del Estado Mayor de esas fuerzas. El 25 de octubre Gómez comenzó el combate de Ventas del Pino, en el que fue auxiliado por Donato Mármol y los comandantes Benjamín Ramírez Rondón y Rafael Milanés Céspedes.
En los primeros meses de la guerra los insurrectos dominaron toda la región del Cauto y garantizaron la permanencia del gobierno de Céspedes en Bayamo. Pero a principios de enero 1868 desde Las Tunas avanzó la división colonialista del general Blas Villate, Conde de Balmaseda, integrada por unos tres mil hombres y tres piezas de artillería, con el objetivo de reconquistar la ciudad.
Tras la derrota de Mármol discrepó con Céspedes y Aguilera en la manera de conducir la guerra.
De modo que en el ingenio Caney, en las cercanías de Palma Soriano, estableció un mando único con la jerarquía de Dictador, teniendo como segundo al general Máximo Gómez.
El 29 de enero de 1869 en el caserío de Tacajó, Holguín, Céspedes, Aguilera, Luis Marcano y Perucho Figueredo, entre otros exigieron a Mármol la deposición de sus prerrogativas de facto.
Patrióticamente Mármol y sus seguidores entendieron el daño que le provocaban las divisiones a la lucha revolucionaria y aceptaron la jefatura indiscutida de Céspedes. De esta reunión surgieron los acuerdos de formar una Junta Central Revolucionaria, un programa de gobierno republicano y declarar libres a todos los habitantes de la Isla.
Mármol poseía una natural capacidad para la organización militar, cada una de sus unidades operaba en zonas específicas.
Como general Donato recibió la orden de enfrentar el poderoso enemigo. Aún cuando contaba con varios millares de soldados, unos 500 con armas de fuego y el resto armados de machetes, el bravo mambí aceptó el reto.
En vista de ello situó sus fuerzas junto al río Salado. El 7 de enero comenzaron los combates en el paso del Saladillo. La superioridad técnica y militar del adversario se impuso, teniendo los patriotas que replegarse a Cauto del Paso. En los días siguientes continuaron las acciones logrando el conde de Valmaseda cruzar el río Cauto por Cauto Embarcadero.
Cuando se conoció la imposibilidad de detener la división enemiga, los bayameses decidieron en asamblea pública, incendiar su hermosa ciudad, antes que entregarla a los colonialistas. El general Mármol personalmente le prendió fuego a la casa de sus natales.
Fue partidario de la destrucción de las propiedades de los enemigos de la revolución y la liberación de las dotaciones de esclavos. La idea estratégica que dominaba su pensamiento era la invasión de Guantánamo, hacia donde envió al subordinado Policarpo Pineda (Rustán). Ello lo condujo a organizar un campamento atrincherado en Sabanilla, desde donde realizaba incursiones contra los puestos enemigos.
Combates que dirigió
El 8 de febrero de 1869 volvió a atacar el poblado de Jiguaní.
Al reestructurarse el Ejército Libertador, después de la Asamblea de Guáimaro el 10 de abril de 1869, quedó como jefe de Primera Brigada Segunda División de Oriente.
El 7 de junio de 1869 tomó parte en el ataque al fuerte de La Cuaba, en Holguín, con el cargo de jefe Estado Mayor del Mayor General Thomas Jordan, jefe de Operaciones de Oriente.
En Julio de ese año se le confirmó el grado de Mayor General y la jefatura del distrito Cuba, que abarcaba las regiones de Santiago de Cuba, Guantánamo y Jiguaní. Fue el organizador de la División Cuba, posteriormente mandada por los mayores generales Máximo Gómez y Antonio Mace, ambos subordinados a él en aquel momento.
El 7 de agosto de 1869 derrotó a una columna española en Mayarí Arriba.
En 1870 planificó la invasión a Guantánamo, la cual no pudo realizar por su prematura muerte.
Cuando en junio de 1870 creía creadas las condiciones para la invasión a Guantánamo, desgraciadamente, enfermó de viruela. A pesar de no estar completamente curado apremió la concentración de las fuerzas.
La falta de medicamentos, la intemperie y las muchas aguas agravaron su estado físico, la fiebre aumentaba y perdía el conocimiento.
Falleció a los 32 años, en la finca San Felipe, en el partido de Palma Soriano.