Nacida en Guanabacoa, La Habana, el 13 de agosto de 1879, en el hogar recibió la herencia ética del abuelo materno José María de Cárdenas Rodríguez (1812-1882), prosista y poeta, que fue en su época uno de los principales cultivadores de artículos satíricos y de costumbres del país.
La educación de los niños ocupó un lugar preferente en este escritor costumbrista con la muestra en sus mensajes educativos de normas de conciencia individual y deber cívico, necesarias en una sociedad civilizada, así como de malos hábitos a eliminar.
En Carolina Poncet era notable su curiosidad humanística y la valentía para sortear escollos, transitar senderos vedados a la mujer y la asimilación de conocimientos enciclopédicos, capaces de enfrentar, en lo personal, a una sociedad machista.
Joven estudiosa a finales del siglo XIX, cubana adelantada a su tiempo en gran parte de la siguiente centuria, la obra de Poncet trascendió al momento presente por su apertura de caminos a la cultura nacional.
Con la indagación folclórica en sus raíces culturales, inaugura esta ciencia en Cuba, desde las primeras décadas republicanas, unido al dominio y caracterización de la lengua materna, su afán pedagógico de correcto aprendizaje y el amor al libro y la lectura.
Una Cátedra de Estudios de Oralidad, dedicada al desarrollo de la especialidad de que es pionera, lleva el nombre de Carolina Poncet de Cárdenas, constituida por resolución ministerial (1999) en el Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello.
A Carolina la vida le sonrió hasta los 36 años de edad, el momento de aspirar ventajosamente a una plaza en la Universidad de La Habana, en febrero de 1915, cuando el tribunal conservador dudó en otorgarle una cátedra a quien se había titulado en dos carreras universitarias, algo extraño entonces en su género.
Esto provocó un escándalo en la prensa al autodisolverse varias veces el tribunal, y el rechazo de Poncet a tan indignante discriminación por ser mujer, en una carta de renuncia al Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes:
"Tengo el honor de comunicarle que habiendo obtenido por oposición la cátedra de Gramática y Composición, Elocución, Literatura Española y Cubana en la Escuela Normal para Maestros de La Habana, y alcanzado el honor de ser elegida por mis compañeros de Claustro, Directora de este Establecimiento, he resuelto renunciar a mi calidad de opositor a la cátedra de Profesor Auxiliar de la Escuela de Pedagogía de la Universidad de La Habana".
La experiencia docente y currículo avalaban su capacidad para desempeñar ambas cátedras y, en el plano teórico, ya había hecho importantes aportes, en particular sobre la enseñanza de la lengua materna y de la ortografía.
Dividida la enseñanza por sexos, Carolina impartió instrucción primaria hasta 1914 en la Escuela número 12 de niñas en la capital, tras graduarse de maestra a los 18 años (1897), y participar en los cursos de verano organizados por la Universidad de Harvard (1900) para maestros cubanos seleccionados por la Junta de Educación.
Su libro Lecciones de lenguaje fue aprobado como obra de texto por la Junta de Superintendentes de Escuelas de Cuba el 9 de octubre de 1905; el año anterior había ganado medalla de plata, con este título, en la Exposición de Saint Louis, Missouri, Estados Unidos.
En 1909 obtuvo el título de Doctora en Pedagogía con la tesis de grado La enseñanza de la lengua materna, en la cual propone que las reglas ortográficas deben estudiarse prácticamente, poco a poco y por inducción más que en clases determinadas. Su estudio, afirma, no implica gran esfuerzo, sino solamente práctica.
Este documento consta en los fondos del Centro de Documentación Pedagógica del Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona, principal centro aniversario cubano de su tipo.
Su prestigio intelectual se reforzó también al recibir, en 1910, el primer premio del Círculo de Abogados de La Habana por Biografía de Joaquín Lorenzo Luaces y estudio crítico de sus obras.
La prensa reportó la colocación, por su iniciativa, de una tarja en la casa donde nació y murió el poeta Luaces (1826-1867), en la habanera calle San Lázaro, el 4 de junio de 1913, día del natalicio.
El romance en Cuba constituyó la tesis de grado del Doctorado en Filosofía y Letras (1913); fue premiado ese año en el certamen literario de la Academia Nacional de Artes y Letras, y publicado en la Revista de la Facultad de Letras y Ciencias (1914).
Este resultó su aporte fundamental al folclor cubano, con la compilación y estudio de las variantes del romance español en Cuba, para lo cual utilizó entre otras fuentes, las obtenidas por la vía de la oralidad.
Después del suceso imprevisto en las oposiciones de 1915, la joven pedagoga tuvo nuevos éxitos; durante su larga vida recibió diversos reconocimientos, entre ellos, Profesora Emérita de la Escuela Normal (1955) y académico de número de la Academia Cubana de la Lengua (1960).
En 1920 y 1921 hizo una gira de estudios como becaria y de intercambio de experiencias en Estados Unidos y Europa; visitó la Universidad de Columbia, las escuelas normales de París, Madrid y Lausana, y las escuelas públicas de Ginebra.
Conoció en la capital española al famoso lingüista Ramón Menéndez Pidal (1869-1968), asistió a uno de sus cursos y entabló con este una relación de amistad, colaboración y respecto para el resto de sus vidas.
De su estancia en Paris, escribió un trabajo sobre métodos y procedimientos para la enseñanza de la lengua materna en algunos centros educacionales extranjeros.
Luego de su regreso a La Habana, Carolina Poncet se introduce en varias publicaciones e instituciones de gran trascendencia nacional, con destacado desempeño.
Fue la única mujer en la fundación y en la directiva (vocal) de la Sociedad del Folklore Cubano (1923-1930), creada por José María Chacón y Calvo y Fernando Ortiz; estuvo a cargo de la sección de literatura y formaba parte del consejo de redacción de su revista Archivos del Folklore.
Participa también, entre otras muchas, en las labores de la Institución Hispanocubana de Cultura (1926-1932, 1936-1947) y la Asociación Amigos de la Biblioteca Nacional (1938-1957), dirigidas por Ortiz y Emilio Roig de Leuchsenring, respectivamente.
Impartió docencia hasta 1960, cuando se jubiló con más de 80 años de edad. Falleció el 27 de noviembre de 1969 en su casa del municipio habanero de Marianao.
Solo faltó a su compromiso con la enseñanza cuando fue cesanteada en 1931 por la dictadura de Gerardo Machado y presa, en 1935, por participar en una manifestación pública.
Publicaciones
* Publicó numerosos textos, ensayos y artículos a favor de la preparación de los maestros y de la enseñanza de la Lengua Española y la Literatura.
* Formó parte del cuerpo de redactores de la Revista de Instrucción Pública y dirigió la revista Lyceum.
* Lenguaje para la enseñanza primaria.
Se mantuvo toda su vida dedicada a la formación y superación de los maestros, y al trabajo de investigación.