Considerado por los cubanos el Padre de la Patria. El 10 de octubre de 1868 dio inicio a la epopeya por la independencia de Cuba, arengó a los reunidos proclamando su determinación de “independencia o muerte” y proclamó la libertad de sus esclavos. Mayor general del Ejército Libertador de Cuba y presidente de la República de Cuba en armas. Murió en combate frente a tropas españolas.
Nació en Bayamo, Oriente. Hijo de Jesús María Céspedes y Luque, también nacido en Bayamo, (actual Granma) y de Francisca de Borja López del Castillo y Ramírez de Aguilar, nacida en Puerto Príncipe (actual Camagüey).
Se crió en el campo y durante su niñez tomó clases de gramática y Latín con los frailes del Convento de Nuestro Seráfico Padre en, Bayamo , que lo acogieron como discípulo.
Posteriormente, en el Convento de Santo Domingo, llevó cursos de lógica y ética. Pasó de allí a La Habana, donde es aceptado como alumno del Real y Conciliar Colegio Seminario de San Carlos y San Ambrosio. Posteriormente en la Real y Pontificia Universidad de La Habana obtiene el grado de Bachiller en Derecho Civil, el 22 de marzo de 1838.
Céspedes contrae nupcias en 1839 con su doble prima hermana, María del Carmen Céspedes y del Castillo. Tiene con ella tres hijos de nombre María del Carmen, Carlos Manuel y Oscar. Todos ellos de apellidos Céspedes y Céspedes.
El 3 de enero de 1840, nace su primer hijo varón. En ese mismo año y una vez terminado su bachillerato en Derecho en La Habana, parte rumbo a Europa y obtiene su licenciatura en Derecho en la Universidad de Barcelona y posteriormente el Doctorado.
Terminada su carrera de abogado en España, participa en la insurrección del general Juan Prim, por lo que sale de allí como exiliado político rumbo a Francia. Recorrió después Inglaterra, Alemania e Italia antes de regresar a Cuba en 1844, por lo que dominaba y se expresaba correctamente en varios idiomas como el inglés, francés y el italiano. Conocía y manejaba desde pequeño el latín y el griego. Abre en Bayamo un bufete y escribe poemas y un folleto en el que hace la defensa de Cuba.
Secretamente inicia sus planes independentistas. Hizo la traducción al español de algunos Cantos de la Eneida que nunca publicó y escribe también la Comedia Las dos Dianas.
Un hecho marcó la personalidad de Céspedes para la posteridad: en mayo de 1870, el capitán general de la Isla, Caballero de Rodas, le envió un mensaje comunicándole que su hijo menor, Oscar, había sido capturado y condenado a muerte, por lo que le proponía ofrecerle la vida del joven a cambio de un arreglo personal, cuyas bases se discutirían posteriormente.
La respuesta de Céspedes fue tajante: “Oscar no es mi único hijo, soy el padre de todos los cubanos que han muerto por la Revolución”. Por tal actitud los cubanos lo proclamaron Padre de la Patria.
En septiembre de 1867 comenzó a conspirar en Manzanillo, lugar donde residía, junto a Francisco Vicente Aguilera y Perucho Figueredo. Más tarde fundó y presidió la Junta Revolucionaria de Manzanillo.
En la reunión celebrada en San Miguel de Rompe, el 4 de agosto de 1868 defendió sin éxito el criterio de comenzar de inmediato la guerra contra España, por considerar que existían condiciones para ello.
Tras arengar a sus seguidores a favor de la confrontación armada contra la metrópoli, instándolos a luchar siguiendo los ejemplos de otros libertadores, como Simón Bolívar y José de San Martín, proclamó la independencia de la isla (Grito de Yara) el 10 de octubre de 1868.
El 6 de octubre de 1868, en el ingenio Rosario, fue elegido jefe máximo del levantamiento armado, el cual se acordó iniciar el 14 de octubre de 1868.
No obstante, al conocer que el día 8 le habían cursado un telegrama al gobernador militar de Bayamo ordenándole su detención y la de los principales conspiradores, ordenó empuñar las armas y concentrarse en su ingenio Demajagua durante la noche del día 9.
Allí, al mediodía del 10, arengó a los reunidos proclamando su determinación de “independencia o muerte” y proclamó la libertad de sus esclavos.
En la noche del siguiente día, el pequeño ejército encabezado por él, atacó el poblado de Yara, donde recibió una respuesta inesperada por parte de los defensores, los cuales habían recibido un considerable refuerzo sin el conocimiento de los cubanos.
Ante la sorpresa, estos se dispersaron en varias direcciones, logrando Céspedes reagrupar a sólo once hombres. En esa situación alguien exclamó con desaliento: “Todo se ha perdido”, a lo que contestó con energía y convicción: “Aún quedamos doce hombres; bastan para hacer la independencia de Cuba”.
Ya con las fuerzas incrementadas por los nuevos alzamientos producidos, tomaron el caserío de Barrancas el 15 de octubre y pusieron sitio a Bayamo a partir del 18, tomándola el 20 de octubre. Céspedes fue acogido por la población como su libertador.
Se autoproclamó capitán general del Ejército Libertador con el objetivo de lograr un nivel acorde con la máxima autoridad española en la Isla.
No obstante, el 29 de enero de 1869, en Tacajó, renunció a emplear tal denominación. Aunque era firme defensor de la abolición total de la esclavitud, se vio precisado a dictar un decreto, el 27 de diciembre de 1868, en que ésta se establecía de forma gradual e indemnizada.
Con ese gesto intentaba captar a los terratenientes, de los cuales esperaba obtener recursos que permitieran adquirir las armas necesarias para la guerra. Durante un receso de la Cámara de Representantes, firmó el decreto que establecía la abolición de la esclavitud.
En la Asamblea Constituyente de Guáimaro|, del 10 al 12 de abril de 1869 se opuso a la aprobación de formas de gobierno en que, por ser extremadamente democráticas y republicanas, limitaran las atribuciones del ejecutivo y del general en jefe para dirigir la guerra, pues sostenía con firmeza que para tener República, primero había que hacer la guerra, y ésta exigía un poder central que facilitara la unidad del mando. En la sesión del día 11 fue elegido Presidente de la República en Armas de Cuba.
Difícil le resultó el ejercicio de su gobierno debido al antagonismo de los miembros de la Cámara de Representantes, quienes le atribuían una actitud antidemocrática y dictatorial. Se le dificultó ejercer un verdadero mando, como poder ejecutivo, debido a los arraigos caudillistas y regionalistas de una gran parte de los jefes.
Muchos se habían convertido en sus enemigos, fundamentalmente los miembros de la Cámara y los partidarios de Miguel Aldama, agente general de la República en Estados Unidos, quienes tejieron una serie de intrigas en torno a su persona. Aunque Céspedes fue informado oportunamente sobre la conjura que se tramaba con el objetivo de sustituirlo de la presidencia, dio muestras del sacrificio de sus ideas para mantener la unidad que el momento requería.
Sin embargo, esta conjura se materializó el 27 de octubre de 1873, en el campamento de Bijagual, cuando fue depuesto como presidente por los representantes de la Cámara. La decisión fue acatada disciplinadamente por Céspedes, pues estaba consciente de que oponerse hubiera ocasionado una división entre los cubanos capaz de destruir la revolución
Sustentó la idea de dar un carácter nacional a la guerra, para lo cual nombró, el 1 de junio de 1869, a Domingo Goicuría en el cargo de jefe de Operaciones de Pinar del Río.
Fraguó la idea de invadir el occidente de la Isla, lo cual sólo pudo materializarse años más tarde. Fue partidario de destruir las riquezas de España en la Isla de Cuba para socavar sus fuentes de sustento de la guerra.
Sostuvo como principio la máxima aplicación del método de lucha irregular. Trabajó por el incremento de las expediciones armadas desde el exterior y desplegó una extensa actividad diplomática cursando misivas a distintos gobiernos de América en busca del reconocimiento, tanto para la beligerancia como para la República en Armas, y su apoyo.
Trató de llevar la guerra al mar, para lo cual nombró oficiales de la marina y otorgó Patentes de corso. Sostuvo total intransigencia en cuanto a la conquista de la independencia, siendo muestra de ello el hecho de que el 15 de febrero de 1871 declaró traidor a todo el que entrara en negociaciones con los españoles
La Bayamesa (la primera canción amorosa cubana que recoge la historia) fue interpretada por primera vez, según se dice, el 27 de marzo del año 1848. La letra fue compuesta por José Fornaris, la música es de Carlos Manuel de Céspedes y Francisco Castillo Moreno. La Bayamesa fue tomada por los patriotas cubanos, los cuales le cambiaron la letra e hicieron de ella una canción combativa en contra de la opresión.
Después de su destitución lo obligaron a acompañar al nuevo gobierno y a la Cámara durante dos meses. Tras la negativa de permitírsele salir al extranjero, se le confinó a la finca San Lorenzo, en la Sierra Maestra.
Hacia allí se dirigió el 27 de diciembre de 1873, sin la debida escolta, pues el gobierno se la negó. En la quietud de la sierra se dedicó a escribir y a enseñar a leer a los niños.
El 27 de febrero de 1874, una columna española penetró sorpresivamente en San Lorenzo. Avisado Céspedes del inminente peligro, corrió desde el bohío donde se encontraba hacia el monte, intercambiando disparos con sus perseguidores. Después de recibir dos heridas de bala, se lanzó por un barranco para no caer prisionero. Allí su cuerpo fue rematado y su cadáver fue conducido a Santiago de Cuba, donde se le dio sepultura.