Dotado de una elevada sensibilidad artística y musical, una cultura vasta, una mente privilegiada por la naturaleza y una gran capacidad de trabajo, el maestro Fariñas es un hombre extraordinario, voluntarioso y firme, estricto y riguroso. Dueño de una fuerte personalidad, de rostro severo, marcado por incontables horas nocturnas de duro bregar, oculta bajo su aspecto exterior a un ser humano pletórico de música y poesía.
Fiel a sus principios y comprometido con su tiempo, es conocido fundamentalmente como el gran compositor que es. Sin embargo, su vida ha sido tan fecunda y rica en tantos aspectos que resulta muy difícil compactarla en unas pocas líneas.
Nace en Cienfuegos. Después de sus primeros contactos con la música en el propio marco familiar, se trasladó a La Habana, donde fue discípulo de Ardévol, Gramatges, Serafín Pro, Edgardo Martín, Argeliers León y Enrique González Mántici.
En 1956 recibió clases de Aaron Copland, Eleazar de Carlvalho y Seymour Lipkin en el centro musical de Berkshire, en Estados Unidos.
Entre 1961 y 1963 hizo estudios en el Conservatorio Chaiskovski, en Moscú entre, con Alexander Pirumov, Dimitriv Kavalevski y Rogal Levitski.
A su regreso a Cuba trabajó como profesor y asesor musical. Fue director del Conservatorio García Caturla.
Compuso Muros, rejas y vitrales para orquesta, Atanos y Tres sones sencillos para piano, Oda a Camilo, Despertar (ballet), Sonata para violín y violonchelo, Cuartetos para cuerda, Tientos (Premio de la Bienal de Jóvenes Compositores de París, 1970), Diálogos, Relieves, Hecho historia (ballet), In Rerum Natura para cámara, El Bosque ha echado a andar, Punto y tonadas, para orquesta de cuerdas.
Su abultado catálogo de más de cien obras musicales de una amplia variedad de géneros: música de cámara, sinfónica, coral, conciertos, electroacústica, solistas, la ópera, el ballet, el cine y el teatro.
Utilizó en sus composiciones elementos muy novedosos (y trabajó) los medios electroacústicos. Hizo música para cine.
Muy conocidos son sus Seis sones sencillos, para piano, inspirados en los sones de Alejandro García Caturla y Carlos Borbolla.
De 1976 es su monumental El bosque ha echado a andar, dedicada al Che, donde integra un amplio set de percusión afrocubana a la orquesta sinfónica.
Muy importante para su vida profesional fue el premio que recibió en 1969 en la VI Bienal de París, por su obra Tiento II, compuesta el propio año mientras cortaba caña como machetero voluntario.
Entre sus últimas creaciones queremos destacar el Concierto para Cello, estrenado el año 1998 en México por el notable cellista azteca Carlos Prieto, y el Concierto para Guitarra estrenado en Polonia, también en 1999, por el guitarrista cubano Joaquín Clerch. En ambos conciertos el compositor manifiesta de una manera límpida que ha hecho suyo el pensamiento martiano que expresa: “Injértese en nuestras repúblicas el mundo, pero que el tronco sea de nuestras repúblicas”. Su música derrocha universalidad cubanizada y cubanidad universalizada.
Fue director del Departamento de Música de la Biblioteca Nacional José Martí y Jefe del Laboratorio de Música Electroacústica del Instituto Superior de Arte (ISA) hasta sus últimos dias.
Ha impartido numerosas conferencias en Europa y Estados Unidos, y su música ha sido ejecutada en Cuba y más de veinte países. Ha dirigido la Orquesta Sinfónica Nacional, la Orquesta de la Radio del antiguo Berlín Occidental y conjuntos de cámara en Venezuela, México y Cuba, en la ejecución de obras suyas.
También ha sido invitado a formar parte de
una gran cantidad de jurados, en concursos de Composición y Musicología de Cuba y otros
países.