Uno de los precursores más lúcidos del pensamiento marxista cubano. Une dos generaciones: junto a José Martí fundó el Partido Revolucionario Cubano y junto a Julio Antonio Mella, el Partido Comunista de Cuba.
Es el ejemplo del luchador honesto y digno contra todas las formas de la esclavitud humana, contra las injusticias, es el ejemplo de una vida entera entregada a la lucha sincera por el bienestar colectivo.
Nació en Guanajay, que entonces pertenecía a la provincia Pinar del Río. Cursó estudios de teneduría y de arquitectura, pero no los concluyó. Muy joven aún colaboró con artículos y poemas en “El Fénix”, “El Alacrán” y “La Crítica”, de Guanajay.
En 1868 ingresó en la Academia de Pintura San Alejandro, pero debido a la grave situación familiar que significó el encarcelamiento de su padre en Fernando Poo, se vio obligado a abandonar sus estudios.
Después de fracasar en sus intentos por encontrar trabajo en La Habana, en pequeños chinchales, de fabricar tabacos, se trasladó a Estados Unidos a fines de 1868 o en 1869. Vivió en Cayo Hueso, Tampa, Nueva York y Nueva Orleáns.
Muere en 1926, más que una nota necrológica, el Periódico “El boletín” del cigarrero dejó como epitafio para la tumba del desaparecido combatiente un artículo titulado “La caída del roble”, que en uno de sus párrafos sentenció: “Los trabajadores de Cuba y especialmente los comunistas, han perdido a uno de sus mejores militantes”.
En el período entre 1868 y 1869 desarrolló una amplísima y muy importante actividad revolucionaria, al mismo tiempo que ganaba su sustento como obrero tabaquero. En Cayo Hueso fue vocal del Gremio de Escogedores, participó activamente en el movimiento obrero y colaboró en “El Yara”. En Tampa contribuyó a fundar Ibor City, fue cofundador, con Ramón Rivero, del primer gremio obrero, «Caballeros del Trabajo», y fundó dos logias.
Retornó a Cayo Hueso, donde fue redactor del periódico La Tribuna del Pueblo, desde el que ejercía una labor de propaganda por la libertad de Cuba y de la clase obrera. Volvió de nuevo a Tampa, a fundar la logia Unión y Fraternidad. Conoció a José Martí y en 1892, en Cayo Hueso, suscribe las bases y el acta de constitución del Partido Revolucionario Cubano, fundado por Martí. Fue presidente del Club Francisco Vicente Aguilera. Por estos meses, como parte del constante trabajo en favor de la independencia, acompaña a Martí en una gira por la península de la Florida. Tomó parte activa en los clubs Enrique Roig y 10 de abril, de Tampa, fundados en enero de 1893.
La inseguridad económica lo obliga a emigrar a Georgia, donde se establece una colonia de cubanos. Presidió el Club Leopoldo Turla y más tarde el Fermín Salvoechea, organizado en el Municipio Martí City, en el que Baliño es elegido primer vocal. Poco después fue vicepresidente del Club Ramón Pintó.
En Tampa colaboró con Pablo Rousseau en la fundación de La Nueva República (1897). Trabajó como colector o recaudador de fondos en fábricas de tabaco de Jacksonville.
Después de todos estos años en Estados Unidos, donde desarrolló una intensa labor de propaganda política junto a Martí y a otras figuras de la emigración –tanto en las organizaciones e instituciones que fundó o en las que colaboró, como en la prensa y en la tribuna, algunas de cuyas participaciones fueron recogidas en el Periódico Patria, fundado por Martí- y donde se enriqueció con la experiencia del trabajo como obrero tabaquero.
Tras finalizar la guerra contra España en 1898 retornó a Cuba. En 1902 publicó artículos en la prensa contra los abusos económicos. Se vio obligado a librar su sustento en pequeños chinchales de fabricar tabacos, pues no fue admitido en los grandes centros de producción. Por esta época continúa su actividad política, sobre todo en la organización del Partido Obrero (1904) –transformado a instancias suyas en Partido Obrero Socialista- y con sus trabajos en La Voz Obrera, órgano del partido, donde publica un artículo en apoyo a la revolución rusa de 1905.
En 1906 firma el acta de constitución del Partido Socialista de Cuba, surgido de la refundición del Partido Obrero Socialista y de la Agrupación Socialista Internacional, creada también con su contribución. Fue miembro de la Agrupación Socialista de La Habana, cuya presidencia llegó a ocupar en 1910, en sustitución de Ramón Belmonte, después que fueron expulsados del país los obreros más destacados en la Huelga del Alcantarillado de La Habana.
Colabora por esta época en El Socialista, órgano de la referida Agrupación. Colaboró, además de en las publicaciones ya mencionadas, en El Productor, El Obrero Cigarrero, Justicia y Lucha de Clases, del que fue también director. A partir de 1919 contribuye a reorganizar los pequeños grupos socialistas en agrupaciones comunistas.
En 1922 ocupó la dirección de Espartaco, el cargo de corrector de pruebas del Boletín del Torcedor y de la revista Juventud, dirigida por Julio Antonio Mella, a quien había conocido ese mismo año en la imprenta en que se editaban ambas publicaciones. En unión de Mella y de otros militantes fundó el Partido Comunista de Cuba en 1925. Además de sus discursos y de sus trabajos de propaganda en la prensa, cultivó el cuento.