Político, abogado y escritor cubano, participante en la Guerra de los Diez Años e integrante del primer gobierno de la República de Cuba en Armas.
Antonio Zambrana nació en La Habana. Cursó estudios en el colegio el Salvador, que dirigía José de la Luz y Caballero. En 1867 obtuvo el título de Licenciado en Derecho Civil.
Al producirse el alzamiento del 10 de octubre de 1868, liderado por Carlos Manuel de Céspedes y del Castillo, Zambrana embarcó de La Habana en el vapor Galvanic rumbo a Nassau, para unirse al general Manuel de Quesada y retornar con él a Cuba. A finales de 1868 desembarcó en las costas del Camagüey.
El 26 de febrero de 1869 integró la Asamblea de Representantes del Centro, organismo representativo de los revolucionarios camagüeyanos. Al igual que el resto de sus integrantes, Zambrana era del criterio de que la Asamblea debía mantenerse independiente del Gobierno Provisional de Oriente encabezado por Céspedes, que tenía sede en la ciudad de Bayamo.
Como miembro de la Asamblea del Centro, aprobó el decreto que abolía la esclavitud con indemnización oportuna para los propietarios, mientras los esclavos que había sido liberados quedaban obligados a contribuir con sus esfuerzos a la independencia de Cuba.
El 6 de abril de 1869 firmó, junto a los asambleístas del Camagüey Salvador Cisneros Betancourt, Miguel Betancourt Guerra, Francisco Sánchez Betancourt e Ignacio Agramonte y Loynaz, dos comunicaciones dirigidas a la administración de Estados Unidos, en las cuales se mostraba agradecimiento por que se hubiera aprobado en el Senado de ese país una resolución que autorizaba al presidente Ulises Grant a reconocer la independencia de Cuba, tan pronto los cubanos constituyeran un gobierno propio.
En dichas comunicaciones, los asambleístas insistían en el deber de la nación norteamericana de contribuir con el propósito de los cubanos de alcanzar su independencia. También advertían que de prolongarse el conflicto la Isla quedaría devastada, lo que afectaría a Estados Unidos en sus intereses anexionistas.
El 10 de abril de 1869, Zambrana participó como delegado del Camagüey en la Asamblea de Guáimaro. Fue el principal vocero de los participantes camagüeyanos, opuesto a una representación proporcional de delegados por regiones en la asamblea, argumentando que una población como la de Oriente, cuatro veces mayor que la de Camagüey y primera en levantarse en armas, ejercía lo que denominó la tiranía del número. Al respecto declararía en su obra La República de Cuba -publicada en Nueva York en 1874- que perseguía que cada Estado enviase el mismo número de mandatarios a la Asamblea para impedir la preponderancia exagerada de algunas de las agrupaciones, con lo cual se refería particularmente al Oriente.
El 11 de abril siguiente ocupó junto con Ignacio Agramonte una de las Secretarías de la Cámara de Representantes de la República de Cuba en Armas. Inmediatamente propuso que la bandera de Bayamo, enarbolada por Céspedes en ocasión del alzamiento del Díez de Octubre de 1868, fuera fijada en la sala de sesiones y considerada como parte del tesoro de la República.
El 13 de abril dispuso enviar una nueva comunicación al gobierno de Estados Unidos en la que se le solicitara protección para la insurrección cubana, lo cual fue acordado por mayoría. Abierto más tarde el debate sobre algunas propuestas de cubanos anexionistas llegadas a la Cámara de Representantes, Zambrana se interesó por ellas y defendió su aprobación en el organismo legislativo de la República en Armas. No se pronunciaba de ese modo, según sus propias palabras, porque desconfiase de la capacidad cubana para la vida independiente, sino movido por el interés de evitar pérdidas de vidas humanas y propiedades.
El 16 de diciembre de 1869 participó en la reunión efectuada por los miembros de la Cámara con los partidarios del general Manuel de Quesada, que solicitaba mayor autonomía para la jefatura del ejército. Las contradicciones entre ambas partes promovieron, pocos días después, que De Quesada presentara su renuncia como General en Jefe del Ejército Libertador de Cuba. Entonces, la Cámara tomó el acuerdo de proceder a su destitución.
En 1873 Zambrana se trasladó a Estados Unidos, comisionado por el gobierno de la República de Cuba en Armas. En Washington dirigió las publicaciones La Revolución y La Independencia, de orientación revolucionaria. Posteriormente realizó, en compañía de Manuel de Quesada, una gira por varios países de Sudamérica, con el objetivo de recabar apoyo moral y material para la causa de la independencia de Cuba.
En 1873 publicó en Nueva York La República de Cuba, sobre la organización del gobierno revolucionario cubano durante la Guerra de los Diez Años. Ese mismo año se publicó en Chile su novela El negro Francisco. En 1874 se editó en Valparaíso La cuestión cubana, volumen que recogía sus discursos revolucionarios.
Finalizada la contienda independentista con el Pacto del Zanjón el 10 de febrero de 1878, Antonio Zambrana continuó su peregrinar por Europa, Estados Unidos y América Latina. En Costa Rica se destacó por su labor como maestro y abogado, mientras se desempeñaba como Ministro Plenipotenciario de esa nación en la República de Nicaragua.
En 1886 regresó a Cuba, donde fundó el periódico El Cubano. En el mismo año fue elegido diputado a las Cortes españolas en representación de Cuba, aunque el gobierno metropolitano no aprobó que participara en ellas. Militó en las filas del Partido Liberal Autonomista hasta el año 1891, en que volvió a Costa Rica.
Durante la Guerra de Independencia de1895 por la liberación de Cuba permaneció en la república centroamericana, en sus labores profesionales.
Regresó a Cuba en 1911, y pronto fue nombrado, por el presidente José Miguel Gómez, ministro en Colombia y Ecuador, cargo que hubo de desempeñar por breve tiempo.
Los últimos años de Antonio Zambrana transcurrieron en Cuba, sin que participara en quehaceres políticos ni intelectuales. Murió en La Habana el 27 de marzo de 1922.
Bibliografía activa
El negro Francisco. Novela. Santiago de Chile, 1873.
Estudios jurídicos, Imp. Nacional, San José de Costa Rica, 1907.
La República de Cuba, Universidad de La Habana, Cuadernos Cubanos, 3, La Habana, 1969.
Una visita a la Metrópoli. Primera parte. Discurso pronunciado en el teatro Irijoa en la noche del 27 de agosto de 1888, Estudio Tipográfico O´Reilly La Habana, 1888.
Voces de combate. Conferencia, brindis y discursos pronunciados en Valparaíso en 1874 y en La Habana en 1888, Imprenta La Prueba, La Habana, 1916.
Bibliografía pasiva
Abad, Diana y Oscar Loyola: Historia de Cuba II. La Guerra de los Diez Años: primera guerra de liberación nacional, Departamento de Historia de Cuba, Universidad de La Habana, Ministerio de Educación Superior, La Habana, 1987.
Almodóvar Muñoz, Carmen: Antología crítica de la historiografía cubana (época colonial), Editorial Pueblo y Educación, La Habana, 1986.
Guerra, Ramiro: Guerra de los 10 años, Editorial de Ciencias Sociales, 2 t., La Habana, 1972.
Instituto de Historia de Cuba: Historia de Cuba. Las luchas por la independencia nacional y las transformaciones estructurales. 1868-1898, Editora Política, La Habana, 1996.
Jiménez Pastrana, Juan: Ignacio Agramonte. Documentos, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1974.
Morales y Morales, Vidal: Hombres del 68: Rafael Morales y González, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1972.
Pichardo Viñals, Hortensia: «Constitución de Guáimaro», Documentos para la historia de Cuba, t. I, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1971.
Rodríguez García, Rolando: Cuba: la forja de una nación, I. Despunte y epopeya, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1998.
Santovenia, Emeterio: Las constituciones cubanas de Guáimaro (1869), Jimaguayú (1895) y La Yaya (1897), Imprenta La Universal, La Habana, 1926.
Torres-Cuevas, Eduardo y Oscar Loyola: Historia de Cuba 1492-1898: formación y liberación de la nación, Editorial Pueblo y Educación, La Habana, 2001.
Fuente: EnCaribe.org