Alcalde que mas hizo en la etapa neocolonial por el municipio de Regla.
Desde muy temprana edad se relaciona con grupos de izquierda y especialmente con los hombres más humildes del pueblo. Laboró de dependiente en la bodega de su padre y como estibador en los Muelles de la Bahía. Caracterizado por su sensibilidad humana y espíritu comunicativo, en 1920 comienza su vida política en el Partido Liberal en el cual resultó electo alcalde de Regla.
Contaba con mucho prestigio ante su pueblo y esto era reconocido también por sus homólogos de otras partes de Cuba, pero fue Antonio Bosch el hombre que haciéndose eco del sentir de los trabajadores de Regla y de más allá de sus fronteras pudo rendir el primer homenaje a Lenin fuera de Rusia, inmediatamente después de conocerse en Cuba la noticia del fallecimiento del gran guía del proletariado mundial.
Bosch dictó el Decreto (24 de enero de 1924) con el cual declaraba a Lenin “Gran Ciudadano del Mundo” y además pedía al pueblo de Regla concurrir el día del sepelio de Lenin (27 de enero de 1924) a la Loma Fortín para plantar en este lugar un olivo, homenaje a Lenin, este llamado no se hizo esperar y a las cinco de la tarde del día 27 de enero el pueblo de Regla y su Alcalde plantaban el histórico olivo a Lenin, mientras el resto de la población guardaba dos minutos de silencio y las fábricas, transporte y comercios se aliaban a tan significativo acontecimiento. Con este acto en la Loma del Fortín y desde ese día nombrada “Colina Lenin”, Antonio Bosch sin proponérselo erigía el primer monumento a Lenin fuera de la URSS, el primero en el hemisferio occidental y con el acto de firmar el decreto, el primer homenaje a Lenin al declararlo “Gran Ciudadano del Mundo”.
En la noche del 27 se daban cita las personalidades políticas y obreras de muchas partes de Cuba, en el Palacio Municipal y se pronunciaban sendos discursos por el Alcalde Antonio Bosch y el representante de la Agrupación Comunista de Cuba, el Dr. Francisco Escudero. En sus palabras Bosch exhortaba a los trabajadores a que estudiasen la obra de Lenin por lo que ella significaba y significaría para su futuro, considerándolo como uno de los hombres más importantes en la historia de la humanidad.
Desde entonces, la Loma del Fortín empezó a llamarse Colina Lenin y pasó a ser un lugar de frecuentes encuentros para los obreros.
Más de una vez, al paso de los años se arrancó de allí el olivo y cada vez se volvió a sembrar. Durante la dictadura de Gerardo Machado se intentó tres veces desaparecer aquel simbólico sitio, y en las tres ocasiones los reglanos lo volvieron a plantar.
Ahora se erige allí un conjunto escultórico y antes, en 1961, la Revolución construyó en el lugar un círculo infantil. En los ochenta, cuando se cumplieron los 60 años de la muerte de Lenin, el sitio fue declarado Monumento Nacional. Pero es el lugar de los encuentros donde cada año los pasos retoman el camino de aquel primer homenaje.
Se construyó un monumento, una plaza y una sala de exposición con la temática de la historia del lugar y del movimiento obrero en la cima de la Loma del Fortín.