Narrador, guionista de cine, ensayista y profesor universitario cubano. Uno de los más importantes pensadores sobre la cultura caribeña.
Nació en La Habana. Antes de cumplir un año de edad, viajó con sus padres a Panamá, donde permaneció durante seis o siete años. Esta experiencia sería importante en su visión posterior del Caribe y de sus conexiones con la cultura cubana. A su regreso a La Habana, estudió en el Colegio de Belén, una institución de jesuitas donde se graduó de Bachiller en Letras. Cursó una carrera universitaria en Economía y Contabilidad, y consiguió una beca de la Organización Internacional del Trabajo para continuar sus estudios en Washington y México.
Al triunfar la Revolución cubana, trabajó como técnico en la Central de Trabajadores de Cuba durante unos meses, y pasó al Departamento de Estadística del Ministerio del Trabajo, donde permaneció hasta 1966. Trabajó por corto tiempo como asesor en el Ministerio de Justicia y se desempeñó también como parte del Centro de Información y Estudios de la Cultura. Fue Vice-Director de la Dirección Nacional de Teatro y Danza del Consejo Nacional de Cultura (1966-1967) y jefe de redacción de la revista Cuba Internacional (1968-1969).
Su vocación como escritor se manifestó de manera tardía. Fue justamente a finales de los años sesenta que Benítez Rojo comenzó a escribir sus primeros relatos de ficción y decidió enviarlos a concurso. En el año 1967 obtuvo el Premio Casa de las Américas y, en 1968, el Premio “Luis Felipe Rodríguez” de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), con sus libros de cuentos Tute de reyes y El escudo de hojas secas, respectivamente. Con ambos volúmenes, pronto Benítez Rojo alcanzó renombre internacional y se convirtió en uno de los narradores más importantes de la literatura cubana.
Su prestigio lo llevó a trabajar en la Casa de las Américas, donde dirigió el Centro de Investigaciones Literarias Latinoamericanas (1970-1971), el Departamento Editorial (1974-1980) y el Centro de Estudios del Caribe (1979-1980). Como parte de su labor en esa institución, fue responsable de la Recopilación de textos sobre Juan Rulfo (1969) y de la antología Quince relatos de América Latina (1970), esta última en colaboración con Mario Benedetti. Por esa misma época fue compilador de 10 noveletas breves y famosas (1971).
Fue guionista de Guerra del tiempo (1974) y Una mujer, un hombre y una ciudad (1978), así como de las películas Los sobrevivientes (1977), de Tomás Gutiérrez Alea; y La tierra y el cielo (1978), de Manuel Octavio Gómez, las cuales fueron adaptaciones a partir de sus cuentos “Estatuas sepultadas” y “La tierra y el cielo”, respectivamente.
En el año 1980, Benítez Rojo abandonó Cuba para radicar, de manera definitiva, en los Estados Unidos. Allí fue catedrático de literatura latinoamericana en Amherst College, Massachussets, y profesor visitante en las universidades de Harvard, Emory, Brown, Yale, Pittsburgh y Miami. Falleció en Massachusetts, en el año 2005.
Los primeros tres volúmenes de cuentos de Benítez Rojo se caracterizan por inscribirse en una narrativa fantástica, cercana al realismo mágico que se puso de moda en la literatura latinoamericana. Esta perspectiva, aunque luego la abandonó como tendencia fundamental en su narrativa, es un componente presente en obras posteriores. En sus primeros cuentos, resulta recurrente el enfrentamiento del viejo orden y las pasadas concepciones con la nueva mirada del mundo que promovió la Revolución cubana. Por otra parte, Benítez Rojo es deudor de la impronta de Alejo Carpentier: en sentido general, su obra narrativa está vinculada a la carpenteriana, sobre todo a partir de su interés en la novela histórica y el Caribe.
Con El mar de las lentejas, Benítez Rojo inició un ciclo que denominó “Mar de fondo”, donde pretendía que diversos acontecimientos del Caribe estructuraran una crónica de la región a lo largo de cinco siglos. Es esta una novela histórica caracterizada por el alcance de su enfoque socioeconómico, por su esquema formal posmoderno, y por las incidencias culturales de las que se alimenta. El mar de las lentejas combina cuatro líneas narrativas diferentes, seguidas a través de cuatro núcleos de personajes: el Rey Felipe II de España agoniza en su lecho de El Escorial en 1598, y reflexiona con tristeza sobre su largo reinado; el soldado Antón Babtista, un personaje ficticio, llega a La Española en 1493 con el segundo viaje de Colón y es seguido a través de su rapiñera carrera entre los inocentes y dóciles indios; don Pedro, el joven yerno del Adelantado Pedro Menéndez de Avilés, quien vive de la fundación de San Agustín en 1565 y participa de la masacre de las tropas de los hugonotes franceses capturadas en las cercanías de la Florida; y por último la familia de los Ponte, conformada por comerciantes genoveses transplantados en Tenerife, en las Islas Canarias, y que sostiene un provechoso comercio triangular entre África, el Caribe y Europa. Esta novela plural, que según palabras del propio Benítez Rojo tiene como protagonista a la propia Historia, se interesa por ilustrar la importancia de la Contrarreforma católica en la política económica y colonizadora de España; por revelar la incipiente fuerza económica del capitalismo y del espíritu utilitario sobre los principios éticos o religiosos del medioevo; por demostrar la traslación en América del espíritu de las cruzadas, que pocos años antes había inspirado la guerra contra los moros en España; y por ofrecer una visión de la Historia desde la perspectiva del hombre común.
Siguiendo estas motivaciones, Benítez Rojo publicó El enigma de los esterlines, incursión en la novela de aventuras para jóvenes. Esta obra hace un recuento, a través de un viejo manuscrito, de las actividades de los Esterlines, una poderosa banda de piratas, corsarios, bucaneros, mercaderes y esclavistas. Se trata de una novela histórica llena de ficción y suspenso, que tiene sus repercusiones en el presente. Su valor también radica en el hecho de que se inspira en los episodios relacionados con el Espejo de paciencia, de Silvestre de Balboa, considerada como la primera obra escrita de la literatura cubana.
Con Paso de los vientos Benítez Rojo volvió a interesarse por el Caribe desde diferentes tiempos. Se trata de trozos históricos desarrollados a través de personajes que pueden constituir los arquetipos de la historia caribeña: colonizadores, contrabandistas, comerciantes, piratas, revolucionarios, esclavos, todos ellos en un escenario de ambición, ideales, violencia, crueldad, astucia y sagacidad política. Son diez cuentos, escritos en su mayoría originalmente en inglés, y publicados anteriormente en A View from the Mangrove (1998). Con este volumen, Benítez Rojo dio fin a su proyecto de escribir una trilogía sobre el Caribe utilizando diferentes géneros literarios.
En su última novela, Mujer en traje de batalla, sin embargo volvió sobre los mismos intereses a partir de la fascinación que le produjo un personaje juzgado como herético en algunas versiones de la Historia: Henriette Faber, mujer de origen suizo que vivió durante los siglos xviii y xix entre Europa, el Caribe y los Estados Unidos, y que fue recordada por ejercer la medicina disfrazada de hombre y por quebrantar las leyes de la Iglesia al casarse con una joven en el poblado de Baracoa, en el oriente de Cuba.
Benítez Rojo escogió algunos episodios de la biografía de esta mujer para dramatizarlos en la novela: la orfandad y la infancia en casa de sus tíos, el prematuro casamiento con un teniente de las tropas de Napoleón, la primera experiencia en la guerra y la viudez, los estudios de medicina bajo la identidad de un hombre, la participación en las campañas de Rusia y España, el viaje al Caribe y el asentamiento en Cuba, el casamiento con Juanita de León en Baracoa, el procesamiento judicial y, finalmente, su expulsión de las colonias antillanas. Pero Mujer en traje de batalla no sólo reivindica la memoria de Henriette Faber en su itinerario vital y en su dimensión épica, sino que además la rescata desde su complejidad interior. Sus páginas nos sumergen en las memorias de una mujer escindida que, ya anciana y en Estados Unidos, exterioriza su psicología y actualiza la larga cadena de episodios que condujeron al escándalo por el cual trascendió.
En los textos de Benítez Rojo es reconocible una perspectiva económica y matemática, originada en gran medida por su formación universitaria. Está presente no sólo en sus numerosas ficciones históricas, sino además en su obra ensayística, nutrida por ejemplos importantes como “Novela latinoamericana, novela caribeña y novela afro-atlántica: notas para una taxonomía de la novela”, “The Role of Music in the Emergence of Afro-Cuban Culture”, “Creolization and Nation building in the Hispanic Caribbean”, “El Caribe y la conexión afroatlántica”, “Azúcar/poder/texto”, “De la plantación a la Plantación: semejanzas y diferencias en el Caribe”, “La cultura caribeña en Cuba: continuidad versus ruptura”, y muchos otros. Desde esa perspectiva económica Benítez Rojo se interesa de manera particular en la plantación esclavista, en la flota naviera y en otras maquinarias que se articularon en la región antillana durante el período colonial. Benítez Rojo estuvo convencido de que sin entender el mecanismo de la expansión mercantilista y la plantación de azúcar, no podía comprenderse cabalmente la literatura y la cultura del Caribe. En cuanto a las matemáticas, de ellas no sólo se derivan las estructuras de varias de sus narraciones, sino que además le permiten aprovechar las utilidades teóricas del Caos, la complejidad y la geometría fractal para articular una comprensión posmoderna del Caribe.
Su antológico ensayo La isla que se repite forma parte del ciclo iniciado por Benítez Rojo con El mar de las lentejas, y finalizado luego con Paso de los vientos y Mujer en traje de batalla. Este ensayo es considerado por muchos caribeñistas como la propuesta epistemológica más reciente y atractiva para comprender el área, la cual es estudiada por Benítez Rojo desde una perspectiva multidisciplinaria, mezclando la Historia, la Economía, la Etnografía, la Sociología, la Antropología, el Psicoanálisis, la Literatura y el Arte; y apoyado en la teoría del Caos y en la geometría fractal. Uno de los aportes más significativos de este ensayo es que el Caribe no se circunscribe a un mero espacio geográfico, sino que responde a cierto grupo de valores que pueden aparecer o florecer en cualquier rincón del planeta.
En 1980, el gobierno cubano le facilitó un permiso para dar una conferencia en La Sorbona, en París. Viajó de la capital francesa a Berlín, obtuvo una visa de turista para Estados Unidos, y viajó a ese país. Ya en EE.UU, enseñó español en el Amherst College, Massachusetts. También fue profesor visitante en las universidades de Harvard, Emory, Brown, Yale, Pittsburgh y Miami.
Una de sus publicaciones más influyentes, La Isla que se Repite, fue publicada en 1998 por Editorial Casiopea en Barcelona. Murió en 2005.
Obras
Tute de reyes (cuentos), Fondo Editorial Casa de las Américas, La Habana, 1967.
El escudo de hojas secas (cuentos), Ediciones Unión, La Habana, 1969.
Los inquilinos (relato), Arte y Literatura, La Habana, 1976.
Heroica (relatos), Arte y Literatura, La Habana, 1976.
El mar de las lentejas (novela), Letras Cubanas, La Habana, 1979.
El enigma de los esterlines (novela), Gente Nueva, La Habana, 1980.
Antología personal (cuento), Editorial de la universidad de Puerto Rico, San Juan, 1997.
La isla que se repite: el Caribe y la perspectiva postmoderna (ensayo), Ediciones del Norte, Hanover, 1989.
Paso de los vientos (cuentos), Editorial Plaza Mayor, San Juan (Puerto Rico), 1999.
Mujer en traje de batalla (novela), Alfaguara, Madrid, 2001.