Personalidad relevante de la cultura cubana. Músico y compositor, pero sobre todo maestro. Se le considera uno de los creadores más significativos en el universo de la música de su país.
Alfredo Diez Nieto nació en La Habana. Comenzó sus estudios de música en el Conservatorio Iranzo, en el cual tomó cursos de solfeo, piano, historia de la música, contrapunto, fuga, composición, orquestación y pedagogía. Recibió las enseñanzas de un claustro profesoral integrado, entre otros eminentes pedagogos, por Juana Prendes, Rosario Iranzo, Jaime Prats, Amadeo Roldán y Pedro Sanjuán.
Completó su formación en el prestigioso Juilliard School of Music de Nueva York (Estados Unidos), donde fue alumno de notables maestros: Edward Steuerman, en piano; Bernard Wagenaar, en composición, y Fritz Mahler en dirección de orquesta.
Desde muy joven ejerció el magisterio, como profesor de armonía, orquestación, piano, contrapunto, historia de la música, fuga, composición y orquestación, en el Instituto Musical Kohly, los conservatorios Iranzo, Costa, Bosch, Alejandro García Caturla y Amadeo Roldán; en la Escuela Nacional de Arte y en el Instituto Superior de Arte.
Inauguró el Instituto Musical de Investigaciones Folklóricas, en compañía del musicólogo Odilio Urfé, el 19 de octubre de 1949. Este fue uno de los acontecimientos fundacionales protagonizados por Diez Nieto durante su extensa y fructífera carrera. El Instituto Musical de Investigaciones Folklóricas se instauró con el objetivo de rescatar, recopilar, clasificar, estudiar, difundir y defender todas las manifestaciones propias del patrimonio de la cultura musical cubana, sobre todo las expresiones de raíz popular. Fue reconocido en 1963, luego del triunfo de la Revolución Cubana, como Seminario de la Música Popular.
En esa institución, Diez Nieto organizó y dirigió, a partir de 1967, la Orquesta Popular de Conciertos -que en 1971 tomó el nombre de Gonzalo Roig-, integrada por músicos de diferentes orquestas de baile y bandas militares, instrumentistas retirados y aficionados. Sobre su trabajo al frente de dicha agrupación, Odilio Urfé expresó que, gracias a su tesón y capacidad técnica, fue posible la conciliación de músicos tan diversos y la realización de dos conciertos (en abril 10 y junio 12 de 1967); uno en el Seminario de Música Popular del Consejo Nacional de Cultura, sede de la orquesta, y otro en la antigua iglesia de Paula.
La importancia del quehacer de esa formación, integrada por instrumentistas que no se dedicaban al cultivo de la música académica, quedó refrendada por sus interpretaciones de obras de Juan Sebastián Bach, Antonio Vivaldi, George Federico Händel (cuyo Concierto para órgano y orquesta se estrenó en Cuba, con Manuel Suárez como solista), Joseph Haydn, Wolfgang Amadeus Mozart, Ludwig van Beethoven, Félix Mendelssohn, Ignacio Cervantes, Eduardo Sánchez de Fuentes y Alejandro García Caturla.
Bajo la batuta de Alfredo Diez Nieto, la Orquesta Popular de Conciertos acompañó a los solistas Lucy Provedo, Yolanda Hernández, Susy Oliva y Emelina López, sopranos; Roberto Urbay, Julio Hamel, Alberto Joya y Frank Emilio Flyn, pianistas; Rafael Lay, Armando Ortega y Celso Valdés Santandreu, violinistas; Richard Egües y Alfredo Portela, flautistas; María de los Ángeles Castellanos, oboísta; Flores Chaviano, guitarrista, y Rubén Noriega, clarinetista. En 1972 la Orquesta registró uno de sus momentos de máximo esplendor, al presentarse en el teatro Amadeo Roldán, plaza por excelencia de la música académica o culta en Cuba.
Como parte de la obra llevada a cabo por Diez Nieto en el campo de la enseñanza, en 1959 fundó y dirigió el Conservatorio Alejandro García Caturla, en el municipio habanero de Marianao, a petición de Eulalio González Freyre, entonces director de cultura de ese territorio.
Entrado el decenio de los sesenta del siglo XX, Diez Nieto diseñó los programas de estudio para músicos profesionales en el Seminario de Música Popular. Durante un año, de 1963 a 1964, asumió la dirección de la Escuela de Instructores de Arte. Cuando se fundó el Instituto Superior de Arte, en 1976, se vinculó a sus aulas, en tarea que continuó cumpliendo después de su jubilación.
Como pianista, ofreció innumerables recitales. Igualmente, como director estuvo al frente de la orquesta sinfónica de la Escuela Nacional de Música y de la de Camagüey.
Como compositor, Diez Nieto ha seguido la línea nacionalista de Amadeo Roldán, Jaime Prats y Pedro Sanjuán, y ha desarrollado la música cubana dentro de las grandes formas, pero con contenido moderno. El investigador Radamés Giro ha observado que, desde el punto de vista armónico, su música no obedece a un plan netamente tonal ni a un tema folklórico puro, pues los temas son de su propia invención.
Composiciones de Alfredo Diez Nieto se han escuchado en España, la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, Bulgaria, Checoslovaquia, Hungría y Polonia. En su repertorio se encuentran obras para bandas, guitarra, piano y órgano; música de cámara y sinfónica, entre otros formatos.
En un balance de su proyección general, puede afirmarse que Alfredo Diez Nieto es un compositor crecido bajo los influjos de Amadeo Roldán, asociado a la constancia ante el pentagrama y la fidelidad a las propuestas más rigurosas del sinfonismo y la música de cámara. Su creación como compositor lo señala como uno de los más notables músicos de Cuba, y su prestigio lo hizo merecedor del Premio Nacional de Música y del Premio Nacional de Enseñanza Artística, que se le confirieron en el año 2005.
La Universidad de las Artes entregó el Doctorado Honoris Causa al maestro y la Presidencia de la República de Cuba, a propuesta del Ministerio de Cultura, otorgó a los 101 años la Orden Félix Varela de Primer Grado a Alfredo Diez Nieto, compositor, pianista, director orquestal y pedagogo cubano.