Tomás Romay, el médico que introdujo la vacunación en Cuba
Tomás Romay cumplió este 30 de marzo 172 años de fallecido, pero los cubanos lo tenemos muy presente en estos tiempos de pandemia. Basta recordar que fue él quien introdujo la vacunación en nuestro país contra la viruela, y por sus acciones preventivas se le considera el primer higienista nacional.
Tomás José Domingo Rafael del Rosario Romay y Chacón fue médico, humanista, higienista, botánico, químico, educador y sabio. Un adelantado a su tiempo si consideramos que nació el 21 de diciembre de 1764 y desarrolló aportes considerables al progreso de la Medicina, Química, Botánica, Agricultura, Higiene, Educación y a la Cultura en general. Por todo ello se le considera también como iniciador del movimiento científico en nuestra nación.
Nació en la calle Empedrado No. 71 entre Compostela y Habana, donde actualmente está ubicado el edificio «Cuba» con la numeración 360 en La Habana Vieja, y fue el primero de los 18 hijos del matrimonio constituido por Lorenzo Romay y de la Oliva, y María de los Ángeles Chacón.
Obtuvo el título de Bachiller en Artes el 24 de marzo de 1783 y comenzó los estudios de Jurisprudencia en el Seminario de San Carlos, los cuales abandonaría luego, al convencerse de su vocación de médico, a la cual se dedicó pese a los prejuicios de la época que consideraban la profesión como poco estimada, y se graduó en 1789.
En la época de Romay, la condición de Bachiller en Medicina no autorizaba a ejercer la profesión, para ello se requería hacer un postgrado de dos años de práctica con un médico experimentado, los cuales realizó con el doctor Manuel Sacramento para presentarse a examen ante el Real Tribunal del Protomedicato. El 12 de septiembre de 1791, Romay se convirtió en el trigésimo tercer graduado de Medicina en Cuba. El 4 de enero de 1796 contrae matrimonio con Mariana González, con la cual tuvo seis hijos.
El doctor llegó a convertirse en una de las principales figuras intelectuales del movimiento progresista impulsado por la gran burguesía criolla en la primera corriente reformista de finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, junto al estadista y economista Francisco de Arango y Parreño, además de Nicolás Calvo de la Puerta y O'Farrill, que sirvió de mentor al joven médico.
Mientras cumplía los dos años de práctica médica (1789-1791) con el doctor Sacramento, fue cofundador el 24 de octubre de 1790, con el gobernador Luis de Las Casas Aragorri, del Papel Periódico de la Habana, primera publicación periódica cubana. Fue su primer redactor y director hasta 1848.
En 1791 se presentó como aspirante a la cátedra de Patología en la Real y Pontificia Universidad de La Habana, con una tesis sobre contagio de la tisis, la cual logró por oposición el 6 de diciembre, obteniendo el título de Licenciado en Medicina el 24 de diciembre de 1791. Realizó luego un doctorado en la Universidad de La Habana, del cual se gradúa el 24 de junio de 1792.
Fue también cofundador junto con Las Casas de la Real Sociedad Patriótica de La Habana, conocida actualmente como Sociedad Económica de Amigos del País. El 17 de enero de 1793 ingresó en calidad de socio numerario en la Sociedad y fue miembro prominente y activo. Llegó a ser miembro de Honor en 1834 y director en 1842 de la misma.
Además de catedrático de Filosofía y Patología en la Universidad de San Jerónimo de La Habana, Romay fue decano de la Facultad de Medicina en 1832 y desempeñó la tarea humanitaria de su profesión en la Real Casa de Beneficencia, organización de la cual también fue uno de los fundadores.
LA HISTORIA DE LA VACUNACIÓN EN CUBA
Su labor más meritoria y la que le inmortalizó fue la introducción de la vacuna contra la viruela en Cuba, a partir de febrero de 1804. Una epidemia de viruela, iniciada en diciembre de 1803 y causante de muchas muertes en enero de 1804, fue la inspiración del médico para introducir en la isla este novedoso tratamiento. Sabía él, además, que demoraría en arribar a La Habana la expedición enviada por el rey Carlos IV que traía consigo la vacuna salvadora.
En Cuba la vacunación era conocida simplemente como una «inoculación» y se practicaba a partir de la experiencia europea. En 1802, los médicos cubanos conocieron del procedimiento que utilizaba el pus de viruelas vacunas y que, por ello, se denominaba «vacunación».
Por encomienda de la Sociedad Patriótica, Romay comienza desde 1803 su campaña por extender el procedimiento y viaja al interior de la Isla en busca de encontrar e investigar el virus y luchar contra los partidarios de la «inoculación», quienes obtenían ganancias y afirmaban que resultaría ineficaz la vacunación.
Para probar lo contrario, Romay acudió a una demostración pública arriesgando la vida de dos de sus hijos, previamente vacunados, a quienes utilizó como sujetos de prueba para vencer los temores, dudas y vacilaciones respecto a su efectividad. En enero de 1804 se practicaron las primeras vacunaciones en Santiago de Cuba.
El 26 de mayo de 1804 llegó a La Habana la expedición española enviada para introducir la vacuna en varias colonias hispanas, que quedó sorprendida al comprobar que ya la vacuna se había propagado en el país, gracias a Romay, quien la estaba aplicando con éxito desde el 12 de febrero.
Crean entonces la Junta Central de Vacuna el 13 de julio de 1804, para sistematizar esta práctica, y designan a Romay presidente y Secretario Facultativo. Su labor al frente de esta institución resultó decisiva para que, a fines del siglo XIX, la viruela pasara a ser una enfermedad poco común en Cuba, pues Romay se manifestó a favor de la vacunación múltiple de cada individuo y de que se decretara su obligatoriedad para toda la población.
Falleció a los 84 años, víctima de cáncer, en la madrugada del 30 de marzo de 1849 en su hogar en La Habana.
Tomás José Domingo Rafael del Rosario Romay Chacón
médico, ciencias, erudito, humanista
Hombre erudito, de conocimientos realmente enciclopédicos y considerado el iniciador del movimiento científico cubano, fue miembro distinguido y director de la Real Sociedad Económica de Amigos del País. En el período comprendido entre 1803 y 1804, introdujo en la Isla la vacuna contra la viruela, hecho que se considera la primera introducción de tecnología en Cuba.