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Gastón Baquero, poeta y periodista

Gastón Baquero es, a no dudarlo, uno de los más grandes poetas de Cuba. Su obra, aclamada dentro y fuera de la Isla brilló con luz propia aun en la fulgurante generación del grupo Orígenes, de la que sería una de sus figuras más relevantes.

No se puede concebir el dibujo poético e intelectual cubano de la primera mitad del siglo XX sin su escritura, a la altura de contemporáneos tan ilustres como Lezama Lima, Eliseo Diego, Cintio Vitier, Fina García Marrúz y Lorenzo García Vega.

Y tampoco podría entenderse el amplísimo fresco que es la cultura cubana de toda la pasada centuria sin su voz culta y desgarrada, incómoda y controversial, dinamitadora de fronteras, que ya fuera de la Isla –se radicó en España en 1960 tras haberse relacionado previamente con la dictadura de Fulgencio Batista y oponerse a la revolución contra este que liderara Fidel Castro– llegó a merecer homenajes y candidaturas a premios como el Príncipe de Asturias de las Letras, mientras en Cuba era casi un desconocido.

Al cabo de los años, la obra literaria de Baquero (Banes, 1914-Madrid, 1997) volvería a publicarse en Cuba y a ser motivo de paneles y conferencias, en un acto de justicia de quien fuera un martiano medular y dedicara uno de sus libros más importantes, Poemas invisibles (1991), «a los muchachos y muchachas nacidos con pasión por la poesía en cualquier sitio de la plural geografía de Cuba, la de dentro de la Isla y la de fuera de ella».

Sin embargo, poco se habla aún en su tierra natal de su otra obra prominente, la periodística, por la que también fue reconocido en la Isla y allende los mares.

Aunque sus primeras publicaciones aparecieron en revistas literarias como Verbum y El Clavileño, su debut profesional en la prensa sería en el diario Información, a mediados de los años 40. Poco después pasó al conservador pero influyente Diario de la Marina, al que se mantuvo vinculado hasta su partida. En él llegó a ser redactor jefe y comentarista cultural a través de dos secciones fijas: «Panorama» y «Aguja de marear».

La crítica de arte, el ensayo periodístico, la crónica y el artículo de fondo fueron sus géneros predilectos, y le valieron lauros tan importantes dentro del gremio como el Justo de Lara y el Juan Gualberto Gómez. Ya fuera de Cuba, trabajó durante décadas en la emisora Radio Exterior de España, colaboró con publicaciones como la revista Mundo Hispánico y los periódicos ABC, La Vanguardia y El País, y fue profesor en la Escuela Oficial de Periodismo en Madrid.

Carlos Espinosa, crítico e investigador cubano radicado en EE.UU. y compilador de un llibro sobre el periodismo de Baquero, recalca el elevado nivel de su prosa periodística y los indiscutibles vasos comunicantes de esta con su quehacer literario.

«Me parece admirable –escribe Espinosa– que, a sabiendas de que al día siguiente ese periódico se usaría para envolver pescado, Baquero escribiera unos artículos llenos de sugerencias, de visiones personales, de amplia cultura, de un excelente manejo del idioma y de una prosa cuya calidad no desmerece al lado de su poesía».

Como ejemplo de esa otra obra del autor de poemas tan memorables como «Testamento del pez», les propongo un artículo dedicado a otro gran intelectual cubano a quien Baquero catalogó sin temores «nuestro pensador»: Enrique José Varona.

Este acercamiento a Varona, publicado en Información en 1943, obtuvo el premio Justo de Lara, pero, por encima de ello, justiprecia a una figura capital de la cultura cubana y evidencia el tributo perenne que el poeta y periodista hizo siempre a las fuentes matrices de la cubanía. Las de antes y las de su tiempo, las de dentro y las de fuera, las de Cuba toda.

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Gastón Baquero


escritor, poeta, artes, literatura, agrónomo

Natural de Banes, fue un importante escritor y poeta cubano del siglo XX, que después de la revolución cubana vivió exiliado en España. Baquero nació en Banes, pueblo perteneciente a la antigua provincia de Oriente, zona que hoy es parte de la provincia de Holguín. Estudió Agronomía, pero nunca ejerció la profesión: prefirió consagrarse a las actividades literarias y periodísticas.