Fallece en España fotógrafo y cineasta cubano Herman Puig, otro grande
El fotógrafo y cineasta cubano Germán Puig Paredes, fundador en 1948 del Cine Club de La Habana, más tarde la Cinemateca de Cuba, falleció en España a la edad de 92 años, informó este martes en su muro de Facebook el realizador Carlos Antonio González Arenal.
Germán Puig, de nombre artístico Herman Puig, nació en Sagua la Grande el 25 de febrero de 1928, y fue considerado una importante figura de la escena intelectual cubana de la década del cincuenta.
Luego de regresar a Cuba tras estudiar cine en París, dirigió junto a su amigo Carlos Franqui (periodista) Carta de una madre, y con Edmundo Desnoes (escritor) Sarna. Así mismo, a lo largo de la década de 1950 dirigió otros cortometrajes.
Fundó la Cinemateca de Cuba en 1951 junto a Ricardo Vigón, y contó con el apoyo de Henri Langlois, director y cofundador de la Cinémathèque Française junto a George Franju. Sin embargo, la institución fue expropiada por el estatal Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), creado en 1959, y por su director, Alfredo Guevara.
No fue hasta el año 2004, tras la publicación del artículo "Germán Puig, Ricardo Vigón y Henri Langlois: pioneros de la Cinemateca de Cuba", que saliera a relucir el nombre de los auténticos fundadores de esta institución. El artículo de Emmanuel Vincenot es “de obligada lectura si se quiere entender los verdaderos orígenes de esa institución cinematográfica, historia que, por oscuras razones, fue ocultada”, según reseñó Zayas en su entrevista.
Los antecedentes estaban en las sesiones del Cine Club de La Habana, ubicado desde 1948 en las calles Consulado y Trocadero, y en el que se reunía buena parte de la intelectualidad cubana de la época.
Luego de salir de Cuba, Germán Puig desarrolló una exitosa carrera como fotógrafo de moda y cineasta publicitario en España en las décadas de 1960 y 1970. Y en su trabajo destacaron sus desnudos masculinos.
Debido a la persecución que sufrió por el franquismo, que lo arrestó y lo acusó de pornógrafo, se fue a París, donde se convirtió en pionero en la edición de la historia del desnudo masculino en la fotografía.
“Me planteé hacer fotografías del desnudo masculino, no sólo porque me podía interesar la belleza, que ha sido el motor de mi vida, sino porque me puse a pensar que era lo que no se había hecho en la historia de la fotografía […]. Pensé que si lo trataba rompería un tabú. Sería un pionero”, dijo en una ocasión.
“En el Nueva York de los sesenta, de la mano de Langlois, conoció a Fritz Lang y a Zina Voinow, cuñada de Eisenstein. En Barcelona, amigó con Pere Ginferrer, Roman Gubern, Juan Marsé, Terenci Moix y Vicente Molina Foix; en Madrid, con Lucía Bosé, de quien fue asesor de imagen cuando la actriz volvió al cine con El Satiricón (1969), de Fellini”, rememoraba Zayas
La noticia es triste y resulta una sensible pérdida para el arte cubano. Su muerte se suma a la de otras destacadas figuras fallecidas recientemente, que contribuyeron de manera sobresaliente a dignificar y potenciar la fotografía insular. Las obras de Enrique de la Uz, Mario Díaz, Iván Cañas, Rogelio López Marín (Gory) y Jorge Valiente, junto a la de Puig, han nutrido el imaginario fotográfico cubano del siglo XX y lo que va del presente.