Fue patriota independentista, combatiente heroico, orador brillante, político, parlamentario, periodista, ensayista, historiador y maestro. Tanto con las armas como con las palabras, libró sus batallas contra la dominación y el sometimiento de nuestra patria al imperialismo yanqui. Por eso, Manuel Sanguily se opuso al Tratado de Reciprocidad entre Cuba y los Estados Unidos, así como a los monopolios que ahogaban nuestra personalidad en las ramas de la cultura, la producción y la vida en general. En todos los instantes de su fecunda existencia sería como una gran voz nacional, un ferviente acusador, un encarnizado oponente político.
Militar, político y escritor cubano. Durante sus años juveniles tomó partido en favor de la causa de los independentistas. Intervino activamente en la Guerra de los Diez Años (1868-1878), conflicto en el que, a pesar de su juventud, Manuel Sanguily tuvo una actuación tan destacada que acabó alcanzando el grado de mayor general. Al término de la contienda bélica, la popularidad obtenida le llevo a ejercer diversos cargos políticos, en los que alcanzó también relevancia merced a sus dotes de orador. Desplegó una intensa actividad humanística que le convirtió en uno de los grandes animadores del panorama cultural de la isla: fundó la revista Hojas Literarias (1893-1894) y destacó como ensayista, en títulos de contenido histórico como El descubrimiento de América (1892) y La revolución de Cuba y las Repúblicas Americanas (1896).
Intelectual y político cubano. Combatiente en las guerras por la independencia de Cuba contra el colonialismo español. Participó en la Asamblea Constituyente de 1901, senador, secretario de Relaciones Exteriores y secretario de Gobernación durante la república.
Nació en La Habana, el 26 de marzo de 1848. Huérfano de padre desde niño, su padrino se hizo cargo de su tutela y educación. Ingresó en el colegio de El Salvador, fundado por José de la Luz y Caballero, del cual fuera uno de sus discípulos más aventajados; en el mismo plantel ejerció la docencia e impartió las clases de gramática y literatura.
El 12 de julio de 1864 se graduó de bachiller en Artes en el Instituto de La Habana. En la Real y Literaria Universidad de La Habana aprobó tres años de Derecho y cursó el cuarto que dejó inconcluso, al ocurrir el inicio de la Guerra de los Diez Años por la independencia de Cuba y viajar al exterior para luego regresar a la Isla en una expedición.
De El Salvador salió en vapor rumbo a Nassau, donde se reunió con su hermano Julio Sanguily; regresó a Cuba a bordo del Galvanic y desembarcó por las costas del Camagüey.
En febrero de 1869, la Asamblea de Representantes del Centro, organismo aglutinador de los trabajos independentistas en la región, lo envió en comisión a contactar con los miembros de la Junta Revolucionaria de Las Villas. Entre sus objetivos estaba el reforzamiento de los criterios de organización republicana de los camagüeyanos, contrarios a las posiciones de Carlos Manuel de Céspedes y del Castillo, partidario de la concentración de los poderes militar y civil en su persona.
Participó en la Asamblea de Guáimaro, el 10 de abril de 1869. Fungió como secretario del general en jefe, Manuel de Quesada, cargo al cual renunció. En 1871 tomó parte en el ataque a la torre óptica de Sibanicú, Camagüey, ofensiva en la cual fue herido en la cadera. Al año siguiente figuró como jefe del Estado Mayor del Distrito Sur de Puerto Príncipe, interviniendo en varios asaltos que dirigió Ignacio Agramonte y Loynaz. Entre 1873 y 1874 combatió con el general Máximo Gómez en la campaña de Camagüey, donde participó en sus principales ofensivas militares: Palo Seco, El Naranjo, la batalla de Las Guásimas y Cascorro. En 1875 pasó a Las Villas, combatió a las órdenes de los generales Gómez, Henry Reeve y Julio Sanguily. Al año siguiente se subordinó al brigadier Gregorio Benítez y compartió acciones en el asalto y toma de Las Tunas, bajo el mando del general Vicente García.
Con el seudónimo Otto, colaboró en el periódico La Estrella Solitaria. A inicios de 1877, la Cámara le concedió el grado de teniente coronel y fue designado agente confidencial del gobierno de la República de Cuba en Armas, con la misión de viajar a Estados Unidos como secretario del general Julio Sanguily. Entre 1877 y 1878 permaneció en Nueva York, donde recibió la noticia de la firma del Pacto del Zanjón, el 10 de febrero de 1878, con el cual se ponía fin a la guerra. En septiembre de ese año se dirigió a España para terminar sus estudios y graduarse de licenciado en Derecho Civil y Canónico en la Universidad Central de Madrid.
A mediados del año siguiente salió hacia Nueva York destino La Habana, a donde llegó en octubre y comenzó a trabajar temporalmente en los bufetes de Antonio González de Mendoza y Emilio Ferrer y Picabia.
También colaboró en numerosas publicaciones como El Triunfo, El País, La Revista de Cuba, de José Antonio Cortina, y la Revista de Cuba, a cargo de Enrique José Varona y de la cual fue corrector de prueba. También se desempeñó como redactor en El Fígaro y La Habana Elegante.
Se opuso al Plan Gómez-Maceo en 1884, pues consideraba que no existían condiciones para reiniciar un movimiento independentista. Simpatizó con el Partido Autonomista, al cual calificó como «el partido de todos los cubanos», en contraposición al Partido Unión Constitucional, integrado, en su mayoría, por españoles partidarios del integrismo.
En 1884 se publicó su conferencia «Los poetas y la poesía», pronunciada el año anterior en las Conversaciones Literarias celebradas en la casa de José María Céspedes. Ese mismo año salió a la luz su primera obra de carácter histórico, «Los caribes de las islas» y, posteriormente, «Cristóbal Colón y los caribes», y su primer trabajo sobre José de la Luz y Caballero en polémica con José Ignacio Rodríguez.
El 9 de abril de 1887 habló en la velada conmemorativa del fusilamiento de los estudiantes de Medicina, en honor a Fermín Valdés Domínguez, organizada por el Círculo de la Juventud Liberal de Matanzas. Tras ser interrumpida su oración por las autoridades españolas, la concluyó en la plaza pública de la ciudad.
Tres años después volvió a disertar en San Antonio de los Baños y en Guanabacoa sobre José María Heredia.
En 1892 fue invitado por José Silverio Jorrín para que pronunciara una conferencia, en ocasión de celebrarse el IV Centenario del Descubrimiento de América. Ese mismo año publicó en La Habana Literaria, sendos estudios referidos a tres novelas del escritor francés Émile Zola.
Entre 1893 y 1895 apareció Hojas literarias, revista mensual, que dirigió y redactó personalmente, y en la cual sacó a relucir sus cualidades como crítico literario, político e historiador.
Al iniciarse la Guerra de Independencia, en 1895, salió rumbo a Tampa y de ahí pasó a Nueva York. Colaboró en Patria y El Porvenir, y pronunció sus discursos «Cuba y la furia española» y «Céspedes y Martí», en este último advertía la continuidad entre la Guerra de los Diez Años y la nueva contienda independentista. En 1896 disertó sobre «José Martí y la revolución cubana» y «La monarquía española y el sacrificio de los cubanos».
Después de la firma del armisticio de paz entre España y Estados Unidos, en agosto de 1898, mantuvo sus actividades políticas en los centros de emigrados cubanos en la nación norteamericana hasta su regreso a la Isla, para asistir como delegado del Segundo Cuerpo de Ejército a la Asamblea de Representantes de Santa Cruz del Sur, a efectuarse el 24 de octubre de ese año.
En ese cónclave propuso, junto con Juan Gualberto Gómez, solicitar al gobierno estadounidense un empréstito para licenciar al ejército mambí, acto que de aceptarse propiciaría el reconocimiento de la asamblea cubana por las autoridades norteamericanas durante la primera ocupación militar de Estados Unidos en Cuba.
Para presentar ese proyecto al gobierno de Estados Unidos viajó a ese país como parte de una comisión de los asambleístas, presidida por el general Calixto García Íñiguez. La misión no logró sus objetivos, al rechazarse el empréstito por el presidente William McKinley y ofrecer, a cambio, un donativo de 3 millones de dólares.
De regreso a la Isla, y una vez oficializada la ocupación militar estadounidense, en el periódico La Discusión publicó artículos de crítica a la injerencia de Estados Unidos en Cuba y contra las posiciones anexionistas. Formó parte activa en los debates de la Asamblea de Representantes del Cerro que depuso al general Gómez de su cargo de General en Jefe del Ejército Libertador de Cuba. Esta decisión lo convirtió, junto con Juan Gualberto Gómez, en centro de fuertes críticas de la opinión pública. Durante los años de ocupación dirigió el Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana, profesando en la Cátedra de Retórica y Poética.
El 15 de septiembre de 1901 fue electo delegado por La Habana a la Asamblea Constituyente de 1901, encargada de redactar y aprobar la Constitución de la República de Cuba. El gobernador norteamericano, Leonard Wood, hizo el discurso inaugural. Desde el inicio de los debates cuestionó la alocución del funcionario estadounidense, al estimar que la Asamblea no era la encargada de pronunciarse por el tipo de relaciones a establecer entre la futura república con Estados Unidos.
Durante las sesiones, abogó por la separación de la Iglesia y el Estado, por la libertad de enseñanza y el sufragio universal masculino. Después de sostener una posición de rechazo a la Enmienda Platt, apéndice constitucional impuesto por el gobierno de Estados Unidos a la Constitución cubana, el 12 de junio de 1901 votó a favor de su aprobación. Al explicar su voto enfatizó que se trataba de una imposición contra la cual toda resistencia resultaría inútil, y, por otra parte, era la única manera de poder establecer la República de Cuba.
Tras el establecimiento de la república, el 20 de mayo de 1902, fue electo senador por Matanzas. El 3 de mayo de 1903 presentó el primer proyecto de ley contra el acaparamiento de la tierra cubana por extranjeros. También se opuso al Tratado de Reciprocidad Comercial aprobado por el Congreso de Estados Unidos y demostró los efectos desfavorables que para el porvenir económico del país implicaba su aprobación.
En 1907 fue designado, junto con Antonio Sánchez de Bustamante y Gonzalo de Quesada, para que representara a Cuba en la II Conferencia Internacional de Paz en Holanda y en 1912 se le nombró secretario de Relaciones Exteriores del gobierno de José Miguel Gómez. Ese mismo año se le designó provisionalmente secretario de Gobernación y al año siguiente Inspector General de las Fuerzas Armadas. Posteriormente fue nombrado director general de las Escuelas Militares. Entre 1918 y 1919 presidió el Partido Nacionalista.
Murió en La Habana, el 23 de enero de 1925.