Uno de los músicos más fecundos de Cuba, creador de la criolla. Flautista, compositor y director de orquesta y bandas militares, luchador independentista.
Hijo de Luis Casas Cuba y Adelina Romero García, se crió en el seno de una familia humilde. Su padre se ganaba la vida como tabaquero.
Siendo muy pequeño, aprendió a tocar el acordeón de forma autodidacta, hasta que a los nueve años de edad, recibió las primeras clases de solfeo. Poco tiempo después, el niño se contrataba como flautista en las fiestas religiosas de las Escuelas Pías de la región, en bailes públicos y teatros. A los 13 años ya ejecutaba piezas de concierto y a los 14 fue nombrado Miembro de Mérito de la Sociedad Popular de Santa Cecilia.
Cuando estalló la guerra de 1995 contra la metrópoli española, interrumpió sus estudios y su precoz carrera artística para incorporarse a las tropas del Ejército Libertador bajo el mando del General Lope Recio Loynaz. Durante la guerra fue nombrado corneta de orden y recibió una herida cuyas consecuencias sufrió durante el resto de su vida.
La precaria situación que dejó tras de sí el fin de la guerra hizo que Casas Romero tuviera que emplearse como tipógrafo, cajista de obra y corrector de pruebas en el diario Las Dos Repúblicas.
Más tarde fue crítico musical de esta publicación y de La Discusión; e impartió clases de música y tocó en bailes y fiestas privadas. En este periodo formó y dirigió la Banda Infantil de Camagüey, con niños menores de 14 años, que tocaba en las retretas del Parque Agramonte.
Contrajo matrimonio, por primera vez, en su tierra natal, en 1902, con Roselina Rodríguez Rivera. De esta unión nacieron seis hijos, cuatro hembras y dos varones. Varios años más tarde, en 1942, en La Habana, se casó con María Esther Lamelo Salazar.
En los primeros años del siglo XX, apremiado por las dificultades económicas, se vio obligado a realizar giras por el interior del país, al frente de la compañía de zarzuelas del padre de Blanquita Becerra y otras bandas de música, como las de Trinidad y Santiago de Cuba.
Regresó en 1907, fecha en la que realizó varias presentaciones en el Teatro Martí junto a Moisés Simons, las cuales fueron muy halagadas por la prensa de la época. Compartió escenario con otras grandes figuras, entre las que se encuentran Pedro Pablo Diez, Hubert de Blanck y Enrique Peña. Su maestría en la dirección orquestal y la interpretación de la flauta, le ganaron la simpatía del público y de la prensa que llegó a catalogarlo como “uno de los flautistas más grandes de América”.
Cultivó casi todos los géneros musicales: serenatas, danzones, marchas militares, guajiras, valses, etc. Compuso más de veintitrés zarzuelas, entre las que se destaca El teniente Alegría, Almoneda nacional, El globo cautivo, La golfemia, Alma criolla, La Cenicienta y Portafolio Cubano, cuyo estreno en el Gran Teatro Payret, el 29 de septiembre de 1911 constituyó un éxito rotundo.
Además de revistas musicales y operetas, a él se debe una de las formas más autóctonas de la música cubana: la criolla; más movida que la clave, de melodía más graciosa y sincopada. Algunas de las más recordadas son Carmela, Hortensia y Lola, todas compuestas en 1910. Escribió un centenar de canciones, entre las que se destaca El Mambí, estrenada en 1912 y devenida pieza antológica. Otra de las más populares es Si llego a besarte. También compuso numerosas marchas militares de las que lamentablemente no se conserva ninguna partitura.
Según la opinión de Gonzalo Roig, fue un virtuoso de su instrumento y uno de los pocos compositores cubanos que ennobleció los cantos típicos elaborándolos “con esmerado ropaje armónico y orquestal”. Sus obras fueron estrenadas con gran éxito en los teatros capitalinos Martí, Molino Rojo y Payret.
Desarrolló una importante labor como profesor de música. El 22 de septiembre de 1909, Hubert de Blanck lo nombró catedrático de la asignatura de Flauta en el Conservatorio Nacional de Música. Asimismo, fue profesor de Teoría de la Música, Armonía, Composición e instrumentos de Banda y Orquesta; e integró numerosos Tribunales de Exámenes de la época.
En 1913 se presentó a un ejercicio de oposición para ingresar al Ejército de la República. Obtuvo el grado de primer teniente y le fue encomendada la misión de organizar la Banda de Artillería. Luego de un tiempo fue ascendido a capitán y se convirtió en Director de la Banda del Estado Mayor del Ejército Libertador, cargo que ocupó durante más de treinta años y hasta su muerte.
Además, fue nombrado Inspector General de las Bandas Militares de Cuba. Con el cuerpo de música del Ejército viajó a República Dominicana (1913 y 1924), a Canadá (1923) donde obtuvo un premio internacional en un concurso en el que participaron 53 bandas de distintos países. También visitó Key West y Tampa (1939) y México (1938).
En 1918, en unión de su hijo Luis Casas Rodríguez, fundó la primera fábrica electromecánica de rollos de pianola; hasta ese momento su producción era manufacturada y solo existía un fabricante, Francisco Pereira y Moya. Esta empresa tuvo gran éxito, al punto que la casa norteamericana QRS le entregaba sus matrices para que los rollos fueran fabricados en la Isla, aunque mantenía el nombre de la fábrica extranjera. Muchos compositores prestigiosos colaboraron con él: Ernesto Lecuona, Jaime Prats, Moisés Simons, Nilo Menéndez, Vicente Lanz, entre otros. El interés de Casas Romero era divulgar la música cubana, premisa que mantuvo durante toda su vida.
La Radio, uno de los más importante descubrimientos del siglo XX, fue otra de sus grandes pasiones. En la década del diez, junto a su hijo, montó su primera planta de aficionados, la Q2LC basada en un circuito “Calpits” de cinco watts, que trasmitía en la banda de los setenta y cinco a ciento cincuenta metros, mediante telefonía y telegrafía.
Más tarde, consiguió un permiso del Director de Comunicaciones y fundó la 2LC, el 22 de agosto de 1922, en la que se realizó la primera transmisión de radio en Cuba. Esta emisión inaugural dio la hora, anunciada con el tradicional cañonazo de la nueve y, a continuación, ofreció un boletín del estado del tiempo, todo en la voz del propio Casas Romero. El programa se fue complejizando progresivamente; además de los boletines y la hora, su hija Zoila Casas Rodríguez presentaba un número musical, con lo cual se convirtió en la primera mujer en ejercer la locución radial, no solo en Cuba sino en América Latina. A esto se sumó un programa infantil, la difusión de música cubana directamente desde un fonógrafo instalado frente al micrófono y el empleo de efectos sonoros.
La 2LC fue inaugurada oficialmente el 16 de abril de 1923, cuando tuvo licencia para trasmitir en onda media, en la banda de los trescientos sesenta metros. En esa oportunidad estuvo presente el Dr. Armando Cartaya, Director General de Comunicaciones del país.
Casas Romero dirigió la orquesta que ejecutó el Himno Nacional en la inauguración de la PWX, primera emisora radial que transmitió oficialmente en el territorio nacional, el 10 de octubre de 1922. Durante las primeras semanas después de inaugurada la PWX, esta recesaba sus transmisiones durante más de dos horas diarias para dar paso a la 2LC, que ofrecía el servicio informativo del estado del tiempo y la hora.
La 2LC se mantuvo en el aire hasta el año 1928.
Cuando la PWX cambió sus siglas por las de CMC, propiedad de la Cuban Telephone Company, comenzó un periodo en el que Casas ocupó la Dirección Artística; puesto al que renunció para entregarse a la fundación y manejo de las que el llamaría “las emisoras cubanas”, por no tener financiamiento norteamericano: COC y CMCK.
La COC, convertida en COCO por la gracia del público, salió al aire el 16 de diciembre de 1933 desde la propia vivienda de su propietario, sita en la calle San Miguel esquina a Manrique, actual Centro Habana. Esta fue la primera emisora de onda corta dirigida al extranjero, pero tiempo después se encadenaba a la señal de la CMCK, para trasmitir a los receptores de onda media de Cuba. De la combinación COCO-CMCK surgió una frase popularizada en un programa humorístico de la época: “El coco se me seca”.
A través de sus emisoras, Casas Romero fomentaba el consumo de la música cubana de mejor calidad, en un momento en que la sociedad cubana estaba expuesta a la influencia extranjera en todos los ámbitos. El tema musical con que iniciaban sus transmisiones era “El Mambí”.
En 1932, pronunció una conferencia en la Sociedad Teosófica Cubana, titulada “La música y sus influencias” en la que describe una visita realizada a la ciudad de Santiago de Cuba en 1904, ocasión en la que asistió a las tumbas francesas.
A mediados de la década del treinta, cuando se organizó la Comisión Revisora del Himno Nacional de Cuba, fue encargado de subsanar los errores existentes en la versión de Antonio Rodríguez Ferrer (1898). Para 1937, las ediciones del Himno impresas por el Estado Mayor del Ejército, decían oficialmente en su portada: “Himno Revisado por el Maestro Luis Casas Romero.” Esta es la versión vigente.
El 14 de febrero de 1938, el Ayuntamiento de Camagüey, a solicitud de varios destacados periodistas y músicos, declaró unánimemente a Casas Romero, Hijo Predilecto de Camagüey. El acuerdo se hizo público al día siguiente en el periódico El Camagüeyano, con una nota en la que se destacaba que el pergamino y la medalla serían costeados por los músicos de la ciudad.
El 16 de mayo de 1940, Luis Casas Romero leyó su discurso de ingreso como Miembro de Número en la Academia Nacional de Artes y Letras, de cuya Sección de Música llegó a ser Secretario, titulado “La música y su influencia en el destino humano”. Las emisoras COCO y CMCK trasmitieron el acto de investidura.
En 1945 publicó un folleto titulado Manual del Corneta donde recopiló los toques de cornetas.
Casas Romero obtuvo numerosas condecoraciones como músico, compositor, ciudadano y patriota: Veterano de la Guerra de Independencia de 1895, Mérito Militar, Medalla Conmemorativa del Centenario del Nacimiento de Antonio Maceo (1945), Medalla de Oro en la Exposición de Toronto (1923), del Ayuntamiento de Cienfuegos (1919), del Ayuntamiento de La Habana y de la Academia Nacional de Artes y Letras.
También recibió condecoraciones honoríficas de México, Estados Unidos de América, Santo Domingo, Venezuela y Costa Rica, entre otros.
Murió el 30 de octubre de 1950, víctima de una larga enfermedad, que fue acompañada por la prensa nacional mediante titulares y notas informativas. Asimismo le fueron dedicados extensos artículos necrológicos.
Su obra ha trascendido hasta la actualidad. Al triunfo de la Revolución, el Consejo Nacional de Cultura puso su nombre a la Academia Municipal de Música de Camagüey.
El 24 de mayo de 1972, en ocasión de celebrarse el nonagésimo aniversario de su nacimiento, fue develada una tarja en la fachada de su casa natal, en la que se lee:
AQUÍ NACIÓ LUIS CASAS ROMERO, CREADOR DEL GÉNERO MUSICAL “CRIOLLA” Y AUTOR DE EL MAMBÍ.
El 18 de septiembre de 1979 fue inaugurada la primera Escuela Vocacional de Arte del país, la cual lleva su nombre.
Obras
Canción
Adiós, amor. Adiós al bohío.
Criolla
Alma criolla. Ana Sofía. Angelina. Bajo el palmar. Calma mi sed. Camagüey. Camagüeyana. Capablanca. Carmela. Carola. Criolla. Cubanita. Decepción. El mambí. Mercedes. Mi bohío. Patria querida. Serenata cubana.Zoraida, entre otras.
Danzón
Almoneda nacional, de la zarzuela del mismo título. Arrollar. Canción del torerito. Cumbanchando. El sinsonte. La niña de mis amores. La viuda alegre. Mujeres y flores. Pensando en ti. Mala entraña, entre otros.
Zarzuela
El globo cautivo. El teniente alegría.Enredos matrimoniales. Fuente de juventud, zarzuela en un acto. La cenicienta, entre otros.
Otros géneros
A orillas del Tínima, mosaico cubano
Al pie del coco, popurrí; Amistad, popurrí cubano
Amo el sendero, balada; ¡A arrollar!, clave
Así eres tú, bolero; Así eres tú, cubana, capricho-bolero
Capricho núm. 1, Capricho cubano núm. 2, Capricho cubano núm. 3
Flores marchitas, pequeña obertura para piano y orquesta
Si llego a besarte, bolero
Yo soy guajira, capricho-cubano
Zapateo cubano, zapateo; entre otros.
Fuente: EnCaribe