Felipe Poey Aloy (1799-1891) Científico cubano, profesor e investigador en el campo de las ciencias naturales. Los resultados de sus estudios ictiológicos son reconocidos internacionalmente.
Cursó estudios en el Seminario de San Carlos, donde fue alumno de Félix Varela, así como en la Cátedra de Derecho Patrio, y recibió el título de Bachiller en Leyes en 1821, tras lo cual viajó a España con vistas a alcanzar en Madrid el de abogado.
Cuatro años más tarde viajó a Francia, donde estableció relaciones con Aquiles Valenciennes y Jorge Cuvier sobre temas relacionados con la ictiología, y con los entomólogos Félix Eduardo Guérin-Ménéville y Luis Alejandro Chevrolat, con quienes creó la Sociedad Entomológica de París, en 1832. En ese mismo año publicó allí su obra Centuria de Lepidópteros de la Isla de Cuba.
De regreso a la Isla en 1835, impartió las asignaturas de Geografía Moderna y Geografía de Cuba, así como lenguas francesa y latina, en el Colegio de San Cristóbal de Carraguao.
Al año siguiente vio la luz su libro Compendio de la geografía de la Isla de Cuba, primera obra de ese tipo escrita e impresa en el país, y, en 1839, la Cartilla Geográfica.
Dio clases de las asignaturas de Zoología y Anatomía Comparada, y las de Botánica y Mineralogía, con nociones de Geología, en la Real y Literaria {In:Universidad de La Habana}, tras la secularización de la enseñanza, en 1842.
Publicó colaboraciones en diferentes periódicos y revistas de su tiempo, entre ellas La Piragua, El Faro Industrial de la Habana y La Honesta Cubana. Durante 1849 apareció su trabajo Revista zoológica de la Isla de Cuba, en sucesivos números de la publicación habanera El Artista. De igual forma, artículos suyos fueron incluidos en Anales de la Sociedad de Historia Natural de Madrid, y en ediciones seriadas de Estados Unidos como Anales del Liceo de Historia Natural de Nueva York y Boletín de la Comisión de Pesca.
Entre 1851 y 1858 acometió, en dos volúmenes, la edición de las Memorias sobre la historia natural de la Isla de Cuba, en que se mostraron los resultados de sus estudios zoológicos, acompañados por láminas ilustrativas. Asimismo, entre 1865 y 1868 publicó los dos números del Repertorio físico-natural de la Isla de Cuba, en que aparecieron colaboraciones de numerosos científicos; entre ellos, el alemán Juan Cristóbal Gundlach. Tanto las Memorias... como el Repertorio... tuvieron el empeño de difundir los descubrimientos de las especies zoológicas de la Isla, y ofrecer un cuadro de su naturaleza a través de catálogos de diferentes tipos.
En 1883 envió a la Exposición Colonial de Amsterdam una versión manuscrita, con el respectivo Atlas, de su Ictiología cubana, fruto de su trabajo de más de cincuenta años, la cual resultó premiada con medalla de oro y un diploma de honor. Dos años más tarde esa obra se depositó en la Biblioteca del Museo de Historia Natural de Madrid, mientras quedó en poder de Poey otra versión manuscrita, en la cual continuó trabajando hasta el fin de sus días. Tras permanecer inédita por más de un siglo, fue publicada, en dos tomos de texto y un Atlas, por gestión de varias instituciones -encabezadas por la Casa de Altos Estudios Fernando Ortíz de la Universidad de La Habana-, en el contexto de las conmemoraciones del bicentenario del natalicio de su autor.
Poey ingresó en la Real Sociedad Económica de Amigos del País (SEAP) de La Habana en 1837, y al año siguiente le fue otorgada la condición de Miembro de Mérito. En 1861 formó parte del grupo de los treinta miembros fundadores de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, en la que, por su especialidad, pasó a formar parte de la Comisión de Ciencias Naturales, con la condición de Académico de Mérito. El 4 de septiembre de 1877 fue propuesto como Miembro de Número de la Sociedad Antropológica de la Isla de Cuba, en la que doce días más tarde resultó electo presidente.
En su labor de difusión cultural, promovió conocidas tertulias y asistió a otras como las del abogado Nicolás Azcárate, en Guanabacoa. De igual forma se vinculó a las actividades de los liceos habaneros; así presidió la Sección de Literatura del Liceo de La Habana, en 1858 y 1862; pronunció el discurso «Unidad de la especie humana» en el Liceo de Guanabacoa, que en 1861 lo destacó como Socio de Honor, y en 1885 integró la Sección de Ciencias Naturales del Nuevo Liceo de La Habana.
Fue nombrado en 1851 corresponsal del Liceo de Historia Natural de Nueva York, y miembro de honor de la Sociedad de Ciencias de Buffalo en 1863. Le fue otorgada la membresía de la Sociedad Estomatológica de Filadelfia y la de corresponsal de la Sociedad de Historia Natural de Boston en 1864. La Sociedad de Historia Natural y Horticultura de Massachussets lo incorporó como miembro corresponsal en el mismo año, y la Academia de Ciencias de Filadelfia le otorgó en 1873 similar responsabilidad. Fue miembro de instituciones europeas como la Sociedad de Amigos de la Historia Natural Berlinesa -de la cual fue en 1864 miembro de honor-, la Sociedad Española de Historia Natural, desde 1872, y la Real Sociedad Científica de Londres en 1836.
Próximo a cumplir los ochenta años de edad, Felipe Poey fue honrado con el nombramiento de catedrático de término, condición otorgada a los profesores con más de veinte años en el ejercicio de la docencia universitaria. Ejerció como propietario la Cátedra de Geografía de Vertebrados, y fue decano de la Facultad de Ciencias. En sus últimos años se consagró a ordenar y compilar la mayor parte de su producción bibliográfica dispersa, con el objetivo de reunirla en un tomo que titularía Obras Literarias, el cual vio la luz en 1888, y en el que reveló, una vez más, la altura intelectual de quien ha pasado a la posteridad como uno de los máximos representantes de la ciencia cubana decimonónica.
Fuente: EnCaribe.org