Arqueólogo, abogado y poeta cubano. Realizó diversos y valiosos estudios relacionados con la arqueología, se destacó además en los campos del periodismo y las letras.
Nació en Puerto Príncipe (actual, ciudad de Camagüey, perteneciente a la provincia del mismo nombre). Cursó el bachillerato en el Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana, entre 1907 y 1912. Se graduó de doctor en Derecho en la Universidad de La Habana (1916).
En 1917 regresó a Camagüey, donde en un inicio ejerció como abogado, tras lo cual pasó a desempeñarse como profesor de literatura del Instituto de esa ciudad, donde ocupó el cargo de director poco tiempo después; de igual forma, ejerció como profesor en la Escuela Normal para Maestros de Camagüey.
Desde los 15 años componía versos, y aún muy joven publicó en el periódico Cuba: «La Amiga Muerta». Con posterioridad, dio a conocer «La Ciudad de los Espejos», así como sus estudios acerca de El espejo de paciencia; de aquellos años también fueron: «El poema de los cañaverales» y «Canto de Isla».
Uno de sus más conocidos sonetos fue «La Garza», y entre sus conferencias sobresale la titulada: «Los poetas de ayer vistos por los poetas de hoy», la cual dictó en el Ateneo de La Habana.
Fundador, junto a José María Chacón y Calvo, de la Sociedad Filomática, se le ha considerado como uno de los precursores de la poesía negrista en Cuba.
Trabajó como periodista en la revista Avance, y fungió además como jefe de redacción del periódico Gráfico y redactor del Heraldo de Cuba; colaboró en otras publicaciones como Cuba Contemporánea, Revista Cubana, Actualidades, Bohemia, Carteles y El Fígaro. Durante algún tiempo se desempeñó como director de cultura en la Secretaría de Educación, así como director de gobierno del Tribunal de Cuentas de la República.
Desde el punto de vista científico, su vida estuvo consagrada a los estudios referidos a la prehistoria de Cuba, en actividades de campo y de gabinete; especialmente, en el territorio de la antigua provincia de Camagüey.
Promovió las labores colectivas en esta disciplina, y recomendaba trabajar tanto en el gabinete como en el laboratorio. Estimaba que el arqueólogo no debía ser un simple coleccionista de piezas, sino un estudioso del material hallado, para lograr su adecuada catalogación en las culturas aborígenes. Sus trabajos evidencian la total dedicación de su autor a la actividad profesional, y sus características personales como un investigador sumamente acucioso.
Entre sus publicaciones más relevantes referidas a los estudios sobre culturas aborígenes, merecen mencionarse las siguientes: «El Camagüey precolombino» (Revista Bimestre, 1934), Una visión de prehistoria cubana (1936), «Zonas indoarqueológicas en Camagüey» (Revista de Arqueología y Etnología, 1939), De nuestro pasado aborigen (1943), «Los caneyes del sur de Camagüey» (Revista de La Habana, 1944), Caverna, Costa y Meseta (1945), Cuba precolombina (1949) y Los aborígenes de las Antillas, editada por el Fondo de Cultura Económica de México en 1956. En los 11 capítulos de este último e importante libro, abordó en detalle la vida de los aborígenes de esta región, el medio físico circundante, las evidencias arqueológicas, y una cronología india de las Antillas.
Formó parte de prestigiosas sociedades culturales y científicas, como la Academia de la Historia de Cuba, la Junta Nacional de Arqueología y Etnología, la Academia de la Lengua (filial de la española), la Sociedad Espeleológica de Cuba y el Ateneo de La Habana.
Bibliografía activa
La ciudad de los espejos y otros poemas, Imprenta Gutemberg, Camagüey, 1925.
Caverna, costa y meseta. Interpretaciones de arqueología indocubana, Editorial J. Montero, La Habana, 1945.
Los indios de Cuba en sus tiempos históricos, Imprenta El Siglo XX, La Habana, 1945.
Cuba precolombina. Un texto para maestros y alumnos, Editorial Librería Selecta, La Habana, 1949.
El primer caney explorado en Cuba [s.e.], La Habana, 1956.
Los aborígenes de las Antillas, Fondo de Cultura Económica, México, D. F., 1956.