En la etapa insurreccional, siendo estudiante, Antonio Briones Montoto participó activamente en Acción y Sabotaje del Movimiento 26 de Julio. Entrenado en México en la lucha guerrillera y en los preparativos para regresar a Cuba, lo sorprende el triunfo de la Revolución en Estados Unidos. Regresa a la patria y ocupa responsabilidades en los Ministerios de Hacienda y Agricultura, así como en el ICAIC. El primero de mayo de 1967 partió a cumplir una misión internacionalista en Venezuela. Su misión era asegurar el desembarco de revolucionarios y regresar. Cumplida la primera parte del plan es sorprendido y cae en gesto altruista, revolucionario, internacionalista y heroico.
Nació en La Habana en el seno de una familia de arraigada estirpe revolucionaria.
Artemio, el abuelo paterno, español de origen, mantuvo siempre ideas socialistas y antiimperialistas, a favor de las luchas de los obreros. Newton, el padre, fue un destacado luchador de la Generación del 30 que llegó a ser miembro del Comité Central de Joven Cuba, la organización fundada y dirigida por Antonio Guiteras Holmes; también la madre, Dulce María, fue una activa luchadora y ambos sentían tanta admiración y estaban tan identificados con el mártir del Morrillo, que pusieron su nombre al hijo.
Al producirse el golpe de estado encabezado por Fulgencio Batista (ya con una larga historia de latrocinio y asesinatos, entre ellos el de Guiteras) los padres de Tony se incorporaron de inmediato a la lucha contra la dictadura y él, aún muy joven, comenzó su actividad revolucionaria, como uno de los tantos jóvenes que se destacaron en la lucha clandestina para alcanzar la plena libertad.
Cuando ingresó en el Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana participó, junto a su hermano menor, en manifestaciones protagonizadas por los estudiantes contra la dictadura batistiana. Allí estudió la Historia de Cuba, la Constitución y también llegó a sus manos un ejemplar de La historia me absolverá, el alegato de Fidel en el juicio por los sucesos del Moncada. Según sus propias palabras: "...a partir de esa época empecé a comprender el significado de la lucha y me convertí en un revolucionario consciente".
En más de una ocasión cayó en manos de los esbirros de la tiranía dirigidos por Orlando Piedra, Jefe del Buró de Investigaciones, recibiendo golpes y torturas en unión de otros compañeros, algunos de los cuales fueron asesinados. A causa de la constante persecución tuvo que marchar al exilio. Llegó a Nueva York en los primeros meses de 1957. Allí se incorporó al Movimiento 26 de Julio para continuar su actividad a favor de la Revolución.
Por su insistencia en regresar a Cuba a luchar viajó a México, donde se preparó militarmente en los campamentos de Ixtapán de la Sal, Aguas Calientes, Llanos del Medio y en las selvas de Quintana Roo. Allí recibió la noticia de la muerte de su novia, Urselia Díaz Baez, en La Habana, mientras cumplía una misión de la lucha clandestina. Aunque fue designado para viajar a Cuba e incorporarse a las tropas del Che, que ya se encontraba en la Sierra del Escambray, en la región central del país, no pudo lograr su objetivo pues las condiciones no fueron favorables para la salida de México. En esa espera lo sorprende el 1ro. de enero de 1959.
Al Triunfo de la Revolución Cubana regresa de inmediato a la Patria y se incorpora a la construcción de la nueva sociedad. Se incorporó a las Milicias Nacionales Revolucionarias, trabajó en el Ministerio de Hacienda y posteriormente, como dirigente en el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), cargo al que renunció a principios de 1962 para ingresar como simple soldado en el Ministerio del Interior (MININT). Esta actitud no podía sorprender a quien conociera su pensamiento político y su actitud revolucionaria.
Continuó sus estudios de Bachillerato y comenzó la Universidad. En poco tiempo es ascendido a oficial gracias a su preparación, experiencia y probada actitud revolucionaria. Dentro del MININT pasa a la Dirección de Seguridad Personal y posteriormente, a Tropas Especiales, unidad a la que era más afín por su disposición para el sacrificio y su óptica particular sobre la lucha revolucionaria.
Tampoco dudó en cumplir con el sagrado deber internacionalista. Como el Che y otros combatientes cubanos, renuncia a sus cargos, a una vida más tranquila y con dolor, pero con firmeza, al calor de la familia para ayudar a otros pueblos del mundo a obtener su libertad. En carta de despedida a su hermano expresa:
"y salgo con una fe extraordinaria, se que la vida de guerrillero es dura, llena de sacrificios, pero tú sabes que estoy dispuesto a luchar todo el tiempo que sea necesario y si fuera preciso no regresar más a Cuba, hasta que se libere el último país".
A sus hijos, Tony y Orquídea, escribió:
"Ustedes crecerán, es probable que yo les pueda faltar, pero les queda lo principal: una Revolución. Deben ser fieles a ella como lo fue su padre. ¡Ustedes tendrán la gloria de crecer en el socialismo y de ayudar a la construcción del comunismo que debe ser la máxima aspiración de la Humanidad!"
Participa, en mayo de 1967, en una misión de desembarco por la playa de Machurucuto, a escasos kilómetros de Cúpira, al este del estado de Miranda, en Venezuela, de nueve guerrilleros de esa nación, para internarse en las montañas y llevar a cabo la lucha armada. Después del desembarco de los expedicionarios, zozobró la barcaza en que Briones Montoto se adentraba otra vez al mar para regresar a Cuba. Él y otros dos compañeros lograron nadar hasta la playa y esconderse en los pueblecitos costeros. Fueron delatados y capturados.
Según el testimonio de William Izarra, entonces subteniente con muy poco tiempo de graduado y 19 años de edad, que cumplía la primera tarea como piloto militar de un helicóptero y participó en los interrogatorios por órdenes del mando superior, el combatiente cubano y aunque fue parco, expuso profundos conceptos existenciales e ideológicos. Me dijo por qué contribuía con la lucha armada venezolana. La solidaridad internacional era parte de la emancipación de los pueblos. Dijo, racionalmente, que los Estados Unidos eran enemigos de los latinoamericanos y que su acción política estaba destinada a dominarlos para extraer sus recursos, imponerles su cultura, sus valores, sus hábitos de consumo y mantener un mercado cautivo para comercializar sus productos. Respaldaba, por convicción, la causa de los venezolanos que habían tomado las armas para dignificar a sus libertadores. Por eso él, espontáneamente, sustentado en sus creencias en la solidaridad internacional, se ofreció como voluntario para cumplir esta misión revolucionaria y estaba dispuesto a morir por sus principios. Lo que me comunicó, dejó en mí una duda acerca de mi apreciación preconcebida antes de entrar a interrogarlo . Afirma también que ese encuentro marca el punto de partida de la gestación, desarrollo y consolidación de mi conciencia revolucionaria.
Al día siguiente, cuando Izarra regresó a Machurrucutu, Antonio Briones Montoto estaba muerto. Un tiro de fusil le había destrozado la cara. El parte oficial decía que había intentado fugarse hasta la playa de Machurucuto, pero se rumoraba la verdad: habían dado la orden de asesinarlo.
En el helicóptero artillado, con William Izarra de copiloto, lo trasladaron al hospital militar de Caracas. El cadáver fue desaparecido. Por una coincidencia histórica la fecha de su asesinato, 8 de mayo, es la misma que la de la caída, décadas atrás, del luchador revolucionario cubano, en memoria del cual, sus padres le habían puesto el nombre.
El 18 de mayo de 1967, el Comité Central del Partido Comunista de Cuba emitió una declaración de solidaridad del Partido y pueblo cubano con el gesto altruista, revolucionario, internacionalista y heroico del joven cubano. Hoy, su heroica acción y su ejemplo permanece imperecedero y su nombre se repite, como homenaje, en las obras de la Revolución, entre ellas nuestra comunidad.
El 27 de junio de 2006, 39 años después, fue develado un sencillo monumento y una placa en el sitio donde murió. En el acto solemne William Izarra, ya viceministro de Relaciones Exteriores de la República Bolivariana de Venezuela, expresó: "y vivirás por siempre, Antonio Briones Montoto".
Carta de Antonio a sus hijos
Mis queridos hijos:
Como ustedes pueden apreciar esta carta fue hecha hace muchos años, es muy posible que todavía yo me encuentre luchando y ustedes ya sabrán leer y escribir, pensarán que cómo es posible que en tantos años no me hayan podido ver y que apenas tengan noticias mías. . .
Nací y tuve que desenvolverme en una época en que el mundo estaba dividido en dos partes, los que tratan de subyugarlo y los que luchan para que esto no suceda; yo pertenecía a los últimos; desde pequeño odié el abuso, la dominación, etc.
Después crecí y cuando tenía 13 años se dio un golpe de estado por un tirano que ya en otra ocasión había envuelto a Cuba en luto.
Este tirano fue muy odiado por sus abuelos pues ellos en sus años mozos se habían enfrentado a él. Cuando aquello empezaba a estudiar y donde mayor odio existía era en nuestra clase estudiantil; inmediatamente me incorporé a lo poco que podía hacer como repulsa frente a aquel régimen; transcurrió el tiempo, surge por primera vez para la historia un dirigente de nuestro pueblo, un dirigente capaz de hacer una Revolución, nuestro Comandante Fidel Castro.
Me uno a su pensamiento y es cuando de verdad comienza la lucha. A partir de ese momento hasta el presente me he mantenido luchando.
Ustedes crecerán, es posible que yo les pueda faltar, pero les queda lo principal: una Revolución; deben ser fieles a ella como lo fue su padre.
Ustedes tendrán la gloria de crecer en el socialismo y ayudar a la construcción del comunismo, que debe ser la máxima aspiración de la humanidad.
Les recomiendo que lo primero que deben leer es La Edad de Oro, este fue un libro que escribió nuestro Apóstol y que debe ser leído por los jóvenes que aspiran a ser revolucionarios; después todas sus Obras Completas, empiecen a leer los escritos, discursos de nuestro Comandante en Jefe y cuando tengan un mayor conocimiento, las obras de Marx-Engels-Lenin. Con todos estos conocimientos pueden decir que teóricamente se empieza a ser revolucionario, pero no es lo suficiente, hay que ir a la práctica; tendrán que ser ejemplo de estudiantes, haciendo labor de pioneros, más adelante trabajo voluntario, pasar el servicio militar, sin que sea necesario llamarlos obligatoriamente, ser milicianos en tiempos normales y dispuestos a morir por su Patria las veces que sea necesario. Me viene a la mente un verso de nuestro Apóstol que siempre deben recordarlo:
Vamos, pues, hijo viril
vamos los dos, si yo muero me besas tú... si tú...¡prefiero verte muerto a verte vil!
Han pasado los años, cuando salí de su lado eran muy pequeños, los dejé viviendo modestamente, deben tratar de no acomodarse ante la vida, tener como rumbo el sacrificio, no crearse metas pues esto lo que los llevará a ser conformistas y ser revolucionarios es ser lo más dinámico posible.No tengo más que decirles. Un padre debe darles consejos a sus hijos, por lo general los hijos imitan al padre siempre que este mantenga una conducta correcta. El haberme alejado de ustedes nunca significó que no los quisiera. Al contrario, salí a luchar porque entre las cosas que pude apreciar cuando ustedes crecían era cuántos niños en el mundo de los egoístas se morían de hambre, por enfermedad. etc., y era necesario ponerle coto a tal situación, esa fue una de las mayores causas que me impulsaron, para que algún día los niños de otros países, tanto los negritos, los indios, etc., sean felices...
Quieran y cuiden a su madre que ella ha sido muy buena. Espero que tendré noticias de ustedes, me confortaría saber que son pioneros o jóvenes comunistas. Los quiere su padre A.Briones.