Destacado dirigente sindical, que mantuvo una actitud intransigente e insobornable al servicio de la clase obrera, uno de los combatientes revolucionarios mas odiados por la oligarquía dominante en su época y también, por esas mismas razones, uno de los más queridos por los trabajadores.
Nació en Guanabacoa, en el seno de una familia humilde, lo que determinó su temprana incorporación al trabajo para ayudar a sus padres en el mantenimiento del hogar. De aprendiz pasa a torcedor de tabaco; y en 1919, a obrero cigarrero, profesión que ejerció durante su vida.
Por su tenacidad, capacidad organizativa y valentia, se hizo acreedor del respeto de sus compañeros y fue electo en 1918, primero como vicepresidente y mas tarde como presidente del Gremio del Escogedores de Tabaco. Su prestigio y autoridad como dirigente sindical fueron aumentando y cuando paso a cigarrero, resulto electo, en 1920, presidente del Sindicato de Obreros de la Industria de Cigarrería.
Participó activamente en los comites de auxilio a los obreros desempleados y en los comité Pro Primero de Mayo; presidió y organizó las huelgas en su sector, y apoyó las que efectuaron otros trabajadores. De tendencia ideológica y socialista, ingresó en la Agrupación Socialista de La Habana, donde en 1912 fue electo vicepresidente.
Realizo una amplia divulgación de las ideas socialistas y a favor de la educación política e ideológica del proletariado, no solo a través de la labor directa, sino también como administrador del periódico El Socialista, director del Boletín del Cigarro, y administrador del Boletín del Torcedor.
La actividad multifacética de Barreiro en el movimiento obrero y socialista provocó la reacción de las clases dominantes y por ello en muchas ocasiones fue detenido y sometido a procesos judiciales en los años 1917, 1923 y 1925, entre otros. Sufrió además amenazas de muerte y deportación, todo lo cual fue frecuente en su vida, dedicada a la causa del proletariado.
Participó activamente en los eventos más importantes de la clases obrera cubana para lograr la unidad sindical, como miembro de los comité circunstanciales; delegado al congreso obrero de la Federación Obrera de La Habana, al primer congreso convocado por dicha organización, en diciembre de 1924; al segundo, que sesionó en febrero de 1925 y al tercero, realizado en agosto de ese mismo año, en el que constituyó la Confederación Nacional Obrera de Cuba(CNOC).
Su vida política se desarrolló también en ascenso, por lo que en noviembre de 1918 fue electo presidente de la Agrupación Socialista de La Habana, la cual realizó una amplia campaña a favor de la Revolución de Octubre y otras tareas. Sin embargo debido a las contradicciones que existían en el seno de esta organización, los comunistas se separaron de ella, y junto a Carlos Baliño fundaron, el 18 de marzo de 1923, la Agrupación Comunista de La Habana, embrión del primer Partido Marxista-Leninista de Cuba.
Abandonó Cuba por orientaciones del Partido y regresó en 1928, pero al llegar fue deportado. En su exilio en Mexico siguió su labor revolucionaria y se incorporó a la Asociación de Nuevos Emigrados Revolucionarios(ANERC), fundada por Julio Antonio Mella, con quien mantenía estrechos lazos de amistad. Desde Mexico fue enviado al congreso de Montevideo, en mayo de 1929 donde se constituyo la Confederación Sindical Latinoamricana.
Llegó a Cuba en plena caída del gobierno tiránico de Gerardo Machado, en 1933, y volvió a ocupar la primera línea de combate a favor de los trabajadores. Se incorporó a su antiguo centro, la fábrica de cigarros “La Competidora”, a la vez que militaba en la organización partidista constituida en ese lugar. Participó en el IV Congreso de Unidad Sindical, en 1934 y en las luchas obreras del período.
Fue detenido después de la huelga de marzo de 1935. Los rigores de la lucha, las vicisitudes y los trabajos hicieron estragos en su salud, la que fue deteriorándose progresivamente. Murió en La Habana, a los 52 años de edad, el 21 de enero de 1937.