Investigador, musicólogo y promotor. Realiza una ardua labor en el rescate de numerosas muestras de sones populares, información biográfica y sociológica sobre destacados compositores e intérpretes cubanos.
Vinculado desde la niñez a intérpretes de trova y son de su región natal, géneros a los cuales se dedicó.
desde muy joven se afilió a las actividades revolucionarias. En 1943 militó en la Juventud Revolucionaria Cubana. En 1948 ingresó en la Juventud Ortodoxa. En 1953 fue elegido presidente del Buró Agrario de la FEU de la antigua provincia oriental, donde colaboró estrechamente con Frank País. En 1955 integró una de las primeras células del Movimiento 26 de Julio, en su ciudad natal. Debido a su actividad conspirativa fue hecho prisionero en varias ocasiones por el ejército de la tiranía. En 1958 se asentó, con carácter permanente, en La Habana, desde donde continuó su labor clandestina.
Después del triunfo revolucionario de 1959 concluyó sus estudios de Derecho en 1961 y ocupó responsabilidades en diferentes organismos del país (Ministerio de la Agricultura, Instituto Nacional de la Industria Turística y Ministerio de Justicia).
En febrero de 1969 comenzó a prestar sus servicios como investigador de música cubana en la Biblioteca Nacional José Martí. A falta de estudios musicales, poseía un buen oído, pero, sobre todo, vocación para emprender trabajos investigativos. En un primer momento, debió leer varios textos (especialmente de sociología), los cuales le posibilitaron seleccionar las técnicas que debía emplear en sus estudios.
Desde 1969 hasta su fallecimiento fue investigador de música cubana en la Biblioteca Nacional José Martí. Utilizaba la entrevista como principal técnica de indagación, y grabó más de cuatrocientas cintas magnetofónicas con testimonios y canciones de representantes de la música popular. Esta relevante colección constituye una valiosa fuente de primera mano para el estudio de diversos aspectos de la música nacional, además del archivo de documentos que logró recopilar.
Obtuvo en 1974 el Premio Nacional de Musicología Pablo Hernández Balaguer en la categoría de ensayo por el trabajo "Teodora Ginés, ¿mito o realidad histórica?" (Revista de la Biblioteca Nacional José Martí, XIII, 3, VII-VIII, 1971), en el cual esclarece un aspecto crucial para la musicología cubana en relación con los orígenes del son y su real antigüedad histórica.
Dejó inédito un documentado libro sobre el Trío Matamoros. Entre sus escritos musicales aparecen: "Sobre Graciano Gómez y su música", Revista de la Biblioteca Nacional José Martí, 1-1981; "Chepín no es Choven pero es lo mismo", Bohemia, La Habana, XI-1982; "De Guantánamo bajó el changüí”, ibíd.; "El son guantanamero: sus orígenes y fundamentos", Bohemia, VI-1983; Rita Montaner, con Ezequiel Rodríguez, LC, 1984, y "Algo de la trova en Santiago", Revista de la Biblioteca Nacional José Martí, I-1985.
Sin duda alguna, Alberto Muguercia ocupa un lugar respetable en la musicografía cubana. Las últimas dos décadas de su vida se caracterizaron por una sostenida y encomiable labor como investigador y promotor musical.