Arianne Lafita y Vittorio Galloro formados en la Escuela Cubana de Ballet triunfan por el mundo
En torno a los inicios en la danza, la formación recibida en la nación caribeña y el crecimiento artístico posterior, giró la entrevista a distancia con estos artistas residentes en la ciudad italiana de Reggio Emilia, donde comparten la vida en el hogar y los escenarios, con la enseñanza.
En nuestra carrera como pareja independiente, desde hace 10 años, señaló Arianne, 'siempre hemos sido reconocidos por nuestra técnica, porque la técnica cubana te identifica como un idioma, una marca, un sello'.
'Cuando alguno de nosotros sube a cualquiera de los más prestigiosos escenarios internacionales, enseguida nos identifican como cubanos por la calidad, belleza y la técnica maravillosa, diferente a la de otras escuelas del mundo', añadió Vittorio.
La historia de Arianne comenzó en Cárdenas, ciudad costera de la provincia de Matanzas, donde nació y dio sus primeros pasos en la gimnasia artística antes de ser seducida por la magia de la danza clásica a los siete años de edad.
Tras cinco años de estudio en la Escuela Vocacional de Arte Alfonso Pérez Isaac, en Matanzas, Arianne viajó a La Habana donde matriculó en la Escuela Nacional de Ballet Fernando Alonso. Allí se graduó como bailarina y profesora e integró el Ballet Nacional de Cuba, antes de pasar a la Compañía de Ballet Laura Alonso.
Mis estudios fundamentales, la base de mi carrera artística, los agradezco a la Escuela Cubana de Ballet y sus excelentes maestros, indicó.
La Escuela Cubana de Ballet, dijo, es una de las mejores a nivel internacional, con una reputación muy grande, un prestigio impresionante siendo Cuba una isla tan pequeña, apuntó Arianne, quien aseguró que en cada compañía prestigiosa del mundo hay siempre algún bailarín formado allá.
Vittorio nació en Nápoles donde incursionó desde muy temprano en el fútbol con la intención de seguir las huellas de Diego Armando Maradona, aunque a los 10 años comenzó a descubrir su realización en el ballet en una región de Italia donde no eran muchos los varones inclinados hacia esa manifestación artística.
Era tan raro, que a los varones a quienes les gustaba el ballet los aceptaban gratis. Napolitano, del Sur de Italia, se pueden imaginar cuanta discriminación había para los bailarines hombres, porque todo el mundo quería ser futbolista, expresó.
A los 12 años ingresó en la academia del Teatro San Carlo y a los 18 comenzó a sentir que le faltaba algo, hasta que en una edición del Concurso y Festival Vignale Danza, en la ciudad de Turín, conoció a bailarines cubanos y confiesa que cuando los vio actuar quedó convencido que así era como quería hacerlo él.
Con esa motivación realizó los trámites para estudiar en Cuba y una vez aprobada su solicitud viajó a La Habana e ingresó en el tercer año superior en la Escuela Nacional de Arte, para vivir 'la realización del sueño de mi vida' porque de allí 'salí bailarín, maestro, artista y mejor persona'.
Al explicar por qué escogió Cuba para su formación artística, Vittorio subrayó que en la Escuela Cubana de Ballet veía, especialmente en los hombres, una fuerte masculinidad en el escenario, 'un dominio inmenso en el pas de deux, el contacto con la mujer'.
Además, precisó, una técnica cristalina, virtuosa, la expresión en la escena y el entrenamiento mucho más saludable respecto a otras técnicas que muchas veces destruyen a los bailarines.
Una vez concluidos los estudios, en momentos diferentes, cada uno emprendió su carrera profesional sobre la cual Arianne se mostró 'muy afortunada y muy contenta', con gratos recuerdos de su estancia en la Compañía Laura Alonso donde se formó como primera bailarina.
Allí tuve momentos maravillosos trabajando con la maestra Laura y el maestro Fernando Alonso que en paz descanse, apuntó la joven bailarina quien en 2009 viajó a España donde trabajó durante dos años con el Víctor Ullate Ballet Comunidad de Madrid, compañía con la cual actuó en muchos países.
En 2011 conoció a Vittorio, quien la invitó a bailar juntos en una gala en homenaje a Rudolf Nureyev, en Milán.
Esa fue la primera vez que nos encontramos porque no habíamos coincidido en Cuba por la diferencia de edad, contó Vittorio, quien tras concluir sus estudios en La Habana actuó durante dos años en Gran Bretaña, Países Bajos, Estados Unidos, Hungría y la República Checa.
La primera presentación como dúo fue el punto de partida para una nueva etapa en la vida de Arianne y Vittorio quienes, impulsados por el amor y las numerosas invitaciones para galas y festivales en todo el mundo, decidieron seguir adelante como pareja, en la vida y el arte.
Cada momento lo vivíamos al máximo dando lo mejor de nosotros en cada escenario, incluso en pequeños teatros y plazas. El debut en la Ópera de Bucarest con el Don Quijote completo, en la versión cubana, fue una linda experiencia, quizás porque fue una de las primeras óperas, acotó Arianne.
Cuando recibimos esa invitación no éramos conocidos como ahora, apuntó Vittorio, porque era un reto que debían superar en un festival internacional de siete días en el cual cada pareja de bailarines invitados actuaba con un ballet completo y ellos lo hicieron con Don Quijote.
'Recuerdo la atmósfera y la genta que nos miraba con un poco de desconfianza, pero en horas, sobre el escenario, fue subiendo la adrenalina con cada paso y el gran ‘pas de deux' fue la apoteosis total al ver aquella sala llena, todo el mundo de pie con cuatro minutos de aplausos y varias salidas para saludar al público'.
'Entonces, nos dimos cuenta que habíamos creado algo mágico, histórico. Después ha habido muchos otros momentos, pero esa fue el debut internacional, a partir del cual crecieron aún más las invitaciones'
La pandemia y el futuro
Las invitaciones este año no han sido como en otros debido a la pandemia, en una situación en la cual hay bailarines de otras compañías que hace casi dos años no bailan, afirmó Arianne.
Por fortuna, añadió, hicimos dos espectáculos el año pasado en Italia, una gala en el teatro de Abano Terme, en Padua, y otra de estrellas internacionales en Volta Mantovana, en Lombardía, cuya madrina fue la diva de la danza italiana, Carla Facci.
En marzo de este año bailaron en el Teatro de la Ópera de Moldavia y actualmente trabajan en los preparativos para una gala en Gran Canaria, España, con la orquesta sinfónica el 4 de junio.
Entre los planes de la pareja está bailar pronto en Cuba, proyecto que debieron concretar el año pasado pero frustrado por la pandemia.
Arianne subrayó que esa 'es una de las emociones que esperamos sucederá', regresar a bailar en Cuba para nuestro público, nuestros maestros y nuestra escuela que nos ha dado tanto mundialmente.
Vittorio, por su parte, dijo que 'es un sueño porque después de tantos años es ahora que nosotros podemos darle algo a Cuba, especialmente al público cubano que tanto nos ha dado y representamos por todo el mundo'.