Alicia Alonso, «entrega sin límites desde el corazón»
«El nombre de Alicia está inscrito con honores en los libros de historia universal de la danza. Quienes la conocimos e intercambiamos con ella en vida, nos sentimos afortunados, al igual que el público que algún día pudo disfrutar de su arte», ha expresado Viengsay Valdés, directora del Ballet Nacional de Cuba, en ocasión de conmemorarse este venidero 17 de octubre, el primer aniversario del fallecimiento de la prima ballerina assoluta.
La desaparición física de «la más extraordinaria bailarina clásica nacida en Cuba» fue una dolorosa pérdida para el arte, la cultura y el pueblo cubano, pues, al decir de Valdés, «la constancia, la exigencia, la calidad interpretativa y técnica, la pasión por la danza y la determinación de Alonso, son cualidades que pocos artistas reúnen. En ella se conjugaron estos valores para mostrar a una bailarina capaz de dejar huellas en cualquier escenario» y, ciertamente, es eximia figura de nuestro ballet, y fue símbolo de cubanía en cada teatro del mundo donde se presentó.
«Alicia fue única en su manera de bailar y es el paradigma de la escuela cubana de ballet. Su gusto estético y temperamento hoy nos identifican en cualquier parte del mundo.
«En un periodo tan difícil como este que atravesamos, marcado por una pandemia, los artistas necesitaremos aferrarnos cada vez más a su ideal de bailarina, a esa entrega sin límites desde el corazón, a la voluntad férrea de pulir hasta los mínimos detalles técnicos, a la autoexigencia y el compromiso con la danza.
«En el año de su centenario no hemos podido honrarle a la altura que se merece y que deseamos. A partir del día de su cumpleaños, el próximo 21 de diciembre, ampliaremos el homenaje hasta el siguiente 2021, a fin de poder cumplir con la gloria que le corresponde», manifestó Viengsay Valdés.
Alicia Ernestina de la Caridad del Cobre Martínez del Hoyo
bailarina, coreógrafa, prima ballerina assoluta, directora del ballet nacional de cuba
Alicia es es una de las personalidades más relevantes en la historia de la danza mundial y constituye la figura cimera del ballet clásico en el ámbito iberoamericano. Inició sus estudios en La Habana en 1931, en la Escuela de Ballet de la Sociedad Pro-Arte Musical. Más tarde se trasladó a los Estados Unidos y continuó su formación con Enrico Zanfretta, Alexandra Fedórova y varios profesores eminentes de la School of American Ballet.