María Teresa Freyre de Andrade Escardó

María Teresa  Freyre de Andrade Escardó
Nacimiento:  
27
/
1
/
1896
Fallecimiento:  
20
/
8
/
1975

Fundadora de la bibliotecología cubana; bibliógrafa y bibliotecaria de la Biblioteca Nacional José Martí, institución de la cual fue la primera directora al triunfar la Revolución Cubana, fundadora de las principales asociaciones bibliotecarias, ejerció la docencia relacionada con la bibliotecología y publicó diversos folletos y artículos relacionados con la técnica bibliotecaria en los que expuso sus ideas, preocupaciones e iniciativas en este campo de las ciencias sociales.

Nació en la ciudad estadounidense de San Agustín de la Florida, donde su padre, Fernando Freyre de Andrade, buscó refugio seguro para su familia y luego volvió a Cuba para unirse a la lucha independentista, donde alcanzó el grado de general.

En París estudió en la Universidad de la Sorbona, donde se tituló como profesora de Francés y de Técnica Bibliotecaria.

En 1936, de abril a julio, ella trabajó y tomó un cursillo en la biblioteca infantil L'Heure de Joyeuse de la Prefectura del Sena, donde se le expidió una certificación que consignaba las grandes aptitudes que poseía para el trabajo en bibliotecas públicas.

Del 1 de diciembre de 1936 al 15 de noviembre de 1937, ella trabajó y estudió los métodos de las bibliotecas francesas en Sorbonne. En 1938, se graduó de la Ecole de Chartes con el Diplome Technique de Bibliothecaire

Después de su regreso a Cuba, el 29 de septiembre del 1938, tras haberle realizado los exámenes correspondientes, el Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana le otorgó el título de Bachiller en Letras y Ciencias.

En el curso 1938-1939, matriculó la carrera de Ciencias Políticas, Sociales y Económicas. Estudió Derecho Diplomático y Consular y Derecho Administrativo, y concluyó la carrera en el curso académico de 1941-1942.

En años posteriores, obtuvo una beca de la American Library Association ALA y viajó a los Estados Unidos donde matriculó dos cursos de literatura infantil, uno, en la Universidad de Columbia y otro, en la Escuela de Bibliotecarios de Pratt Institute.

Después de varios títulos obtenidos en el extranjero, ninguno de ellos de nivel universitario, a la edad de 42 años, ingresó a la Universidad de La Habana.

El gobierno de turno en Cuba mal representado por el tirano Gerardo Machado Morales, se ensañó con su familia y asesinó el mismo día a sus tíos Gonzalo, Leopoldo y Guillermo Freyre de Andrade, el 27 de septiembre de 1932. Fue entonces cuando partió por primera vez hacia el exilio en Francia y desde París realiza una intensa actividad contra el régimen de Machado. Mantuvo una intensa actividad política del lado de los que defendían las nobles causas, siempre en busca de una trinchera más para luchar por Cuba.

Fue postulada como Senadora por el Partido del Pueblo Cubano (ortodoxo) en el año 1948 y sufrió prisión, en la cárcel de Guanabacoa, en varias ocasiones, después del Asalto al Palacio Presidencial, según testimonio de su incondicional amiga Regla Peraza, quien la visitó en este lugar. Por la misma causa, María Teresa tuvo que asilarse en la Embajada de México; más tarde viajó de México hacia Francia. Por su frontal oposición a la tiranía de Fulgencio Batista, se vio precisada a salir hacia el exilio en 1957 por segunda vez.

Entre enero y marzo de 1941, impartió ocho lecciones de un curso titulado “Lecciones preliminares sobre el manejo y apreciación del libro y uso de las bibliotecas.”

En octubre de 1942, el Lyceum y Lawn Tennis Club, en colaboración con la Asociación Bibliotecaria Cubana, empezó su segundo curso de Biblioteconomía que duró hasta Marzo de 1943. En esta ocasión, otra vez impartió la asignatura de “Obras de consulta y bibliografía” .

Dictó, en abril de 1947, un cursillo de 12 lecciones sobre “El Arte de contar cuentos” para los niños.
Con Raquel Robés, impartió un curso sobre “Bibliotecas escolares para maestros” .

Cuando surgió la Escuela de Servicio de Bibliotecas explicó en el plantel la asignatura denominada: Referencia.

A finales de los años 30, con una vocación bien definida, empezó a desarrollar una serie de actividades relacionadas con las bibliotecas. Durante su vida, se vinculó con diversas asociaciones e instituciones, como la Comisión Nacional de Cooperación Intelectual, la Asociación Bibliotecaria Cubana, la Universidad de La Habana, el Lyceum Lawn Tennis Club, la Asociación Cubana de Bibliotecarios, la Asociación Nacional de Profesionales de Bibliotecas, la UNESCO, la Biblioteca Nacional.

En todas estas organizaciones se destacó como difusora y defensora de la labor bibliotecaria. Su trabajo trascendió los límites de las bibliotecas, ella impartió conferencias, preparó cursos, realizó entrevistas para la prensa plana y radial, participó en congresos, publicó artículos en periódicos y revistas de la época.

Toda su vida, la dedicó al estudio y desarrollo de las bibliotecas y de la cultura en general, fue una ferviente luchadora por su masividad y por el acceso a las bibliotecas de los sectores más humildes de la sociedad. Fundó escuelas para la formación bibliotecaria en momentos en que el país necesitaba de personal calificado para el desempeño de esta bella labor y demostró una preclara visión al priorizar la formación bibliotecaria, a la que siempre concedió una gran importancia.

Fue una ferviente promotora del libro y la lectura y abogó por la divulgación y generalización del servicio de bibliotecas populares y el bibliobús. A pesar de los innumerables aportes de María Teresa a las ciencias bibliotecológicas en Cuba y de ser una figura importante para la cultura nacional, nunca se reconoció su trabajo por medio de estímulo alguno durante su vida. No es hasta los años 90, que su nombre comienza a escucharse nuevamente, se realizan exposiciones, conversatorios y encuentros entre quienes la conocieron en el plano personal y laboral o han tratado distintos aspectos de su vida y obra.

En el 2004, la Asociación Cubana de Bibliotecarios oficializó la creación del Premio Nacional María Teresa Freyre de Andrade , que se otorga a personalidades destacadas por su trabajo en las bibliotecas públicas. Igualmente, la Asociación de Historiadores de Cuba creó, con carácter nacional, una distinción con el nombre de esta ejemplar mujer para aquellos bibliotecarios que apoyan la labor de los historiadores.

Creación de la Red de Bibliotecas Públicas
La situación de las bibliotecas públicas en Cuba era tan precaria que, al triunfar la Revolución, la Biblioteca , en su doble función de Nacional y Pública, asumió la dirección metodológica del resto de las bibliotecas. En los primeros años de la década de los años 60, se creó la Dirección Nacional de Bibliotecas (DGB), bajo la dirección María Teresa.

Esto posibilitó que pusieran en práctica sus ideas sobre la integración de las bibliotecas existentes en el país. En esta etapa, ella no sólo las integró, sino que aumentó su número y creó una Red Nacional de Bibliotecas Públicas. En calidad de Directora de la DGB, atendía a cada una de estas bibliotecas personalmente y siempre, 2 ó 3 veces al año, viajaba a las provincias para controlar el buen funcionamiento de todas y cada una de las bibliotecas que integraban la red.

La Red de Bibliotecas Públicas posibilitó cumplir con el viejo anhelo de María Teresa de dotar a cada provincia, municipio, batey o caserío de una pequeña institución que permitiera a los pobladores satisfacer sus necesidades de información. Con esa verdadera revolución informacional, María Teresa se sintió satisfecha por ser parte de esta actividad. A pesar de su edad y el estado de salud, se sentía útil, se sentía ya cansada.

Capacitación bibliotecaria
La formación y superación profesional del personal que laboraba en las instituciones bibliotecarias era muy importante para María Teresa. Conciente de la necesidad de personal técnico, ante la extensión y aumento de la cantidad de bibliotecas y de sus servicios, ella, en 1962, fundó y dirigió, en sus primeros años, la Escuela de Capacitación de Técnicos de Bibliotecas con un programa que comprendía clases teóricas y trabajo práctico en la Nacional. A la par con los residentes en la capital, en la escuela, se admitían a los becarios de todas las provincias. Para ingresar en esta escuela, era necesario someterse a un riguroso examen que contaba como colofón con una entrevista, realizada por la propia María Teresa. Ella también revisaba cada plan de estudios que se implantaba.

En Lyceum y Lawn Tennis Club
A su regreso de Francia, en 1938, se incorporó al Lyceum que para aquel entonces contaba con una de las mejores bibliotecas del país y estaba enfrascado en la búsqueda de posibilidades para abrir una biblioteca pública. Ante todo, María Teresa no sólo participó activamente en la organización de la nueva biblioteca, sino que también fue su directora. Implantó en ésta, por primera vez en Cuba, la estantería abierta y el servicio circulante para el público externo.

Dicha biblioteca, según testimonios de Audry Mancebo, poseía, en un lugar visible, un plano que mostraba el ordenamiento de los libros en los anaqueles y había una bibliotecaria que orientaba a los usuarios y ejecutaba los procesos técnicos del catálogo. María Teresa, se incorporó también a la labor que realizaba el Lyceum, desde el 1936, en la formación de los bibliotecarios. Sobre la base de sus conocimientos, impartió varios cursos de distintos temas.

Formó parte del claustro de los profesores que, en 1940, ofreció el primer curso de la Escuela de Servicios de Biblioteca, creada por la Asociación Bibliotecaria Cubana con los auspicios del Lyceum. En este curso, tuvo a su cargo la asignatura de “Obras de consulta y de bibliografía”. Era la primera vez que se incluía esta temática dentro de la actividad pedagógica bibliotecaria en Cuba; anteriormente, en el curso de María Villar Buceta, realizado en el propio Lyceum, se incluían las asignaturas de lenguaje, escritura, burocracia bibliotecaria, encuadernación, clasificación, psicología del lector, catalogación, musicalia y mapoteca.

Asociaciones profesionales de bibliotecarios
No podía faltar la integración de María Teresa, como parte activa en las asociaciones bibliotecarias de la época, ella fue fundadora y hasta gestora de algunas de ellas. En 1938, se le designó como Vocal de la Subcomisión de Bibliotecas, Archivos y Bibliografía de la Comisión Nacional de Cooperación Intelectual.

Asociación Bibliotecaria Cubana (ABC)
En el 1938, participó intensamente como integrante de la Comisión Organizadora de la Asamblea Nacional Pro Bibliotecas, que se celebró en el mes de noviembre en el Salón de Actos de la Escuela de Ingenieros y Arquitectos de la Universidad de La Habana. Fue el primer intento de aunar esfuerzos por el desarrollo de las bibliotecas en el país y encauzar las gestiones esporádicas que se realizaban en beneficio del servicio social del libro. En esta asamblea, fue elegida vicepresidenta de la mesa ejecutiva y vicepresidenta del comité permanente, encargado de velar por el cumplimiento de sus acuerdos.

A pesar de haber tenido responsabilidades en la organización del evento, María Teresa no intervino como ponente en las sesiones de trabajo. Uno de los acuerdos tomados en esta asamblea fue la organización de una asociación que agrupara a todos los bibliotecarios y amigos del libro; dicho acuerdo llevó a la creación, en abril de 1939, de la Asociación Bibliotecaria Cubana.

En este año, fue la vicepresidenta de la organización; en 1940, formó parte de su mesa ejecutiva y en 1941, pasó a ocupar la presidencia. Cabe destacar que durante el período en que formó parte de su mesa ejecutiva impulsó y dirigió la biblioteca infantil y el servicio público de bibliobús y colaboró en la campaña desarrollada por esta asociación a favor de las bibliotecas populares. El mismo año, María Teresa consiguió la ayuda técnica necesaria para desarrollar el proyecto de creación de la biblioteca de la Escuela Normal para maestros de La Habana.

Con este fin, creó y presidió una pequeña comisión, integrada por Antonio Alemán Ruiz, el Secretario de la ABC y Jorge L. Diviñó, arquitecto y profesor de la Universidad de La Habana. En el año 1942, María Teresa participó, en representación de la ABC, en el Primer Congreso de Archiveros, Bibliotecarios y Conservadores de Museos del Caribe, celebrado en La Habana del 14 al 18 de octubre.

Asociación Cubana de Bibliotecarios (ACB)
En enero de 1948, en el Lyceum, se celebró una reunión en honor a Marieta Daniels, representante de la Biblioteca del Congreso de Washington. Allí, María Teresa lanzó la idea de constituir una asociación que reuniese a todos los bibliotecarios del país, que fue acogida con gran beneplácito entre los participantes. María Teresa, en el poco tiempo que estuvo al frente de la vocalía de propaganda de la ACB, tuvo logros significativos.

Visitó las provincias con el fin de fomentar el interés profesional, realizar actividades a favor de su causa e intercambiar impresiones y experiencias. Logró el apoyo de la prensa en cuanto a la divulgación de la constitución de la ACB, de sus objetivos, planes y proyectos. Propuso que la Asociación otorgase una beca de estudios en los cursos de Ciencia Bibliotecaria de la Escuela de Verano y logró que el Consejo de Redacción del Diario de la Marina cediera dos columnas de su edición dominical para una sección fija, titulada “ Sobre bibliotecas” , para los artículos de corte bibliotecológico.

La convocatoria para la reelección de la directiva de la ACB , al año siguiente, se hizo en ausencia de María Teresa, que por encargo de la UNESCO, trabajaba en Francia. Tal vez, esa fue la razón por la que ella no fue electa para ningún cargo, aunque siempre se asesoró las diversas actividades, desarrolladas por la asociación, en la que, por motivos personales, causó baja en Junio de 1952.

Asociación Nacional de Profesionales de Bibliotecas
Fue fundadora, en 1955, de esta asociación que, posteriormente, se convirtió en el Colegio Nacional de Profesionales Universitarios. El órgano oficial de estas asociaciones lo constituyó la revista Cuba Bibliotecológica. Bajo los auspicios de la Asociación, y la colaboración del Centro Regional de la UNESCO en el Hemisferio Occidental y de la Escuela de Bibliotecarios de la Universidad de La Habana , se celebraron, del 15 al 18 de abril de 1953, las Primeras Jornadas Bibliotecológicas. María Teresa, presidenta de la comisión organizadora, En 1954, del 4 al 8 de mayo, se celebraron las Segundas Jornadas Bibliotecológicas, en las que María Teresa fungió como vicepresidenta y coordinadora de la comisión organizadora.

En esta edición, el trabajo del evento estuvo dirigido a la reunión de los profesores y maestros para que, en estrecha colaboración con los bibliotecarios, tomaran parte en los debates que se produjeran alrededor de los trabajos de base. Así, se pretendía lograr un práctico intercambio de ideas en beneficio de maestros, bibliotecarios y alumnos y despertar el interés de los maestros hacia las actividades de la biblioteca.

Organizaciones internacionales
Como se refirió en párrafos anteriores, María Teresa pasó un tiempo trabajando fuera de Cuba. El 4 de noviembre de 1949 ella fue designada para ocupar el cargo de programme specialist (especialista de programa) en la UNESCO en París, por espacio de un año. La División de Bibliotecas abarcaba todos los aspectos de la materia: bibliografía, documentación y bonos, fomento de bibliotecas públicas, etcétera. María Teresa laboró en estrecho contacto con todos los sectores del campo bibliotecario a nivel mundial, y fue Senior Assistant de Edward J. Carter, director de la División.

El trabajo en la UNESCO, le permitió a María Teresa realizar diversas tareas en múltiples países europeos, y adquirir una gran experiencia que le sirvió para su posterior desempeño en el trabajo en Cuba. Realizó varias funciones en el desarrollo de este cargo, participó en la preparación de los “ Manuales de bibliotecas públicas” de la UNESCO y de las bibliografías para el “ Cursillo superior de la UNESCO”, de 1951, sobre la función de las “Bibliotecas en la educación de los adultos”, que tuvo 4 semanas de duración. En relación a este cursillo, preparó un seminario, y para ello visitó las ciudades de Malmo, Norrköping y Estocolmo, encomendada por el propio Director General de la UNESCO , Jaime Torres Bodet. Como parte de su trabajo, del 7 al 10 de noviembre de 1949, ella participó en el Congreso para la Organización de la Biblioteca a Escala Internacional.

Como la selección de María Teresa por parte de la UNESCO honraba no sólo a ella, sino a todos los bibliotecarios cubanos, sus compañeros de trabajo y sus alumnos le ofrecieron en los salones delLyceum Lawn Tennis Club una actividad de despedida. Su regreso a Cuba fue igualmente agasajado por amigos, compañeros y estudiantes. El trabajo desarrollado en la UNESCO por María Teresa mereció la felicitación de la alta dirección de esta organización.

Universidad de La Habana
Desde 1938, en la Universidad de La Habana. Allí, en la Biblioteca General, recepcionó y organizó la colección donada por la viuda de José Antolín del Cueto. Confeccionó y publicó el respectivo catálogo. En esta biblioteca, ella también se desempeñó como Oficial de Bibliotecas Anexas, cargo que más tarde se denominó Oficial Encargado de Donaciones, Folletos y Libros Duplicados. A partir de diciembre de 1943, María Teresa fue nombrada como Jefa del Departamento de Hemeroteca.

También en la Universidad de La Habana, ella se incorporó activamente al funcionamiento de las Escuelas de Verano en la especialidad. Estos cursos, debido a su corta duración, abarcaban sólo las materias esenciales de esta ciencia. María Teresa, con su vasta experiencia en la materia, impartió allí la asignatura de “Bibliografía y referencia”. El 22 de mayo de 1947, ella fue designada Directora de los Cursos de Biblioteca de estas Escuelas, en sustitución de Jorge Aguayo.

El colectivo de profesores que atendía las Escuelas de Verano había realizado estudios en escuelas e instituciones extranjeras, de primer orden en esta disciplina. Al crearse, en 1950, la Escuela de Bibliotecarios, adjunta a la Facultad de Filosofía y Letras, ganó, en oposición con Isabel Pruna, la Cátedra de Bibliografía y Referencia. En 1955, el Consejo Universitario le otorgó un título de fundadora de esta escuela.

En 1945, María Teresa viajó a los Estados Unidos de Norteamérica como becaria, comisionada por la propia Universidad por intermedio de la American Library Association, cuyo Jefe de Relaciones Internacionales la invitó a trabajar 4 meses en la Biblioteca Pública de New York. En este viaje, María Teresa pudo palpar el avance de esta biblioteca en cuanto a la extensión bibliotecaria y el préstamo a las escuelas en apoyo a la docencia, donde la biblioteca pública actuaba como una central distribuidora. Una vez más, María Teresa comprobó la utilidad de sus ideas expresadas en Cuba y la posibilidad de adaptación de las experiencias observadas a las condiciones nacionales. Por otro lado, ella reafirmó su convicción que lo que hacía falta era interés, personal calificado y presupuesto fijo y continuado.

Directora de la Biblioteca Nacional
En enero de 1959, al triunfar la Revolución, María Teresa se encontraba en el exilio en París, a donde tuvo que viajar después del asalto al Palacio Presidencial. Fue llamada por sus méritos y amplios conocimientos para ocupar la dirección de la Biblioteca Nacional José Martí, labor que asumió el 24 de febrero de ese año hasta 1967. Consciente de las funciones de una Biblioteca Nacional, realizó, sin embargo, transformaciones atípicas, sin precedentes en otros países, pero necesarias en las condiciones históricas que el país vivía: Sala Juvenil, Departamento de Extensión Bibliotecaria, Campaña de Lectura Popular, Biblioteca Circulante y el Departamento Metódico, con su Sala de Ciencia y Técnica, son algunos ejemplos.

Reestructuración organizacional de la Biblioteca Nacional
En enero de 1959, la Biblioteca poseía 5 departamentos: Hemeroteca, Sala de Lectura, Restauración y Encuadernación, Almacenes y Departamento de Fostat, Laminación y Microfilm. Modificó esta estructura. De enero a mayo de 1959, se crearon los siguientes departamentos, encabezados por las graduadas de la especialidad:

Selección y adquisición (Regina Trobo)
Consulta y referencia (Blanca Bahamondes)
Clasificación y catalogación (Dolores Rovirosa)
Actividades culturales (Estela Giroud)
Relaciones públicas y publicidad
En junio de 1959, se proyectó la creación de la:

Biblioteca pública circulante.
Biblioteca juvenil (Audry Mancebo)
Sala de Música (con sus asesoras María Teresa Linares y Argeliers León)
Sala de Arte (con la asesoría de Graziella Pogolotti)
Para esta fecha existían en la biblioteca, los departamentos de:

Hemeroteca.
Salas de lectura.
Restauración y encuadernación.
Almacenes.
Departamento de fotostat, laminación y microfilm.
Estos últimos sufrieron modificaciones. Así, desde el diciembre de 1959, la Biblioteca quedó dividida en 5 departamentos, los que a su vez se subdividieron en otros, cuya organización fue la siguiente:

Biblioteca Nacional y de Investigación:
Selección y adquisición de libros y otros materiales impresos y manuscritos.
Catalogación y clasificación.
Consulta y referencia. Consejero de lectura.
Investigación bibliográfica, Ordenamiento de la colección cubana y catálogo colectivo.
Reserva (libros valiosos).
Hemeroteca.
Salas de lectura.
Música y artes plásticas.
Actividades culturales: conferencias, cursillos, comentarios de libros, exposiciones.
Canje.
Departamento de Publicaciones.
Departamento de Relaciones Públicas y Publicidad.
Departamento de Encuadernación y Restauración.
Mimeógrafo, Termofax, Microfilm y Laminación.
María Teresa se sintió satisfecha con toda la labor desplegada para la bibliotecología en Cuba y que tanto aportaba a la cultura cubana, pero su trabajo no terminó ahí, sino que continuó para que en cada provincia se fundara una biblioteca pública.

Muerte
Tras una vida dedicada a su país y a su profesión, falleció a las 7:20 a.m. del 20 de agosto de 1975 en La Habana con 79 años y sus restos reposan en el cementerio capitalino de Colón.

Publicaciones
Creó en 1930 la revista para niños titulada “Mañana”, en la que colaboraron destacados intelectuales progresistas de la Isla.

En Francia publicó en 1933 un folleto junto a Enrique Martínez y en nombre del Comité de Jóvenes Revolucionarios Cubanos, titulado “El terror en Cuba”, con el fin de dar a conocer en otras latitudes las atrocidades que se cometían en la patria de Martí.

El 3 de enero de 1940, al celebrarse en el Ateneo de la Habana, la primera sesión de trabajo de esta Asociación, María Teresa leyó su ponencia titulada “Hacia la Biblioteca Popular”, un documento de gran valor por las ideas e iniciativas propuestas sobre este tipo de bibliotecas y su implantación en Cuba.
En el año 1952, en el número 31 de la revista Lyceum un artículo titulado “El Arte de contar cuentos”
En 1941, María Teresa, logró obtener en el periódico El Mundo una sección que bajo el título de Bibliotecas aparecía en su magazín dominical El Nuevo Mundo. Con artículos como “Técnica y Amateurismo y “La división del trabajo en las bibliotecas”, partes I y II.

En 1941 publica “Dos ensayos sobre bibliotecas escolares”

En 1942 publicó un folleto “El servicio de bibliografía y referencia y la adquisición de libros en una biblioteca”.

En 1954, del 4 al 8 de mayo, durante las Segundas Jornadas Bibliotecológicas presentó una ponencia titulada “El servicio de consulta y referencia en las bibliotecas universitarias”.

En 1963, surge por la iniciativa de María Teresa, el boletín Bibliotecas en el cual publicó diversos artículos.