Los habaneros podrán ver a Ana de Armas en Blonde en el cine Yara y en la Cinemateca de Cuba
En los cines Yara y Chaplin se exhibirá el filme estadounidense del director australiano Andrew Dominik, protagonizado por la cubana Ana de Armas.
“Blonde” es una adaptación de la novela homónima de la escritora Joyce Carol Oates, que mezcla datos reales y ficticios para adentrarse en la vida de la actriz.
Blonde no es un filme biográfico, un biopic (biographical picture), sino algo bien distinto: la ficcionalización de una vida a partir de la novela homónima de Joyce Carol Oates, que aquí no voy a discutir. Este es el botón de ignición a la hora de emprender cualquier acercamiento al filme del director neozelandés Andrew Dominik que acaba de estrenarse en Netflix el pasado 28 de septiembre. Advertirlo supone avisar al lector sobre una especie de carta blanca para fabular que, al final de la jornada, termina como el gran talón de Aquiles de un filme genéticamente torvo, brusco y viscoso acerca de la dualidad Norma Jeane/Marilyn Monroe (MM), uno de los iconos más poderosos de la cultura popular estadounidense de todos los tiempos.
Uno de los escasos méritos de Blonde es la actuación de Ana Celia de Armas Caso, una cubana nacida en 1988 y criada en el pueblito de Santa Cruz del Norte, a una galaxia de Hollywood, y hasta ahora solo conocido, si acaso, por su fábrica de rones. Es ya la nueva adquisición de la industria en filmes como No Time to Die (2020), donde interpreta el papel de una cubana agente de la CIA junto al James Bond de la hora, el actor Daniel Craig. O esa muchacha que trabaja junto a Keanu Reeves en Knock, Knock (2015). Con su actuación en Blonde, de Armas supera la labor de actrices que antes han encarnado a MM en el celuloide, en particular a Mysty Rowe (Goodbye Norma Jean, 1976) y Michelle Williams (My Week with Marilyn, 2011).
Y no es de poca monta haberlo logrado a pesar de su etnicidad, desafío que productores como Brad Pitt aceptaron desde el inicio. La decisión hay que verla en el contexto de un movimiento dirigido a romper los roles tradicionales de las minorías en Hollywood, en particular de los latinos o hispanos, visible en los protagónicos otorgados de un tiempo a esta parte a actrices como la española Penélope Cruz o la mexicana Salma Hayek y los españoles Antonio Banderas y Javier Bardem. De Armas en efecto no es ni estadounidense, ni bilingüe, ni bicultural y a pesar de ello le dieron la tarea de encarnar a uno de los mitos más poderosos no solo de Estados Unidos sino del siglo XX.
Ana Celia de Armas Caso
actriz, artes
La escuela nacional de teatro de Cuba tuvo el privigelio de contar a sus catorce años con Ana de Armas, cuyo primer éxito cinematográfico vino con el filme Una rosa de Francia, que protagonizó junto a Álex González, con solo 16 años. Más tarde actuó en otras películas como Madrigal y el telefilm "El Edén perdido"